Hace un año exactamente, escribí acerca de Avengers: Infinity war y cómo sería parte de un referente histórico en los anales de la cinematografía mundial. Muchos no lo creyeron, de hecho se burlaron de la columna en su momento. Sin embargo, hoy, un año después, se cumple lo escrito. Avengers: Endgame rompe con todo lo establecido: taquilla, récords de asistencia y recaudación monetaria de manera global.
Sí, con el MCU (Universo Cinemático de Marvel) se marca una década en la que los superhéroes lideraron las taquillas internacionales. Disney en conjunto con Marvel Studios están celebrando en estos momentos una recaudación millonaria de más de 20 mil millones de dólares con 22 películas lo cual la convierte en la saga cinematográfica más rentable de la historia del cine.
En esta columna ya se ha hablado del nacimiento de las flappers, uno de los arquetipos más conocidos del cine mudo, a mediados de los años 20. Ahora bien, ¿ocurrió esto de la noche a la mañana? En absoluto. Si no hubiera sido por los cambios culturales y sociales que tuvieron lugar durante la década anterior, habría sido imposible que apareciera una figura así.
La novela negra nació en Estados Unidos a partir de los rasgos de las obras policiales. Personajes borrachos, mujeriegos, solitarios o atrevidos se conjugan con una trama donde todo es posible, desde el asesinato de un presidente por un complot internacional, hasta la idealización de la mujer amada y aparentemente inalcanzable. Rafael Bernal publicó en 1969 El complot mongol, que bien puede considerarse la primera novela de este tipo en México. Años después, en 1978, se estrenó una versión cinematográfica con Pedro Armendáriz; luego, once años más tarde en 1989, se produjo una radionovela de la misma. Apenas en 2017, el Fondo de Cultura Económica publicó, junto al sello de Joaquín Mortiz, la novela gráfica basada en la novela de Bernal con un guión de Luis Humberto Crosthwaite. Es indudable que el género y la obra han gustado. Y mucho.
Tan es así que, este año, el 18 de abril para ser más específicos, Sebastián del Amo (1971) estrenará su película El complot mongol (2018), que cuenta con un elenco ampliamente reconocido: Damián Alcázar, Bárbara Mori, Sebastián Sosa, Eugenio Derbéz, Xavier López «Chabelo», entre otros. Los personajes de fondo siempre prometen; sin embargo, ¿la película es buena? ¿Logra atrapar al espectador y vincula los «pinches chales» de Bernal con la actuación cinematográfica?
Ari Brickman (Graves), Carolina Amador (productora), Eugenio Derbez (Del Valle), Bárbara Mori (Martita), Sebastián del Amo (director), Damián Alcázar (Filiberto García), Sebastián Sosa (el licenciado), Moisés Arizmendi (Laski)
El rock en su época de esplendor cambió el paradigma de la generación joven que lo vio nacer y madurar. Occidente vivió el fenómeno de masas de The Beatles, la rebeldía nihilista de The Sex Pistols, las camaleónicas mutaciones de David Bowie y la profundidad lírica de Lou Reed. Pero, ¿qué hay de aquellos lugares lejanos a estos epicentros que fueron Inglaterra y Estados Unidos? ¿Cómo vivía el rock aquella juventud que en la lejanía observaba la trayectoria de aquellas luminarias?
Leto, del director Kirill Serebrennikov, retrata precisamente la cultura rock underground que, a principios de los ochenta, existía en Leningrado, el único lugar de la Unión Soviética donde había un espacio para el género, lejos de las estrellas pop que en Moscú promovía el estado.
Muchas veces se ha cuestionado cuál es el propósito del arte. Ocio, divertimento, sensibilización, mercancía; todas son palabras que, al ser extremadamente reduccionistas, rodean la palabra en un entorno capitalista, materalista y utilitario. ¿Quién podría pensar, acaso, que una fotografía podría salvar a un pueblo del borde de la quiebra? Lo anterior nos lleva a plantearnos una pregunta en apariencia absurda: ¿qué tienen en común una familia parisina, un pueblo ganadero, su alcalde, la esposa de un carnicero y un fotógrafo estadounidense? Descúbrelo en el estreno del próximo 18 de abril, con Normandía al desnudo (2018) −Normandie Nue − del director francés Philippe Le Guay, película que formó parte del pasado Tour de cine francés.
La Francia decimonónica es uno de los íconos culturales de toda la historia: la belle époque, el spleen, el mal du siècle, son algunos de los conceptos de la época del pintor francés Paul Gauguín (1848-1903). La modernidad en contraste con la decadencia podría ser uno de los grandes contrastes que sintetizan la forma de percibir la realidad, de vivir la existencia, de apropiarse de la melancolía o del tedio. Tales inquietudes motivaron a Édouard Deluc, director de Gauguin. Voyage de Tahití (2017) −Gauguín, viaje a Tahití, en español−, para mostrarnos un cuadro perfecto, una estampa en la vida del pintor impresionista, encarnado por Vincent Cassel.
Se ha dicho que después de nacer lo único que tenemos seguro es la muerte. Este hecho incuestionable (que nos sucederá tarde o temprano) es una constante en las historias de Stephen King, quien ha plasmado a través de su pluma historias terroríficas donde el monstruo es el mismo ser humano.
Probablemente, muchos de ustedes hayan sentido miedo por la muerte; quizá por la ignorancia de no saber si en verdad hay algo después de esta vida o por enfrentarse a la muerte de un ser querido. Si tu temor se refleja en lo primero, encontrarás la respuesta al perder de inmediato tus funciones en este plano; sin embargo, si es lo segundo, Stephen King tiene una contestación en una imagen: la experiencia terrorífica de sentir un hueco en el estómago al ver una recámara vacía por el ser que se fue.
En 1985, Alison Bechdel publicó una tira de su cómic Dykes to watch out for (Unas lesbianas de cuidado) llamada La norma. En esta, uno de los personajes afirma lo siguiente: solo ve una película si muestra al menos dos mujeres capaces de hablar entre ellas sobre algún tema que no sean los hombres.
Esta “norma” ha sido recuperada tras los años, hasta el punto de ganarse un nombre propio: el test de Bechdel. A día de hoy, es usado para determinar la importancia de los personajes femeninos en cualquier historia. Quizá su mérito radica en su aparente simplicidad. Son tantas las historias que no pasan la prueba que ha conseguido poner en cuestión el papel reservado a la mujer en la ficción.
Cuatro directores, tres películas, un festival de cine canadiense. La presencia de Patricia Rozema (Mouthpiece/Las dos Cassandras), Miranda de Pencier (The Grizzlies/Los Grizzlies), Grayson Morre y Aidan Shipley (Cardinals/Puntos cardinales), al frente de todos los representantes de medios, impone. Las barreras de la lengua se relegan a un segundo plano cuando la charla se concentra en una característica: todo aquello humano. Cada uno de los filmes posee mucho de ello y Puntos cardinalesno es la excepción.
Patricia Rozema, Miranda de Pencier, Grayson Moore y Alain Shipley
En una entrevista exclusiva, luego de la rueda de prensa por la Semana de Cine Canadiense en México, Primera Página platicó con Aidan Shipley (director) y con Grayson Moore (guionista y director), partícipes del Festival Internacional de Cine de Toronto, quienes son los rostros detrás de esta película. El silencio, la violencia, las similitudes entre México y Canadá o la comunicación, son algunos de los tópicos que se trataron en la conversación.
Una película sin villano, eso es Puntos cardinales.
El búfalo es la única especie animal, además de la humana, capaz de lanzarse deliberadamente al vacío y terminar con su vida. Por ello, el poeta Alejandro Tarrash nombró La caída del búfalo sin nombre a la obra en que reflexionó, por medio del ensayo y la poesía, en torno al suicidio.
Tú mismo deberás domar al animal, para ser el animal. Tú mismo deberás buscar la caída, el regreso a casa y te harás uno con la caída, con el fuego y el agua y el paisaje. No fuerces las cosas, pero rómpelas, haz como que las rompes, aunque todo esté desmembrado de antemano…
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