Etiqueta: ensayo

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Olvidar lo suficiente sin dejar que la desmemoria nos venza – Ensayo de Pedro A. López

Hace unos días desperté sin grandes ánimos ni demasiada ilusión. Intenté seguir con mi investigación acerca de 2666 y su relación con la obra periodística de Sergio González Rodríguez, pero después empecé a leer —como consecuencia del hartazgo hacia mi tema de tesis— el último libro de Alejandro Zambra, Literatura infantil. Había leído ya las primeras páginas de ese compendio de ficciones (y autoficciones) un par de meses atrás. Recuerdo haber sido incapaz en ese momento de aguantar la caída de algunas lágrimas. De hecho, mi mejor amigo tuvo una experiencia similar semanas después y, en un arranque de emoción idéntico, decidió comprar un ejemplar del texto para que Zambra en persona pudiera firmárselo y escribirle una dedicatoria. 

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Viaje al centro del viaje – Ensayo de Rafael E. Quezada

Para Almendra González

Viajar es un cambio de piel. Es el acto performático por excelencia, acontecimiento que tuerce el espacio-tiempo, cambio cuyas huellas perduran en el cuerpo a manera de ajuste, adaptación, equilibrio a consecuencia de un súbito caos. Mucho más que un escueto desplazamiento, se trata de una constatación de la quietud; el reconocimiento por contraste de las cosas que no se mueven, de lo que permanece inmutable en el interior. Lo que tengo y lo que soy viajan conmigo de forma inexorable.

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Breve resumen de los últimos doscientos veinticinco millones de años en la tierra – Ensayo de Aarón García

Estimados lectores, sepan que mi vecino el taxidermista me ha recomendado hoy mismo un monólogo sobre la historia de este condenado planeta. Me ha hecho saber que lo tomaba como algo personal, poco más o menos como las bodas de oro de sus suegros. Tras dos horas de intrépidas negociaciones e infinidad de burbujeantes chicles hemos acordado además que sería imprescindible disecarme tras el óbito, eso sí, a condición de no acabar sentado sobre un palo gallinero o entre dos periquitos soeces. Como lo prometido es deuda ahí va eso.

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La Matrix de la postmodernidad ¿Vivimos en una realidad aparente? – Ensayo de Pilar Llada Cienfuegos

En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.

Jorge Luis Borges, “Del rigor en la ciencia”

En la fábula “Del rigor en la ciencia”, Borges ya planteaba la problemática del rigor científico que busca apartarse del sentido literal de lo considerado como “cierto”, para sustituir de manera exacta y detallada la realidad del mundo. Sin embargo, la ciencia (aun con toda la rigurosidad que la sustenta) sólo ha logrado proyectar una representación simbólica de una “supuesta realidad” supeditada a diversos criterios y convenciones que han acabo por distorsionarla, convirtiéndola en una mera simulación de lo real:

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Morder, pellizcar, arrancar: el mundo de las manías corporales

Ilustración de Mariana Chávez

Adoro el cuerpo. Porque la carne es honesta y los órganos no mienten.

John Keats

Te miro el pelo. Apenas y ha cambiado. Si te fijas muy de cerca, podrás ver que las ondulaciones que tienes ahora continuarán formándose, sin importar con cuántos tijerazos las atravieses. Me pregunto si ya tienes manías corporales. Recuerdo entonces que te estiras el lóbulo de la oreja a menudo, que te gusta doblar el cartílago a tu propio ritmo. No sé por qué lo haces mientras bebes agua o leche, qué hay en eso que te calma.

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Observar el pasado, reapropiarse de la infancia

Ilustración de Mariana Chávez

Nunca he pretendido vidas anteriores
ni vidas futuras:
no creo haber sido
nada más de lo que soy
y eso, a veces,
con grandes dificultades.

Cristina Peri Rossi

Me gusta observar el pasado. En mi casa hay un montón de sobres llenos con fotografías de la época en la que mi hermana y yo éramos niñas: fiestas de cumpleaños, paseos por el campo, momentos cotidianos en la sala y demás escenas capturadas en rollos fotográficos con el propósito de conservarse para la posteridad. Todo pareciera apuntar a que a mis papás les gustaba mucho tomar fotos —para después imprimirlas por lotes—. También les interesaba sacar videos de unos cuantos minutos que ahora atestiguan las dinámicas diarias en una casa donde había niñas pequeñas.

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“Lo visible es un invento”

Ilustración de Sarah Cruz

En el prólogo del libro Modos de ver, de John Berger, Eulàlia Bosch expresa: “Lo visible no es más que el conjunto de imágenes que el ojo crea al mirar. La realidad se hace visible al ser percibida. Y una vez atrapada, tal vez no pueda renunciar jamás a esa forma de existencia que adquiere en la conciencia de aquel que ha reparado en ella. Lo visible puede permanecer alternativamente iluminado u oculto, pero una vez aprehendido forma parte sustancial de nuestro medio de vida. Lo visible es un invento. Sin duda, uno de los inventos más formidables de los humanos. De ahí el afán por multiplicar los instrumentos de visión y escuchar así, sus límites”. 

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Cómo evitar mal la tristeza

Ilustración de Mariana Chávez

Trabaja en algo, para que el diablo te encuentre siempre ocupado.

San Jerónimo

Tengo el recuerdo —¿será inventado?, ¿tendrá su parte verdadera y su contraparte falsa?— de que, cuando era adolescente, mi mamá me dio un consejo. O tal vez solamente dijo algo que sonó como uno: “Yo hago cosas para no andar pensando pendejadas”. Hacer cosas para evitar pensar en pendejadas. Con cosas se refería al abanico de actividades que van desde ser un miembro productivo de la sociedad hasta mantener la casa limpia. Las pendejadas, por otro lado, hacían alusión a las emociones y sensaciones que impiden la realización de dichas actividades.

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Lucha política, resistencia y descanso: reflexiones personales

Ilustraciones de Mariana Chávez

Si sentimos dolor y rabia, es que no hemos renunciado a nuestra capacidad de reaccionar ante el mundo. Significa también que no aceptamos la violencia cotidiana como algo natural, y que no vamos a tratar la violencia como algo que se da por supuesto.

Judith Butler

Cuidarme a mí misma no es autocomplacencia, es autopreservación. Y eso es un acto político.

Audre Lorde

Al estudiar humanidades en Filosofía y Letras, me encuentro inmersa en una burbuja que comprende ideologías particulares. Con esto me refiero a un ambiente de apoyo a causas feministas, disidentes, anticapitalistas, antirracistas y un etcétera que está todavía descubriéndose y transformándose. Es poco probable que alguien, de manera abierta —no velada y anónima, como ocurre a través de los comentarios de odio (en su mayoría tránsfobos) escritos en los baños—, repruebe el aborto o la libertad sexual de las personas, justifique el racismo, la transfobia o directamente niegue esas opresiones.

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Pavese: angustia y muerte

Turín. Alguna habitación del hotel Roma. Agosto de 1950. Afuera quizá es de día, quizá de noche. A Pavese, poeta y novelista italiano, poco le importa. Ha tratado inútilmente de hablar con sus amigos, pocos seguramente, como conviene a personas como él. Sí, porque pocas son las personas que comprenden, que saben que un poeta es más bien un completo apasionado: de la vida, del amor, de las mujeres y la muerte. Y Pavese padecía profundamente cada una de esas cosas. Hasta entonces, la vida le había sonreído: se licenció en letras por medio de una tesis sobre Whitman, tradujo al italiano a autores esencialísimos para la literatura como Anderson, Hemingway, Dos Passos. Su actividad como crítico literario permitió que las letras de su tiempo se revitalizaran, tomaran una forma definida: el neorrealismo de la posguerra. Se convirtió en un clásico en vida. Sus novelas eran leídas y aclamadas, pero sobre todo, comentadas. Lo mismo su poesía, que era lo que más le importaba: “La poesía, si acaso, me ha enseñado a dominarme, a recogerme, a ver claro; la poesía me ha devuelto a mí mismo, en el más práctico de los sentidos.”, redacta en su diario íntimo. En la poesía cifró sus preocupaciones estéticas. Pero también fue en ella donde dejó plasmados distintos matices de su pasión amorosa, de la pasión carnal por las mujeres, de su constante contacto con la idea de la muerte.