Romper un vaso
Estaba al borde. Lo juro. Casi imperceptible,
atento a la ruina como a punto de darse muerte
como sabiendo el lugar exacto dónde hacer fuga.
Estaba al borde.
Estaba al borde. Lo juro. Casi imperceptible,
atento a la ruina como a punto de darse muerte
como sabiendo el lugar exacto dónde hacer fuga.
Estaba al borde.
Con sombrero anda la muerte
agitando su guadaña
en la lengua del político
al tenor de su campaña
No hace falta el cementerio
aludiendo a sindicatos
siempre acaba la injusticia
en discurso el candidato
Casi quedo sin cordura,
venga de una vez la Parca
a romper mis ataduras.
No tardes mucho, calaca,
¡esperar por ti es tortura!
Te haré un espacio en mi celda
para que alivies mis penas.
¡Quiero entregarme a la fría!,
¡quiero cederle mi vida!
Terminó la cuarentena.
La tarde
a cuestas lleva envilecido el canto
De alfanje el filo que se trae
bajo la lengua
Por bocapronta
la tarde
es sodomizada por policías municipales
De albarda a bardas corroídas
discurren los cadáveres
y la tarde
se unge la fragancia de la hez
su estropicio ensancha
Podríamos pensar que Saraband —película final de Ingmar Bergman— sirve a modo de epitafio, de despedida. Ahora bien, si somos precisos, habría que considerarla quizás como un réquiem: una pieza musical, eclética, una sinfonía dolorosa y melancólica con algo original por decir sobre el amor, el desamor y aquello en el medio. En este réquiem, como en cualquier testimonio de la tragedia, importa la música. Importan las sensaciones abstractas, espontáneas, capaces de despertar emociones que, a su modo, parecen enterradas por el silencio y la vergüenza. La música describe las emociones con cuidado, acompaña el dolor y el perdón, capta el llanto contenido, pero necesario. Al parecer, en este caso, la música es la única voz de historias que, por lo inquietante de su contenido, no pueden ser dichas con palabras. Bergman, entonces, asume el rol del maestro, dirigiendo este concerto con atención a los detalles, moviendo las cuerdas y los instrumentos conforme avanza la historia, jugando con los personajes y sus sentimientos, dándole sentido al enorme caos que cada uno genera al encontrase y enfrentarse con el otro.
Nunca se crea nada del vacío,
desde este terremoto de identidad,
mi maternidad es una bolsa
llena de lluvia, luz de vida dividida
en dos partes de una línea nigra,
una mitad es la narrativa del asombro,
la otra mitad es un manual de descubrimiento,
entre las aguas lentas de este momento,
se cambia continuamente.
Fotografías del artista
Por sus objetos lxs conocerás
Mientras escribo el inicio de estas notas sobre «La luz es una flecha sin destino» (2021) de Mauricio Alejo, pienso en un poema de Raymond Carver que traté de reconstruir en mi cabeza desde que salí de ver la exposición. Cuando lo busqué para agregarlo como epígrafe de este texto, me di cuenta de que el poema tenía muy poco que ver con lo que quiero escribir aquí. Es más, es un poema que no habla de luz, ni de flechas, ni destinos, habla quizá de hacer uso de todo.
Macario Canizales de la Virgen es un santo popular de El Salvador, Sonsonate Izalco, mejor conocido por la tradición como un indígena curandero al que los habitantes adjudican varios eventos milagrosos. Cada año se visita su tumba y se le realizan rituales para invocar su protección a cambio de un poco de guaro.
Antes de conocer a Don David, yo tenía una vida normal. Me dicen Frankie y nunca me gustaron los trucos con cartas. Tampoco mi nombre, Francisco, por eso utilizaba el apodo que me puso mi mejor amiga. Era un mago callejero, aunque antes de eso trabajaba en fiestas, pero el primer día que hice trucos en la calle gané más dinero y me la pasé mejor que en una de esas jornadas frente a niños dispersos y groseros.
Fotografías de Arturo Meléndez
Como cada año, el Tour de Cine Francés llega a nuestro país para deleitarnos con una muestra del cine galo. El pasado 7 de octubre, tuvo lugar la presentación oficial del evento, encabezada por Alejandro Ramírez (director general de Cinepolis), Leopoldo Jiménez (director general de Nueva Era Films), Jean-Pierre Asvazadourian (embajador de Francia en México) y Cyril Anis (delegado general de la Federación de Alianzas Francesas de México). En palabras del embajador, el Tour representa «la diversidad y la riqueza del cine francés».