Etiqueta: Poesía

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Consumir, dialogar, robar: reelaboraciones de lo creativo (parte I)

Ilustración de Mariana Chávez

Devora viejas películas, nuevas películas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones casuales, arquitectura, puentes, señales de tráfico, árboles, cuerpos de agua, luz y sombras.

Jim Jarmusch

Viví preguntando

Poema anónimo a partir de “Luz”, de Alfonsina Storni

Hace algunos meses tuve un alegre descubrimiento. Dando un paseo cotidiano por los puestos de libros de viejo, me topé con un ejemplar que capturó mi atención en cuanto empecé a recorrer sus páginas. Se trataba de una selección de poemas de Alfonsina Storni, escritora argentina de inicios del siglo XX, bien conocida por su nutritiva y vigente poética —y por haberse metido al mar cuando decidió que ya no le interesaba vivir—. La edición, publicada en 1992 a cargo de Editores Mexicanos Unidos, mereció una entrada en mi diario. El 25 de diciembre del 2022 escribí: “Me gusta Alfonsina, pero el libro que conseguí es una joya porque alguno de los lectores anteriores a mí hizo muchas anotaciones, mejor dicho, poemas en sí”.

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Cuerpo, palabra, imagen: escribir el instante  

Fotografía de Sarah Cruz

—¿Y si sólo fuéramos la imagen reflejada en un espejo?
—Entonces nada ni nadie podría jamás contestar esta pregunta.

Salvador Elizondo, Farabeuf o la crónica de un instante

Porque los poros o la tinta son una misma cosa. Una misma apuesta.

Luisa Valenzuela

Me gustan los libros que son más que eso. Me gusta que haya un juego en el título, en las palabras, en el libro mismo. Me gusta que un libro pueda ser muchas cosas, como lo es un poema. Me gusta tener en mis manos un entrelazamiento de cosas. Me gustan los libros de poemas que son ensayos, las fotografías que son ensayos y los ensayos que son poéticos. Me gusta masticar de todo un poco al mismo tiempo. Me gustan los enredos, los nudos, los problemas que se esconden. Me gustan las cosas que fluyen en un mismo espacio, pero un espacio sin paredes, un espacio que escapa de sí mismo. Me gustan las cosas reales que son irreales, que son estrechas y son pesadas y son angostas y son diminutas y son inmensas. Me gustan los libros que cambian a cada página; a los que cuesta no regresar, sacar la pluma, doblar la esquina. Me gustan los relatos que se cuentan en una imagen. Me gusta una imagen que cuenta relatos infinitos. Me gustan las palabras en las que el cuerpo se inserta dentro y fuera de ellas; antes, durante y después… para siempre.

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Un lugar para las pérdidas – Poema de Edwin Guillermo Pérez Flores

Oh las cuatro paredes de la celda
[…]
Criadero de nervios, mala brecha,
por sus cuatro rincones cómo arranca
las diarias aherrojadas extremidades.

César Vallejo

I

El insomnio sepulta la noche en mis ojos,
ya no podrán ocultarle al tiempo tu cuerpo.
Mis lágrimas se hacen luciérnagas
suspendidas sobre la rapiña de las sombras.
Sólo han olvidado un vacío en mi boca,
la rabia de las paredes ahora lo destroza,
abandonando en la palabra desperdicio
el cadáver de una vida que todavía no he vivido.

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Poesía dentro del caos en “El mismo pulso de la máquina”

Imagen extraída de Netflix

Michael Swanwick publica “El mismo pulso de la máquina” en 1998. Un año más tarde, el autor norteamericano fue galardonado por este cuento con el premio Hugo, otorgado anualmente a aquellos escritores dedicados a cultivar la ciencia ficción y la fantasía. Martha Kivelsen, la protagonista de la historia, sufre un accidente espacial en una de las lunas de Júpiter junto con su compañera Juliet Burton. El inesperado percance desencadena una serie de complicaciones que le dan sentido a la trama de la historia.

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El viaje interior en “Poemario azul”

Ojalá que en alguna de las cosas que estoy por teclear encuentres consuelo, abrigo y abrazo, encuentres espacio, porque eso es lo único que necesitas para ser

y… ser es más que suficiente

Cicatrices de Oro, Poemario Azul

Como muchas personas, he pasado por momentos difíciles a lo largo de la vida: despedidas, desamores, sufrimiento, pérdida. Y aunque no sabía exactamente cómo lidiar con todo eso, siempre supe que podía contar con alguien. Cuando leo a María Borja pienso en aquella amiga cuyas palabras siempre estuvieron para mí en los momentos más difíciles. Lo peculiar de esas palabras no era su grado de verdad, ni su abundancia, sino su completa honestidad.

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Penitente – Poemas de Óscar Páez

Pintura: Ángel caído, de Alexandre Cabanel

Penitente

He aprendido a sostener mi fe,
con las pocas plegarias que aún no le ofrendo a mis muertos.
Desde este erebo vigilo mi propia sombra,
para que al avanzar no se abalance el miedo hacia mi rostro
y me deje como a mis demonios,
con una máscara de felicidad que ellos mismos no soportan.