La literatura, la bien amada literatura, siempre se antoja como un paradigma interesante de egos, ayudas, amistades y puñales; posiblemente, un fenómeno que no es sólo peruano, sino que se extrapola en diferentes estratos de diversos países. La libertad de la palabra permite romper los esquemas de un texto convencional y deambular entre lo académico y lo testimonial, entre lo objetivo y lo subjetivo (que es otra forma de conocer la realidad). Sin embargo, este fenómeno que hace varios años sólo ocurría en lo presencial y los soportes impresos, después debió mudarse a un espacio virtual. No es preciso decir que la pandemia, por ejemplo, obligó a los gestores a navegar en el mar de la virtualidad. Pero sí es justo reconocer que fue una urgencia que motivó la creatividad y el traslado de los mismos.
Categoría: Dosier
Dosier trimestral de creación y crítica
El Útero: microcosmos interdisciplinario de artes
Fotografías cortesía El Útero
A mediados de este año, por invitación de Piso 16. Laboratorio de iniciativas culturales de la UNAM, Primera Página participó en el Mercado de Industrias Creativas Europa – Latinoamérica organizado desde Madrid, España. La dinámica consistía en lo siguiente: a través de una plataforma, solicitábamos reuniones con iniciativas e instancias culturales de Latinoamérica y España; si alguna estaba interesada y aceptaba, se programaba una breve reunión virtual según la disponibilidad de ambas partes. Quince minutos debían ser suficientes para generar vinculaciones; es decir, apenas intercambiar contactos y, con mucha suerte, sugerir alguna ruta de colaboración con la esperanza de retomarla en una charla posterior.
Reserva Films: terror y fantasía al alcance de la mano
Fotografías cortesía de Reserva Films
El terror, en cualquiera de sus manifestaciones —literaria, cinematográfica, pictórica—, no deja indiferente a nadie. Puede causarnos emoción, ansiedad o repulsión, pero siempre despierta algo en nosotrxs y en nuestra psique. Quizá por esto se ha consolidado como el género más visto en cines por la población mexicana —podría argumentarse que el favorito—, muy por encima de la acción y el romance, los otros dos géneros preponderantes.
El vertedero y unos tankas – Poemas de Marcela Chávez
El vertedero
Hurgo un rato en memorias viejas
para entrever un par de mis historias
En ocasiones como ésta
entiendo que acostumbro a olvidar
millares de cosas pequeñas
Nada nuevo
Mi memoria es masoquista, avanza con egoísmo
y elimina los recuerdos de mi ojo malo:
una hilera de caminos dispares
las paredes pintadas de los baños
las huellas en la arena de la arena del mar
mi confesionario hecho hace tres años
Borradas se desvanecen en el pantano
del pasado
Es mi memoria selectiva, memoria injusta
como si conformaran una pila insignificante los días
Hasta que en ratos así hurgo
y descubro un par de recuerdos pequeños
cosas valiosas
Tres cuentos para un relato – De Duncan Axel P. H.
No es tu nombre
No es tu nombre, no. No es tu nombre el que saborea mi lengua, carajo. Ni es tuya la piel que me penetra, no. Tampoco son tus labios ni es la voz la tuya cuando nos dejamos por fin en paz y llega el adiós sin atrevernos a mirar.
Fundidas las estrellas, sé que no estarás y aun así te busco. Una noche, eso fue todo, tal vez menos, un rato y nada más. ¿Cuál era tu nombre? ¿Cuál era tu maldito nombre, carajo? ¿Cómo pude olvidar tu nombre?
La cuerda – Ensayo de Ana Mayela De Velázquez Farfán
Me acuerdo de cuando fui repostera, la primera vez que hice flan me quemé el brazo izquierdo con caramelo. Todavía tengo la cicatriz.
Me acuerdo de que el ombligo es una cicatriz.
Savia y sombra: entre la memoria y el olvido – Poemas Mario Benavides Fernández
Exilio
La infancia: aquella fue una edad mirífica,
de aromas inolvidables y dulces juegos,
al arrullo de una voz misteriosa
que desde el follaje nos llamaba al atardecer.
Nunca conocimos del todo aquel país,
pero la fragancia salutífera de los eucaliptos
y aquel leve temblor de una brizna de hierba
entre nuestros dedos infantiles,
nos conducían por azules senderos nocturnos,
entre seres luminosos
de lentos párpados vegetales.
Después, nos dispersamos sobre la faz de la tierra.
En sus áridos caminos
nunca hallamos esa dulce vibración del viento
entre la seda mágica hilada por árboles fragantes.
Voces. Sombras.
Huellas de una luz perfecta
extinguida hace mucho tiempo,
y el comienzo de una esperanza,
en el débil fulgor
de esa llama declinante
que se agita
en el abismo de la memoria.
La condena del recuerdo, la potencia de la memoria – Ensayo de Diego Safa Valenzuela
En 2016 visité el Espacio Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA) en Buenos Aires, Argentina. ESMA fue uno de los centros de detención, tortura y exterminio durante la dictadura. Recuerdo que al final del recorrido la guía nos preguntó si alguien quería decir algo. La mezcla de afectos me desbordaba para decir cualquier cosa, así que sólo conseguí agradecerles. Ella me puso la mano en el hombro, consciente de que estaba a punto de llorar; me dijo a mí y al resto del grupo de visitantes que ésta era la manera en que les gustaba hacer memoria.
Añoranza – Cuento de Leonorah Izher
Para Silvia:
Hace dos días, al fin crucé la frontera hacia Estados Unidos. El viento en extremo caluroso me asfixia y seca mi boca. Aún no puedo hallar recuerdos de la vida que adoraba, sin percatarme de ello. No ha pasado mucho tiempo, desde que sólo éramos dos niños de secundaria y me era impensable desistir de ti, de alejarme de la infinitud de tus manos que adorné con pulseras y anillos dorados… Aunque al verlas así, evidencié mis contrariedades, pues necio andaba en ataviar lo que ya poseía la máxima de las virtudes: la bondad de ofrecer. Aunque, irremediablemente, llegó la despedida, todavía conservo entre la polifonía de mi mente tu promesa. Vislumbro que, la realidad no es este continuum de suposiciones que hago para el futuro, sino la colisión de los infortunios que he presenciado, tan verdaderos como las olas del río.
De cuando le gritaron “india” a mi mamá – Cuento de Victoria Sohe
Antes de que nos olviden
Caifanes, “Antes de que nos olviden”
Haremos historia
No andaremos de rodillas
El alma no tiene la culpa
Los primeros dos recuerdos de mi vida son del cuarto en el que vivíamos en Veracruz. Aparecen en mi mente como dos nubes y las lluevo en un margen de dos punto cinco, con Times New Roman, para que no se me olviden: el primero soy yo saltando en la cama y después cayéndome y golpeándome la cabeza; el segundo, mi mamá y yo en el marco de la puerta, esperando que los policías se vayan para huir al Distrito Federal. Pero está un recuerdo en particular que no tengo que escribir para recordarlo, sino que se me viene a la mente cada cierto tiempo y me hace llorar de la indignación.