Ilustración de Carlos Gaytán
Los espacios de producción y los lugares de trabajo se han diluido y se desplazan rápidamente hacia los extremos de la vida privada: los hogares, en estas condiciones, son las nuevas oficinas, las nuevas escuelas y las nuevas prisiones. Esta transformación no sólo responde a una intencionada consecuencia de las medidas preventivas ante el virus. De hecho, se trata de una compleja red de relaciones que exigen que aún en pandemia, la producción no se detenga.