Su propio camino
—Hemos pasado veinticinco años juntos y pienso que ya es momento de que cada quien encuentre su propio camino.
—Estoy de acuerdo. Pero ¿no crees que esta es una decisión arriesgada?
—Hemos pasado veinticinco años juntos y pienso que ya es momento de que cada quien encuentre su propio camino.
—Estoy de acuerdo. Pero ¿no crees que esta es una decisión arriesgada?
Es raro el hogar que no maneja o deshace la chismografía
Max Jiménez
Estaba fumando y bebiendo mucha agua, viendo por la ventana, cuando empezaron a sonar los carros, derrapando en la calle de tierra, y los balazos. Me alejé de la ventana, le di a lo que quiera que fuera eso el beneficio de la duda, y pensé que podían ser bombetas, que mi mente perversa quería que fueran tiros para tener, por fin, algo interesante qué contar.
A Vladimir Cano
A es un joven escritor de microrrelato. B es un personaje de A. A está escribiendo un microrrelato en el que B es un asesino.
Últimamente he pensado mucho en mi cuerpo: cómo la imagen que tienen los demás sobre él repercute en mi percepción. Considero que los ideales de belleza hegemónica basados en la blanquitud y el imperialismo son reforzados actualmente en gran medida por la idea del espectáculo. Como si fuera un envase más, lo que importa en los cuerpos es la manera como se muestran; deben ser atractivos para que inviten a ser consumidos. Así, se convierten en una mercancía más. Pero la belleza externa que se puede aparentar no necesariamente refleja un estado de bienestar.
El olvido es más tenaz que la memoria.
Salvador Elizondo
La memoria nace de una selección de recuerdos; asimismo, tiene el propósito de seleccionar y visibilizar eventos, ya sean individuales o colectivos. En palabras de la socióloga e historiadora Elizabeth Jelin, las memorias son presente y se relacionan con el sentido brindado al pasado en función del futuro. Es posible entrever lo que se pretende olvidar en aquello que se recuerda. El olvido, por su carácter ocasionalmente involuntario, representa la ausencia de distintas remembranzas, en ocasiones motivadas por el dolor, la felicidad, la ira, los afectos, entre muchas otras causas.
El aire se llena de mundo,
de gramática
y sentido.
El azar y sus silencios
nadan hasta la orilla
para no fallecer
en el naufragio
de la razón.
El librero, en su primer ciclo, albergaba algunos ejemplares de literatura clásica. Tenía alguna idea de lo que eso significaba. Era una adolescente. Reservé, para el mueble, un sitial consagrado, el de cueva dentro de la selva del hogar. Como era un ente masculino cuyo semblante sobrio contrastaba con mi expectativa de cosmonave, lo poblé de águilas, cactáceas, hongos alucinógenos, piedras mágicas, silencios, cuencos sagrados y los libros de Carlos Castaneda, algunos de Krishnamurti, entre otros. Me prometí no tomarlos como parte de una tonta cultura libresca, pero fue justo lo que sucedió. En aquel entonces, no tenía interés para cuestiones racionales, sólo deseaba extender las alas del águila que habrían de pronunciarse en el vuelo infinito de la libertad.
Del vacío de la existencia a la prisión del lenguaje, así se suceden como letanías sin fin los versos que María Negroni nos ofrece en su poemario Oratorio, editado por Editorial Bajo La Luna en 2021. Este libro es una especie de acercamiento a la orfandad del mundo, de los humanos del mundo, frente al lenguaje.
A la memoria de Julieth Ramírez
Lo que hizo Alicia Díaz el 9 de septiembre de 2020 antes de las 6:50 p.m. no importa ya, pues nada de aquello explica lo que sucedió después, y lo que quería hacer ese 9 de septiembre después de las 6:53 p.m. tampoco importa, porque no sucedió jamás.
¿Cómo estás?
La pregunta del milenio.
Estoy con los ojos abiertos
y los oídos cerrados.
Parece que estoy esperando…
puede que a Dios
puede que al amor
o, quizá, sólo la siguiente porción de papas fritas.
No sé.
¿Quién se atreve a tener certezas en estos días?
Pareciera ser que voy caminando
o sea que estoy medio vivo,
¿O mejor decir “medio muerto”?
Y creo que estoy respirando
o aspirando.
¿Es casi lo mismo, cierto?
Y sonriendo
¡Por supuesto que voy sonriendo!
Buenos días.
Sonrisa.
¿Cómo está?
Sonrisa.
Yo estoy bien.
Sonrisa.
¡Ya sé cómo estoy!
Estoy actuando un guion.
¿Cómo que hacer no es lo mismo que estar?
Ok.
Entonces,
si insistes en preguntar cómo estoy:
estoy sin estar,
o si quieres tu conciencia limpia,
ya
no
estoy.