Otra vez, en la clandestinidad, los ecos. Allí van, en calma, prófugos. No están precisamente ausentes, pues, de ser así, no serían ecos clandestinos que avanzan prófugos y en calma; sin embargo, es imposible mirarlos a simple vista. Daniel usa lentes pero es incapaz de verlos. Y yo que no uso lentes y tengo la vista sana, a veces, soy incapaz también. La clave está en que la capacidad se desarrolla con el sentido del oído, pero soy sordo. Y Daniel, él no es sordo pero es lo suficientemente despistado como para darse cuenta de que los ecos están allí.
Categoría: Creación
Expresiones artísticas de distinto tipo, ya sea de tipo visual o literario, como cuento, poesía o ensayo.
Más vista, antes que palabras || Ensayo de Víctor Hugo Espino
Diría Ellery Queen que el crudelísimo mundo moderno en que vivimos se muestra intolerante con los milagros. Ya no acaecen más milagros, a menos que sean milagros de estupidez o bien de avaricia nacional. Bien lo saben cuantos poseen un ápice de inteligencia.
Ellery Queen – Lámpara de Dios.
En el primer párrafo del aforismo «Gasolinera» de Calle de sentido único, Walter Benjamin escribe: “En estos momentos, la construcción de la vida se halla mucho más bajo el dominio de hechos que de convicciones”.
Resulta místico el augurio del filosofo alemán del siglo XX sobre la evidencia de nuestro tiempo. Y esta evidencia no se refiere a la forma en que se propaga la información, sino a la acogida de la mayoría al coincidir en gustos y opiniones. Tampoco se refiere a las pruebas científicas, sino aquellos hechos que enlazan con la estupidez y merecen el aplauso por la mayoría de habitantes de esta orbe.[1] La borregada gobierna sempiternamente. Nuestra era está dominada quizá por hechos que son consecuencia de la facilidad y la comodidad, productos estos de la especialización tecnológica.
Sombras en el horizonte || Cuento de Eduardo Viladés
Dicen que el color del mar cambia a medida que lo observas, que adquiere matices distintos que ni siquiera se pueden imaginar en una primera ojeada. Lo mismo pasa con la vida, en una fracción de segundo te lleva de la alegría a la desesperación. Que pase al revés suele ser más complicado.
Ecos de sombras || Poemas de Ilse Rocha
Pedazos de mí
Lo que soy:
el conjunto de trozos armados
en una peculiar danza
de lo que fui y el deseo
que evoca a lo que jamás seré.
El lugar de las valijas || Cuento de Pedro Nazar
La cosa es que me aburre narrar algo así, secamente. Decir «el hombre estaba ordenando las valijas en el baúl del auto para irse de vacaciones con su familia y estaba muy nervioso». Me gustaría un poco de rigor literario, de academicismo, y algo que conecte este acto vulgar de una mañana de enero con la historia de la cultura o de la humanidad. Creo que eso sí sería interesante y no tanto lo que pasa en mi vida personal. A veces un nombre alcanza. Decir Homero o Aquiles trae reminiscencias que no podrías obviar. Tal vez si este hombre fuera Aquiles…
Cantos a la sentida ausencia || Poemas de Daniel Pascual Duarte
I
Tu rostro
seducido por demonios,
tu matriz abierta al viento,
tu voz tan lejana
entre tus dedos/el canto
del jilguero que no ha vuelto
nunca más al árbol
que si logras recordar
estaba en ese parque
que dicen te gustaba tanto
Dilatación agobiante de la esperanza || Cuento de Alan Rolon
«Si es delincuente que muera presto», estampa de Francisco de Goya
Desde que estaba encerrado, lo único que esperaba era que los guardias vinieran por mí. Ansiaba escucharlos andar hacia acá y que me sacaran de mi hermética celda, tan aislada del mundo que no podía siquiera tener una mínima idea de la hora, el día, la época. Cada vez que los escuchaba se me helaba la sangre, pensando que era momento de llevarme al paredón, sólo para escuchar los lamentos ―o percibir su ausencia― de otro prisionero arrastrado, y descansar con amargura otra noche.
Alas || Cuento de José Luis Muciño
Una mosca detuvo el vuelo en el borde de su plato de sopa. Él dio un manotazo lento y burdo; sus 83 años le habían quitado casi toda su movilidad, pero logró ahuyentarla.
Habitar el silencio
1
Jueves 26 de septiembre, 2019. Una fotografía apareció frente al monitor de mi computadora: una pizza sonriente con ojos. Un mensaje lo acompañaba: ¡Amor, será nuestro Wilson! En la fotografía había algo evidente. La persona que me hacía escribir estaba acompañada de alguien más que no era yo. Tres segundos después perdí la voz. Esa fue una de las tantas veces en que he muerto.
La hechicera || Cuento de Eduardo Viladés
Pintura: En la Mancha. Dulcinea del Toboso de Cecilio Plá y Gallardo
Cuando era niño, en el colegio nos enseñaban a no hacer nada. Nos animaban a que durante algunos minutos nos tumbásemos encima de la cama o en el sofá y nos perdiésemos mirando al techo. Te concentrabas tanto en un punto blanco sobre tu cabeza que llegaba un momento que parecía que estabas flotando e incluso costaba enfocar la mirada. Era en ese preciso instante cuando nacían las mejores ideas y la mente recargaba las pilas.
Gracias a Julia, retomé esa costumbre en mi edad adulta. Aprendí a despreocuparme. Cuando la conocí, trabajaba como jefe de prensa de unas bodegas en Toledo. Había estudiado dramaturgia y periodismo y era el máximo responsable de un grupo de actores y reporteros que elaboraban guiones teatralizados con el mundo del vino como telón de fondo.