Este es el principio cuando la palabra de los abuelos
era turquesa de dioses ígneos
ahora embolsan —con la obligada ecología—
la caja de cereal, los medicamentos
al tiempo que sus manos conocen la vida labrantía
callada en las ofertas de pasillos
Este es el principio cuando la palabra de los abuelos
era turquesa de dioses ígneos
ahora embolsan —con la obligada ecología—
la caja de cereal, los medicamentos
al tiempo que sus manos conocen la vida labrantía
callada en las ofertas de pasillos
Soy el cuerpo de tu cuerpo
el aire de tu aire
vas de mí como yo de ti
El istmo fue guerrilla, ejército, contraguerrilla, tierra arrasada, censura estatal y exilio.
Alexandra Ortiz Wallner
¡Canta, oh musa, la luz oscura que desdibuja la región!
Cuéntanos la historia
del eterno olvido,
cuya paz no ha traído más
que desgracias y desencanto
al istmo.
Todos los vértigos
que dejé caer
están retorciéndose
de risa
sobre la arruga
de la memoria.
Acaso es otra.
Acaso es esta otra
máscara larga y fría
la que me viene a buscar
mientras
estás sangrando todavía.
Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: ‘Cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.
Eduardo Galeano
En esta tierra, yacen los espejos rotos
y las lágrimas
de mis antepasados,
crucificados bajo los escupitajos
de los hombres
de fe en Colón.
¿Cómo me reconozco en una ceiba? Ramas, brazos, hojas, manos: raíces. Estos árboles tienen el tronco generalmente espinado, al menos cuando son jóvenes; su fruto es una cápsula elipsoide color verde, que por dentro guarda varias semillas envueltas en una fibra algodonosa. Se me ocurre más de una metáfora. Me reconozco en una ceiba cuando me permito jugar con las nociones de “individuo” y “colectivo”, cuando exploro la idea de que un proceso mental tiene que ver con la germinación de una semilla, y la construcción de la identidad con un ramo de flores coloridas. Las ilustraciones de Sofía Probert nos invitan a poner a prueba nuestra sensibilidad natural, mostrando ópticas que hacen zoom hacia lo más pequeño, para después devolvernos a una realidad expandida que explota dentro y fuera de nosotros. Aquí se pinta un superorganismo, como una colonia de hormigas, en donde la ceiba y yo nos encontramos frente a frente y, con suerte, nos buscamos una en la otra.
Al amanecer la playa estaba sitiada. Sobre la arena apenas lamida por las olas yacían cientos de ballenas varadas, inmóviles moles oscuras punteando kilómetros de arena. La noticia tardó poco en circular, los estremecidos pobladores acudieron a ver a los animales buscando en sus ojos un asomo de porvenir. Muchos se dieron a la tarea de rescatarlas y formaron largas hileras cuyo objetivo era rociarlas de agua marina; después intentaron devolverlas mar adentro ayudados por barcos pesqueros que dejaron el trabajo para la ocasión. Pero los cetáceos, que al ser llevados movían lentamente el abanico de su cola inmensa, regresaban a la costa donde sus compañeros se habían dado cita, invalidando así el esfuerzo de los hombres.
Las plantas parecen enredarse a la casa y nunca terminamos de entender si tiene un pacto con la naturaleza, o si realmente ocupa tanto tiempo regarlas. Por simple rareza comenzamos a espiarla. Nadie podría dudar de nuestra curiosidad. Habíamos cancelado las actividades matutinas que consistían en jugar videojuegos y comer porquerías, pues nos encontrábamos reunidos con el objetivo de comprender su vida. La mujer Planta siempre nos saluda, tiene fertilizante en sus manos y el cuerpo completamente brotado; se rasca, nos vuelve a saludar y entonces comenzamos a dudar… ¿Nosotros somos los detectives? ¿O ella es la que nos está espiando? Lo único seguro es que sus arbustos no sirven como escondite.
Somos esta tierra, esta tierra roja; y somos los años de inundación y los de polvo y los de sequía.
Las uvas de la ira – John Steinbeck
Decidí estudiar literatura porque me fascinaba la idea de los mundos posibles. En un libro cualquier cosa puede ocurrir, los personajes pueden pasar por mil situaciones y estar en cientos de lugares. A través de los libros conocí otras culturas y otros paisajes. Las descripciones de mis autores favoritos me llevaron a Francia, a Rumania y a Perú.
Píramo
Acrílico sobre tela
80 x 70 cm
2016
Un dibujo. Una pintura. Los trazos sutiles y exactos, componentes todos de un propósito estético concreto, tienen la capacidad de evocar sensaciones, texturas, imágenes y emociones. En este sentido, la combinación de la naturaleza, como ente dialéctico, puede conjugarse con elementos cotidianos para crear una propuesta más cercana e íntima de nuestras propias concepciones humanas.