El pequeño cajón que destinaste para mí era muy cómodo, en principio. Sin embargo, veía a diario todo el espacio en esa mansión: cada uno de los hermosos salones, con esos enormes ventanales; los corredores alfombrados y luminosos; las habitaciones con cojines y candelabros; el amplísimo vestíbulo por el que un día entré; el comedor donde probé y conocí aquellos exóticos platillos que, para mi sorpresa, terminé disfrutando. Recordaba los extensos jardines de alrededor, tan hermosos y apantallantes, en los que disfrutaba correr. Pero, en ese momento, ya sólo podía mirarlo todo a través de una rendija, ya fuera de la oscura madera que me encerraba, o la de la memoria de mis primeros tiempos en esa mansión.
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“Una brasa que me incendia por dentro”: sobre el primer poemario de Tania Jaramillo
A finales de los setentas del siglo XX comenzó la liberación sexual y el tema del cuerpo femenino tratado por las autoras empezó a asomarse en la poesía mexicana, con mayor o menor fortuna estética, reclamando un territorio como propio. Esta paulatina recuperación de lo corporal se dio de diversas maneras no sólo desde el erotismo, sino también manifestando las preferencias sexuales no heteronormadas, así como expresando la sexualidad desde el empoderamiento. Estas y otras inquietudes convergen en Las cuerpas (2022) de Tania Jaramillo publicado por Malpaís Ediciones.
Sin miedo – Cuento de Camila Lima
Esa noche, volví a casa temprano. Dejé el maletín del trabajo en la entrada y me quité los zapatos. Caminé despacio para no hacer ruido por si él ya dormía. Puse mi serie favorita en la televisión. Al cabo de una hora sentí curiosidad, así que caminé por el pasillo hasta nuestra habitación esperando encontrarlo. Sin embargo, nadie estaba allí.
De cuando le gritaron “india” a mi mamá – Cuento de Victoria Sohe
Antes de que nos olviden
Caifanes, “Antes de que nos olviden”
Haremos historia
No andaremos de rodillas
El alma no tiene la culpa
Los primeros dos recuerdos de mi vida son del cuarto en el que vivíamos en Veracruz. Aparecen en mi mente como dos nubes y las lluevo en un margen de dos punto cinco, con Times New Roman, para que no se me olviden: el primero soy yo saltando en la cama y después cayéndome y golpeándome la cabeza; el segundo, mi mamá y yo en el marco de la puerta, esperando que los policías se vayan para huir al Distrito Federal. Pero está un recuerdo en particular que no tengo que escribir para recordarlo, sino que se me viene a la mente cada cierto tiempo y me hace llorar de la indignación.
Diálogos comunes, entre personas comunes – Microrrelatos de Ailton Téllez Campos
Su propio camino
—Hemos pasado veinticinco años juntos y pienso que ya es momento de que cada quien encuentre su propio camino.
—Estoy de acuerdo. Pero ¿no crees que esta es una decisión arriesgada?
A/B – Microrrelato de Luis Octavio
A Vladimir Cano
A es un joven escritor de microrrelato. B es un personaje de A. A está escribiendo un microrrelato en el que B es un asesino.
Luis Paniagua: la historia de un día y el derrumbe de un mundo
La poesía es una forma de conocimiento de un mundo oscuro que sentimos en torno de nosotros pero que en realidad tiene sus raíces en nosotros mismos.
Eugenio Montale
La patria es pradera de corderos segados por el filo y el veneno (UNAM – Naveluz, 2019), más que ser el título de un libro de poemas, nombra el título de una historia. La palabra «patria», en este libro, es la cercanía de todos los días, es el habitar este mundo. Los poemas de Luis Paniagua son el desdoblamiento de un pensamiento íntimamente cercano a la naturaleza del mundo, la fuerza de la energía y de la magia que hay cuando se voltea a ver el cielo. ¿Por qué entender estos poemas como la historia de un día? Se trata, en principio, de la jornada que recopila todo: el día es el mundo. El comienzo del libro simboliza el inicio del día; el resto, el transcurrir de las horas y de los momentos del tiempo representados en el cielo.
No recuerdo cuántas fueron – Cuento de Ailton Téllez Campos
La señora Martínez, casera del edificio, había entrado a mi departamento, ya que el olor a carne echada a perder que salía por debajo de la puerta la obligó a reclamarme, aunque se llevó la sorpresa de que todo se encontraba en orden. Sin embargo, mi aparente ausencia y el penetrante olor que había alrededor no la detuvieron para ahondar por cada rincón de la sala.
Procedimiento íntimo para escalar una piedra – Relato de Melissa Tarabay
Ilustración de Regina Ulloa
Pierre qui roule, n’amasse pas mousse.[1]
Pedro. Del latín Petrus, viene del griego Petros que significa “piedra”.
Noto el tiempo pasar cada vez que me asomo a la enorme piedra del jardín y la observo llenarse de moho paulatinamente. Primero veo nacer una ligera mancha desde el rincón que sostiene su enorme peso. No he contado cuántas mañanas han pasado, sólo sé que el rocío matutino alimenta el fino camino de moho. Después de tres semanas, el costado derecho de la piedra está adherido a una mancha llena de vida.
La meta – Cuento de Rodolfo Ruiz Vázquez
Alcanzó la azotea aupándose a un papalote que un niño echó a volar. Desde la cornisa, observó a las multitides desplazándose a un ritmo trepidante por la calzada. Quienes hasta entonces Chela viera teratológicos se habían convertido en seres diminutos aglomerados en una marabunta que corría veloz entre las dos bandas de edificios, a la manera de un río al fondo de un cañón. La diversidad cromática de los atuendos en continuo flujo le recordó las aguas contaminadas de aceite, tornasoladas en la superficie, que con frecuencia bajaban por las cunetas de la ciudad, y que para ella representaban caudalosos e insalvables torrentes. Separada de la marabunta por vallas de metal, sobre la banqueta efervescía un caldo de pañuelos, banderines y palmas batientes, el cual, sin embargo, se mantenía fijo al mismo punto.