Categoría: Letras

Un panorama de amplio espectro en torno al fenómeno de la palabra escrita

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Editorial (febrero) – Piratería de libros electrónicos, de las culpas a las responsabilidades

Ilustración de Darío Cortizo

A finales de 2022, llegó la noticia del cierre permanente por parte del gobierno de los Estados Unidos de los dominios que conducían a Z-Library. Z-Library era una biblioteca virtual que almacenaba millones de libros gratuitos y una gran cantidad de artículos científicos o papers, lo cual resultaba muy beneficioso para lxs usuarixs, considerando que la mayoría de los repositorios virtuales que albergan publicaciones de este tipo exigen contar con una suscripción para poder ver y descargar los contenidos. En un contexto más cercano, el 3 de enero del presente año, la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) emitió un comunicado en el que reprobaba las acciones emprendidas por la página de internet Pirateca, tales como poner a disposición de lxs internautxs centenares de libros que se encuentran protegidos por derechos de autor. 

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Febrero 9, 2023 – Cuento de Judith Valeria Trujillo Morales

No quiero envejecer, pero sin duda es un proceso inevitable. Temo envejecer superficialmente porque me hace dar cuenta de que no puedo hacer borradores de mi vida una y otra vez, comenzando como si tuviera veinte. Siempre ha sido mi más grande miedo y mi fin autoprogramado está llegando.

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En aquel entonces – Cuento de Orlando Sánchez Patiño

Ilustración de Orlando Sánchez Patiño

Nunca me han gustado los caldos. Siempre se sirven cuando hace mucho calor o cuando son acompañados con alguna pieza de pollo mal cocido; sin embargo, el caldo que comí en aquella ocasión no me desagradó. Aunque la carne que contenía era chiclosa, tenía un sabor novedoso que no había probado antes y que jamás probé después.

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Oficios laterales y efectos colaterales

Ilustración de Sarah Angélica Cruz

No se pasa de lo posible a lo real sino de lo imposible a lo verdadero.

María Zambrano

Me encontré con esta cita de María Zambrano en medio de una búsqueda de no sé qué, como suelo hacer al abrir un libro aleatorio. Cada vez que la leo es como si regresara al punto inicial, en el cual me pregunto si puedo o no hacer esto o lo otro. Estas preguntas hasta ahora me acompañan y desearía que fueran más bien un (im)pulso hacia lo (im)posible. A veces resultan en eso, otras sólo se esfuman con todo y las ideas que no logro materializar. De todas formas, leer la cita es un alivio cuando tengo miedo de encontrarme con más lateralidades.

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Poesía dentro del caos en “El mismo pulso de la máquina”

Imagen extraída de Netflix

Michael Swanwick publica “El mismo pulso de la máquina” en 1998. Un año más tarde, el autor norteamericano fue galardonado por este cuento con el premio Hugo, otorgado anualmente a aquellos escritores dedicados a cultivar la ciencia ficción y la fantasía. Martha Kivelsen, la protagonista de la historia, sufre un accidente espacial en una de las lunas de Júpiter junto con su compañera Juliet Burton. El inesperado percance desencadena una serie de complicaciones que le dan sentido a la trama de la historia.

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El niño y el diablo – Cuento de Carlos Mario Mejía Suárez

Su alcoba estaba en el centro del pasillo. Salió de ella a paso lento. A su derecha estaba la puerta de la habitación de sus padres y a su izquierda la de sus hermanas. Todo estaba oscuro. Frente a sí, sin embargo, vio una llama amarilla ardiendo fuera de la ventana, en la distancia, en la cima de una estructura metálica. Era como una corona solar y amarilla para la noche plateada. Esa corona hacía un cuadrado de claridad en el piso del corredor. Tras una breve inspección comprobó que no había nadie ni en la habitación de sus padres, ni en la pieza de sus hermanas. Había visto las pesadas cortinas verdes con las que su madre resguardaba la siesta matutina de las claridades del día. La caja de madera donde su padre guardaba un máquina de afeitar descansaba en una mesita de noche y brillaba intermitentemente con el número doce y dos ceros que el reloj despertador marcaba. Vio el neceser a los pies de la cama doble. Cerró la puerta. Luego fue a la habitación de sus hermanas y vio el mueble rosado donde ellas habían puesto una variopinta fauna de osos de felpa, barbies, gatitos paralizados, perritos con la lengua afuera y bebés con la boquita perpetuamente abierta, a la espera de un tetero de agua. Cerró la puerta. Desde el final del pasillo vio cómo la extensión de esa distancia caía en el abismo negro de la pantalla del televisor, puesto al otro extremo del pasillo frente a dos mecedoras. Dejó atrás las sillas y mecedoras dispuestas frente al aparato cuando, tras el constante zumbar de los aires acondicionados, escuchó un motor que se había encendido en el primer piso. Unos pasitos duros y como de piedra comenzaron a oírse al mismo tiempo. Desde la baranda del segundo piso vio la oscuridad del primero y el claroscuro del rellano de las escaleras. Tuvo la certeza de que tanto el sonido del motor como los pasitos venían del primer piso. Como se sabe al soñar que hay una prehistoria al momento que se sueña, así supo él que su familia estaba en el carro y que se disponía a arrancar y que los pasitos resultaban de algo o alguien que lo quería solo allí en esa casa prestada. Corrió escaleras abajo casi resbalándose en el rellano. Alcanzado el primer piso tomó dirección a la izquierda y allí abrió la puerta que daba paso al garaje donde el único rastro de su familia era el olor a combustible quemado después de ser desalojado por el escape del carro. Atravesó el garaje corriendo para seguir la estela de humo que el carro había dejado. Escuchó entonces una respiración que parecía reírse a sus espaldas. Abrió los ojos queriendo despertarse, pero sólo lograba sumergirse más y más en esa presencia que respiraba cómicamente a sus espaldas con un gozo perverso. No sólo era indiferente sino que se entretenía con su abandono.

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El viaje interior en “Poemario azul”

Ojalá que en alguna de las cosas que estoy por teclear encuentres consuelo, abrigo y abrazo, encuentres espacio, porque eso es lo único que necesitas para ser

y… ser es más que suficiente

Cicatrices de Oro, Poemario Azul

Como muchas personas, he pasado por momentos difíciles a lo largo de la vida: despedidas, desamores, sufrimiento, pérdida. Y aunque no sabía exactamente cómo lidiar con todo eso, siempre supe que podía contar con alguien. Cuando leo a María Borja pienso en aquella amiga cuyas palabras siempre estuvieron para mí en los momentos más difíciles. Lo peculiar de esas palabras no era su grado de verdad, ni su abundancia, sino su completa honestidad.