Mis palabras son urgentes. Me sobrevienen, me ayudan a expulsar el dolor que tengo en el pecho. Quizás alguien pueda escuchar mi historia. No sé. Tal vez alguien pueda decirme qué hacer con tanto peso.

Un panorama de amplio espectro en torno al fenómeno de la palabra escrita
Mis palabras son urgentes. Me sobrevienen, me ayudan a expulsar el dolor que tengo en el pecho. Quizás alguien pueda escuchar mi historia. No sé. Tal vez alguien pueda decirme qué hacer con tanto peso.
No sé qué pasó…
Estabas debajo de mí, disfrutando el roce de mi lengua en tu cuello, con esa expresión en el rostro digna de ser esculpida en un templo hindú. Abriste tus muslos y me invitaste a entrar.
Collage de Sarah Angélica Cruz
Creemos en el colectivo, en la activación de lo político desde lo colectivo.
LasTesis, Antología feminista, 2021
La experiencia de una es la experiencia de todas.
LasTesis, Quemar el miedo, 2021
Hace algunos años miles de voces de todo el mundo resonaron en las calles, en los corazones y en las redes sociales con un mismo objetivo: unificar el enojo, la rabia y el dolor para crear y recrear una performance. “Un violador en tu camino” fue creada en 2019 por el colectivo interdisciplinario LasTesis; se interpretó por primera vez en Valparaíso, Chile, en medio de las protestas populares. Posteriormente, el resto del mundo se apropió de la letra y la coreografía; las mujeres cantaron desde la fuerza, desde la lucha, desde la injusticia… Hoy, todas estas voces continúan retumbando en distintos rincones, pues el tiempo pasa, pero la violencia permanece.
La literatura, la bien amada literatura, siempre se antoja como un paradigma interesante de egos, ayudas, amistades y puñales; posiblemente, un fenómeno que no es sólo peruano, sino que se extrapola en diferentes estratos de diversos países. La libertad de la palabra permite romper los esquemas de un texto convencional y deambular entre lo académico y lo testimonial, entre lo objetivo y lo subjetivo (que es otra forma de conocer la realidad). Sin embargo, este fenómeno que hace varios años sólo ocurría en lo presencial y los soportes impresos, después debió mudarse a un espacio virtual. No es preciso decir que la pandemia, por ejemplo, obligó a los gestores a navegar en el mar de la virtualidad. Pero sí es justo reconocer que fue una urgencia que motivó la creatividad y el traslado de los mismos.
La espera y la memoria (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2022), de Adriana Dorantes (México, 1985), poeta y narradora, es una superficie cristalina, un vórtice de remembranzas, un contenedor de arrebatos. Esta recopilación de veintiséis poemas en verso libre condensa una suerte de revisión personal de los afectos, las prioridades, las ausencias, la falta, la espera y la memoria. Anunciados desde el título están dos estadios de la voluntad humana, que al mismo tiempo motivan cada uno de los textos. La maestría de Adriana Dorantes es la exactitud de las palabras para no soltarnos en cada poema, tejer con nosotrxs la narrativa de cada verso, acompañarnos de reojo durante la lectura.
Fotografías cortesía El Útero
A mediados de este año, por invitación de Piso 16. Laboratorio de iniciativas culturales de la UNAM, Primera Página participó en el Mercado de Industrias Creativas Europa – Latinoamérica organizado desde Madrid, España. La dinámica consistía en lo siguiente: a través de una plataforma, solicitábamos reuniones con iniciativas e instancias culturales de Latinoamérica y España; si alguna estaba interesada y aceptaba, se programaba una breve reunión virtual según la disponibilidad de ambas partes. Quince minutos debían ser suficientes para generar vinculaciones; es decir, apenas intercambiar contactos y, con mucha suerte, sugerir alguna ruta de colaboración con la esperanza de retomarla en una charla posterior.
“Acabo de recibir los resultados de mi tomografía: tengo un tumor en el cerebro”. De esta manera, transparente, implacable, sincera, nos recibe Mónica Mateos (México, 1967) en las primeras líneas de Mariposa Negra (2022). Esta obra cronística, presentada por la Editorial Universitaria de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), nos hace partícipes del viaje de su autora por cada una de las oficinas hospitalarias, salas de espera, consultorios y sesiones de radiación que dan cuenta del día a día de los pacientes del sistema de salud mexicano.
El alma ya no es nada más que una leyenda que nos contaron de niños, y que poco a poco ha ido desapareciendo en nosotros.
Elisa Rodríguez Chávez, La cárcel de su cuerpo
Elisa Rodríguez Chávez (Guatemala, 1939) escribe La cárcel de su cuerpo en 1960, antes de incursionar en el género cuentístico. Dos años más tarde, resulta ganadora en la categoría de novela de los Juegos Florales de Quetzaltenango, certamen literario anual de Guatemala. El galardón significaba una puerta de acceso al mundo intelectual, ya que en el siglo XX la ciudad de Quetzaltenango se convirtió en el centro de la acción cultural de Centroamérica por su impulso a proyectos artísticos y por ser un punto de encuentro para poetas y escritores guatemaltecos.
Donde el mar duerme,
la carne tañe su laúd
y arde como ave ciega
en busca de un roce
que consiga destruir el cielo.
Allí,
en su desnudez,
el agua propaga
el himno de las Pléyades.
El pequeño cajón que destinaste para mí era muy cómodo, en principio. Sin embargo, veía a diario todo el espacio en esa mansión: cada uno de los hermosos salones, con esos enormes ventanales; los corredores alfombrados y luminosos; las habitaciones con cojines y candelabros; el amplísimo vestíbulo por el que un día entré; el comedor donde probé y conocí aquellos exóticos platillos que, para mi sorpresa, terminé disfrutando. Recordaba los extensos jardines de alrededor, tan hermosos y apantallantes, en los que disfrutaba correr. Pero, en ese momento, ya sólo podía mirarlo todo a través de una rendija, ya fuera de la oscura madera que me encerraba, o la de la memoria de mis primeros tiempos en esa mansión.