Editorial (febrero) – Piratería de libros electrónicos, de las culpas a las responsabilidades

Ilustración de Darío Cortizo

A finales de 2022, llegó la noticia del cierre permanente por parte del gobierno de los Estados Unidos de los dominios que conducían a Z-Library. Z-Library era una biblioteca virtual que almacenaba millones de libros gratuitos y una gran cantidad de artículos científicos o papers, lo cual resultaba muy beneficioso para lxs usuarixs, considerando que la mayoría de los repositorios virtuales que albergan publicaciones de este tipo exigen contar con una suscripción para poder ver y descargar los contenidos. En un contexto más cercano, el 3 de enero del presente año, la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) emitió un comunicado en el que reprobaba las acciones emprendidas por la página de internet Pirateca, tales como poner a disposición de lxs internautxs centenares de libros que se encuentran protegidos por derechos de autor. 

El mercado editorial mexicano ha presentado año tras año un incremento en el costo de los libros de todos los géneros y no hay indicios de que dicho aumento vaya a revertirse durante el 2023. En cuanto a artículos científicos, ¿qué tan rentables son los repositorios donde pueden leerse? ¿Resulta factible adquirir una suscripción? ¿Cuál es el porcentaje de la población que puede permitirse, por ejemplo, pagar el envío internacional de libros provenientes de otras fronteras? Ante este panorama, cabe preguntarnos también si es factible que, en México, considerando el precio promedio del libro y el salario mínimo, cada unx consiga legalmente los libros que necesita o desea leer. Más aún: ¿son lxs lectorxs conscientes del trabajo editorial y de las partes involucradas en la producción de libros? Por supuesto, estas grietas dejan entrever una temática compleja y muy debatible tanto para autorxs y editorxs, como para su público consumidor.

La escasez de precios accesibles en la industria del libro es uno de los problemas. La falta de oferta que tienen las editoriales en materia de libros electrónicos, cuyos precios suelen ser más económicos —sin mencionar la mediana calidad de estos, cuando los hay—, es otra de las agravantes de la piratería, pues en la actualidad muchxs lxs lectorxs recurren al formato virtual. La inmediatez y la digitalidad se encuentran a la orden del día. El estancamiento y la falta de interés de la mayoría de las editoriales en el terreno digital ha provocado que corporaciones transnacionales como Amazon se conviertan en una de las pocas opciones para la compra legal de libros electrónicos. Por ello, proyectos o iniciativas que apuestan por la difusión de publicaciones de libre acceso (periódicas o no) con un trabajo editorial profesional y consciente se vuelven esfuerzos encomiables en nuestro presente. 

Es cierto que sitios web como la Pirateca atentan contra la ley de derechos de autor; sin embargo, estas páginas de descarga gratuita de libros permiten una suerte de democratización y expansión de conocimiento a través de la lectura, el cual sería menos viable de otro modo. Son muchísimxs lxs autorxs y la riqueza que están a nuestro alcance por medio de PDF y EPUB de obras que muchas veces ni siquiera están editadas en México o cuyos precios no son costeables con facilidad. Claro está: también existen soportes o repositorios que buscan sacar provecho por medio de la colocación de publicidad. En otras palabras, generan dinero por los anuncios en pantalla.

Primera Página se posiciona a favor de la distribución libre y gratuita de libros, no por estar en contra de los derechos de autor ni por subestimar el esfuerzo intelectual de lxs escritorxs, editorxs y gestorxs involucradxs en el ecosistema editorial, sino por la convicción de que el arte, la cultura y el conocimiento son herramientas que deben estar al alcance de todxs, sin importar determinada posición socioeconómica. En buena medida, sin el afán lucrativo o malintencionado en la difusión del libro, la piratería abre otros caminos para la diversidad y la amplitud de conocimientos. La descarga gratuita de libros, más allá de impactar negativamente en el mercado de las publicaciones, permite una mayor distribución y difusión del conocimiento para la literatura y sus autorxs. He ahí una vía de lectura ante las bodegas repletas de impresos y un debate más que necesario para el ámbito editorial.


Ilustrador: Darío Cortizo Morelia (Michoacán, México, 1999). Estudió la licenciatura en Arte y Diseño en la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde 2020 ha trabajado como ilustrador y caricaturista en revistas literarias. Sus principales temas de interés son el absurdo y el subjetivismo. Puedes seguir su trabajo en Instagram y Twitter.