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Traducción intercultural o por qué el rocanrol no es «rock and roll»

El rocanrol es uno de los géneros musicales favoritos de mi papá. De niño, crecí escuchando casetes que él mismo grababa directo de los elepés que incluso ya en esa época eran completamente obsoletos. Recuerdo las hojas mecanografiadas que mi papá hacía con los títulos de las canciones, acompañadas de grupos con nombres de lo más extravagante: Los Camisas Negras, Los Rebeldes del Rock, Los Locos del Ritmo…

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Torneo de lamer el asfalto cuando nos pongan la vacuna

Un alegato a favor de los eventos falsos en Facebook

A Mariel, Brenda, Ana Rosa, Marisol, Iliana, Deni y Mike, por enseñarme a investigar con amor y diversión.

Hoy quiero comenzar escribiendo de dos temas de los que odio hablar, o más bien, de uno que me causa desagrado y de otro que de tanto odiar me apasiona: el COVID y las redes sociales. Escribo también sin poder poner bien en palabras el enojo, el insomnio y la tristeza que me produjo enterarme de la negligencia que derivó en el colapso del metro en la estación Olivos la noche del lunes 3 de mayo. Siento como si tuviera un perdigón atorado en la boca del estómago y no puedo más que rezar por los familiares de la gente fallecida y herida. Esto es ante todo una breve invitación para darle seguimiento a la noticia más allá del primer impacto y de la frustración de estos días. Para dolernos y para exigirle a la basura de la clase política que dejen de matar gente inocente entre fuegos cruzados. Dicho lo anterior, creo que no hay nada más que pueda o deba agregar.

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«Un hombre que duerme» o el doloroso triunfo de la voluntad – Reseña de Demetrio Gutiérrez

Un famoso crítico de cine dijo alguna vez —yo lo escuché— que en la crítica hay dos lugares comunes: primero, la banalidad del mal, lo que asentí; después, la alienación del hombre moderno. Allí no asentí tanto. Pensé en cuántas películas de hecho hablan sobre la alienación del hombre moderno. No atribuyo la recurrencia temática a cierta escaza imaginación en los realizadores ni en la crítica. Por el contrario, sospecho que responde a algo más, digámoslo así, que los sueños del hombre moderno beben de la alienación y de ellos bebe a su vez el arte. También el cine.

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Sobre arte, limpieza y amistad

A veces vivir duele, pero una quiere seguir viviendo tal vez por curiosidad y esperanza de que todo cambie.

Carmen Serratos Chaverría

El sábado N pasó por mí al medio día. Mientras la esperaba le compré un ramo de flores secas de esas en tonos púrpuras y violetas que no necesitan agua y por meses se mantienen firmes sin la necesidad de muchos cuidados. En el camino nos compartimos buenas y malas noticias mientras escuchábamos pop de los 2000s e intentábamos seguir el navegador para no perdernos. Ya en la colonia Escandón buscamos dónde estacionar el coche de N, el cual es pequeñito, pero no lo suficiente como para que la estacionada deje de significar una preocupación. Caminamos unas cuadras y llegamos a Salón Silicón, galería que se dedica a promover el trabajo de artistas mujeres, cuirs y/o miembrxs de la comunidad LGBTI+. Era el último día de la primera exposición individual de Carmen Serratos Chavarría (@cejas_del_mal_) «Un día me despertó mi llanto y otro mi risa», a la cual tanto N como yo le traíamos muchas ganas.

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Convocatoria – Vejez: Convivencia entre pasado, presente y futuro

El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza.

André Maurois

El paso del tiempo deja su huella en cada centímetro de la piel. El ser humano nace, madura y envejece irremediablemente. El andar de los años conlleva experiencia y sabiduría, pero también una constante pugna entre el pasado que conocimos y el futuro que nos depara. Enfrentar la vejez implica encarar el cambio y la ruptura. ¿De qué manera afrontamos cotidianamente el paso del tiempo? ¿Cómo convivimos con la vejez? ¿Cuál es la relación que guardamos con el deterioro de nuestros propios cuerpos? ¿Cómo nos situamos entre el pasado y el presente?

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«¿Adónde vas tan sola?»

Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, el 30% de las mujeres adultas han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja. La Organización de las Naciones Unidas añade: de las 87 000 mujeres asesinadas en 2017, se estima que más de la mitad fue en manos de un miembro de su familia. Con la pandemia del COVID-19, la situación ha empeorado. Quizás inspirado por la realidad, el cine de terror y criminal parece haber reservado a la mujer el papel de víctima (a pesar de que el 80% de los crímenes van dirigidos a hombres). En otros artículos se han discutido los motivos detrás de esto, así como la evolución de mujer en apuros a final girl, figura tan controvertida como empoderadora. Sin embargo, hay algo que se nos escapa: estas ficciones no tratan la violencia doméstica, sino que nos muestran a mujeres solas que, casualmente, tienen la mala suerte de encontrarse con un perturbado mental. ¿Qué quiere transmitirnos esto? El mensaje parece claro: éste no es mundo para una mujer sola.

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Las narrativas de la lengua, el espacio y la sexualidad en «Exciting Times» de Naoise Dolan – Reseña de Mariana Riestra

Cuando entré a estudiar Literatura inglesa hace casi cuatro años, era una carátula de la persona que soy hoy: leía primordialmente literatura clásica escrita por varones blancos, creía que había una manera correcta de hablar y escribir en inglés, y que existía una forma aceptable de amar. A mis entonces diecinueve años, esperaba que la facultad fuera un lugar donde conociera a más gente como yo, pero cuando lo hice, no me gustó lo que encontré. El reflejo me hizo darme cuenta de que mi perspectiva estaba nublada y basada en estereotipos y que mucho de ello respondía a la clase de persona que creía debía ser. En ese sentido, la Universidad y las personas a quienes tuve el gusto o la tortura de conocer durante estos años me llevaron a formar lo que hoy me define e identifica.

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Segundas Vueltas: Otra oportunidad para el cine mexicano

El 11 de diciembre de 2020, la Capital Cultural de América se topó con una amarga noticia: el cierre aparentemente definitivo de La Casa del Cine. Este recinto, ubicado en el centro de la Ciudad de México, recibía cada semana a cientos de espectadores, ávidos de una experiencia cinematográfica que combinara las virtudes de la pantalla grande con las de una sala íntima, imposible de replicar para las grandes cadenas. Súbitamente, los estrenos de festivales nacionales e internacionales se quedaron sin uno de sus más preciados hogares.