Me asomo a mirar el mundo
y comprendo que esta casa
me desborda,
devoro el cielo y me cundo
como la nube que pasa
y me aborda
con curiosidad preñada
revestida de tristeza
y me inquiere:
¿qué me pide tu mirada
tan llovida de tibieza?,
¿qué me quiere?
Etiqueta: Poesía mexicana
A la orilla del trino || Poema de Isabel Galván Rocha
A la orilla del trino, cenzontle
recorre sinuosidad del epitelio, durazno
y miel en el lienzo, y curvas perentorias
sin que declinen, volcanes en sus manos,
rotundo placer de besar recovecos,
desliza como magnetismo y se une
se descubre un secreto en la cumbre,
y renueva en el desliz de la mano, marfil
y oro en proximidades, devuelve la caricia
fragante del aroma lascivo y yuxtapuesto.
Visiones de la posteridad || Dos poemas de David Cacho
Mensaje
Escribir para la posteridad, dijeron los poetas.
Y el sol encaneció detrás del horizonte,
los árboles dieron sus frutos más silvestres,
del papel brotó la neblina más espesa,
la noche convocó a todas las muertes,
el hombre caminó hasta redimirse,
el cielo apagó todos sus anuncios,
el mar lloró para abrazar sus costas,
el fuego arrojó el primer lamento,
la tierra dio un galope hasta sacudirnos los pies,
los pies buscaron arenas para hundirse;
las arenas, aguas para no olvidarnos del recuerdo del mar;
no olvidamos,
decirle al mar que la muerte no ha despoblado sus playas,
decirle a la noche que la muerte no ha despoblado sus lunas,
que morir es otro eco del mar mientras soñamos,
que nosotros somos la muerte en el intento de redimirla,
que la vida somos nosotros al recordar a quienes mueren
enterrando a quienes viven de la suerte de la unión,
que vamos amando la muerte, porque algo debemos honrar,
que, ante la sospecha del fracaso, aún, tenemos la muerte como guía,
los poetas dijeron que había posteridad porque había cielo,
los poetas dijeron que había posteridad porque había muerte.
El séptimo día || Poema de Nancy Hernández García
Imagen: La creación de Adán, Miguel Ángel
Y Dios eligió para sí el último día
por eso el Hombre
carga con la nostalgia y melancolía del domingo
las confunde con pereza y aburrimiento;
se entrega al ritual pagano del fútbol
se anima con el bullicio
de las reuniones familiares
En nada encuentra lo que busca,
no sabe qué debe encontrar
la vida humana es ensayo y error
eternas corazonadas
como ciego va
tirando todo lo que toca
Dios eligió para sí el séptimo día
fastidiado de su propia Creación
y como es tan justo
comparte con el Hombre
el hastío que queda después del trabajo.
Para Carmen, en la Casa del Poeta || José Antonio Lugo
La espadas toledanas —o las de los samurais— se caracterizan por su temple, esa combinación de dureza y flexibilidad que las hace únicas. La poesía de Carmen Nozal es precisa, afilada, corta con una lucidez amarga todo lo que toca. Y, sin embargo, es tierna, compasiva, empática. Dar vida a lo que los filólogos llamarían un oxímoron, es decir, una unión de contrarios, una mezcla imposible, es lo que ella, como un orfebre ancestral, logra con sus poemas.
Rituales del vacío || Poemas de Angel Acecam Cloneoser
Hora equivocada
Esta noche nada late,
no late el viento arrebatado
que arranca las flores del cerezo,
no laten los ladridos de los canes
en la terraza del carnicero,
esta noche nada baila,
no bailan las luces de la plaza
que acostumbran en el quiosco,
tampoco lo hace el viejo reloj
de la iglesia con la música del coro,
Giraldi || Poema de Mario Alberto Santoyo
Sombras húmedas florecen
a la espalda de la luz.
Los Muros contienen
el color y la humedad
de las tonalidades rotas.
Quizá reverbere en las esquinas
o en el reflejo
de esta habitación sin nombre;
los matices que encarcela
este patio de agua y tiempo.
***
La ceiba descuelga su enormidad en ramas de porcelana rota || Poema de Tizzone Fonca
Los pajarillos cantan inadvertidamente altísimos atropellan la noche en su ambición lopusca El tecolote ulula todavía lambiscando los cráneos de la eternidad los cardenales —la mano se vuelve lepra al escribir esta palabra— regurgitan su […]
De fuego y espacios || Poemas de Diana Álvarez
I
Al principio fuimos aire, ligeros y fluidos
sin esperar nada ni ofrecer más que un respiro. Un soplo.
Luego fuimos agua, intensos, profundos
juntos un caudal: destrozamos piedras, abrimos caminos.
Fuimos materia constante, sin forma. Vastos.
«Para habitar mi nombre»: tradición y sensorialidad
Asentar que la tradición cultural de un artista puede ser apropiada y resignificada es dar la oportunidad de creer que el arte puede renovarse una y otra vez, así como ser puesta en muy diversos contextos de reinterpretación. No únicamente se resignifican los símbolos o los motivos poéticos, sino las prioridades enunciativas de una voz lírica, entre muchísimos panoramas abiertos y probables. Un homenaje sincero entre poetas no sería la repetición.