Truenas una estrella
y abrasas la penumbra.
Me besas
y trazas un instante
que quedará derretido
hasta el vientre blando
del recuerdo.
La brevedad puede ser
una chispa que lo devora todo.
Quedaron las brasas
de la noche,
palpitan en voz baja.
Nuestros cuerpos
engendraron
dos
soles
que se desmoronan
por la ciudad.
Los últimos pechos
que iluminan
este valle gris
de sal y roca.
¿De quién son estos huesos
de tristeza viva?
Tuyos y míos
mezclados
con la ceniza.
Quedarse aquí
es regresar al polvo.
Autor: Alejandro Sánchez Cancino (1998, Ciudad de México). Es egresado de Antropología. Actualmente es asistente editorial en una revista especializada en lingüística. Ha compartido algunos de sus escritos en publicaciones como Punto de partida y Punto en línea. También aparecerá en una antología con autorxs de México y Ecuador: Summergible (en prensa). Instagram y Twitter: @untalsancho