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Entelequia – Cuento de Pilar Llada Cienfuegos

Por alguna razón, que aún desconozco, el instinto me llevaba al mismo lugar y a la misma hora en donde dos viejos conocidos, aún sin haber sido nunca presentados, se daban cita sin fijar en un bohemio café de tabiques rojos y apliques horteras. Yo solía pasar las tardes sin itinerario definido, azotando las calles como un vagabundo que se arrastraba por las esencias místicas de las arterias más solitarias. Andaba a gatas o en cuclillas, otras a la pata coja, según me cogiera ese día de whisky el cuerpo. Mi intención me doblegaba y tiraba de mí como de un perro, sin oponer yo la menor resistencia. Así, había acabado tirado en más de una ocasión en el banco de un parque solitario y sombrío, a la espera de un alma caritativa que me sacudiera con fuerza y me devolviera a la realidad.

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Clara Bow jugando a tenis

“No soy como las demás chicas”: ¿hay únicamente misoginia detrás de la “pick me”?

Siempre jugué con los chicos. Nunca me interesaron las niñas y sus juegos. No he tenido una muñeca en toda mi vida. Pero era una buena corredora, podía ganar a la mayoría de chicos y sabía lanzar.

Traducido de una entrevista de la actriz Clara Bow para Photoplay

El estreno de Barbie, dirigida por Greta Gerwig e inspirada en la muñeca más famosa del mundo occidental, está en boca de todos. Con una estrategia de marketing basada en la moda, el maquillaje y, sobre todo, el color rosa, se ha convertido en una competidora digna de Oppenheimer, el tipo de película que uno esperaría acapare las conversaciones cinéfilas. El fenómeno Barbie no puede entenderse aislado, sino que se inscribe en una serie de tendencias de estos últimos años, desde el bimbocore hasta el rosa Valentino de la temporada 2022-2023. Ahora las redes están llenas de chicas que aseguran “ser exactamente iguales que las demás” y que aceptan y reivindican su gusto por aficiones tradicionalmente femeninas. Este nuevo enfoque es la respuesta perfecta al fenómeno “no soy como las demás chicas” de la década de 2010, bautizado por la comunidad afroamericana de Twitter como pick me. ¿En qué consiste este arquetipo? ¿Cuál es su historia? ¿Responde sólo a motivos misóginos?

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Para desnormalizar la otredad: “De cerca nadie es normal”, de Hiram Ruvalcaba

La marginalidad perpetúa los límites a veces imperceptibles en nuestra realidad. Si se observa con detenimiento, hasta el plano cotidiano más nimio puede revelar la negligencia, el rechazo, el estigma, el desprecio, el ostracismo. De cerca nadie es normal (2022), libro merecedor del Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez en 2021, apuesta por dar voz a ese tipo de personajes relegados. Ocho acercamientos a la (a)normalidad ofrece esta obra de Hiram Ruvalcaba (México, 1988), publicada por la Secretaría de Cultura de Jalisco en coedición con la Editorial Universitaria de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

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Crónica de un viaje por Bucarest (III)

He leído en bastantes lugares, especialmente en redes sociales, que la ciudad es aquel libro que se lee con los pies. La fascinación urbana que la literatura despertó cumple ya un poco más de dos siglos. Este deslumbramiento se inaugura en el París de la segunda mitad del siglo XIX, donde el arquitecto Haussman decide borrón y cuenta nueva de la ciudad medieval, por lo que comienza a destruirse para dar pie a la metrópoli de la luz, la del centro de la universalidad, o por lo menos de ese Occidente decimonónico. París fue modelo de otras ciudades, como la Ciudad de México, que quiso copiarle sus largas avenidas y jardines, e incluso hoy podemos encontrar los vestigios del afrancesamiento resistiendo a los violentos embates de la gentrificación en la colonia Roma y en la Condesa de la capital mexicana. 

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Collage por I. A. Bosco

Sobre el silencio y el descanso y su relación a la producción creativa

Collage por I. A. Bosco

El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu son grande parte para que las musas más estériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo que le colmen de maravilla y contento.

Miguel de Cervantes, prólogo a El ingenioso ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha

Todo arte y música nace y eventualmente vuelve al silencio, así como toda actividad parte y termina en el descanso. Será imposible crear verdadera belleza si no se convive amplia, voluntaria y pacientemente con el silencio y con el buen descanso.

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Al otro lado de la infancia: “El libro oscuro”, de Yarezi Salazar

Cuando nos encontramos con un libro para niños solemos pensar que cumple con una sencilla y única función: entretener. Si bien es básico pensar que la literatura infantil ―entendida como un compendio de obras dirigidas a públicos de cierta edad― sea recreativa y hasta divertida, esto no implica que sea simple en cuanto a estilo. Sobre todo, no supone que el tratamiento de los temas sea superficial. A los niños no se les facilitan lecturas sobre política, sociedad o biología, por la aparente distancia que pueden tener con esos intereses. Sin embargo, los cuentos infantiles, por ejemplo, permiten desarrollar la imaginación, el intelecto y, poco a poco, fomentar la capacidad de reconocer las propias emociones a partir de sus personajes. Así, la literatura infantil permite que los niños logren entenderse como individuos, al analizar su ser interior, de modo tal que sean capaces de identificarse con el otro sin importar el tema. 

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Editorial (julio) – Apuntes para aproximarse a la narcoficción y la narcocultura

Ilustración de Darío Cortizo

Desde una perspectiva antropológica, la cultura “distingue a la especie humana de todas las demás especies”. Desde esta óptica, la cultura es algo intrínseco a cualquier fenómeno humano, por ello, no existe una baja y alta cultura, “pura” e “híbrida”, así como tampoco es posible “tener” o “no tener cultura”. Todo influye en la configuración subjetiva: tiempo, espacio, política, sociedad, tecnología, costumbres, gustos, intereses, redes sociodigitales, tabús, entre otros. Sin embargo, existen estigmas y falsedades elitistas que condenan e incluso censuran ciertas manifestaciones culturales. Ejemplo de ello es la ostentación de dinero, lujos, poder, armas y elementos relacionados con la violencia, el narco y las estructuras de poder semejantes. La presencia de cada uno de estos aspectos se refleja también en diversas producciones artísticas y culturales.