Patio – Poemas de Dante Vázquez M.

Todos tendemos a hacer que la representación del mundo que nos rodea sea la más cercana a nuestros deseos, necesidades e ideas.

Giorgio Nardone

I

A veces un lugar olvidado,
a veces un baúl de juegos,
a veces un refugio soleado,
a veces un ataúd de egos.

Hay pasos marcados y caídas
abruptas e intencionadas
sobre el concreto resquebrajado,
ayeres raspados de las rodillas.
Hay recuerdos rojo escarlata,
núbiles gallinas degolladas,
corriendo desesperadas
por vivir, por impulso, por inercia.

A veces la abuela miraba al cielo,
a veces el cielo miraba a la abuela,
a veces el cielo y la abuela compartían
la misma mirada al azul horizonte.

*

II

El humo del anafre picaba los ojos,
olía a plumas quemadas, el mole hervía:
ladridos, gritos y música.
Las carcajadas de mis tías y mis tíos,
y las de la abuela,
bailaban en el aire sin descanso.
Cuando quitaron la bolsa de la cazuela del arroz,
el vapor serpenteó hacia las nubes
y hubo sonrisas y la boca se hizo agua
y las tortillas del comal volaron a las mesas
y en las mesas
las letras formaron sílabas
y las sílabas
agradecimientos
y felicitaciones
y anécdotas
e historias,
y llegó la noche
y el café
y el pan
y luego el momento
de decir adiós.

*

III

Queríamos ver a los hijos de la Laica,
el Apolo nos gruñía,
y oíamos gritos de la abuela:

—¡Los van a morder, chamacos! ¡Sáquense de ahí!

El trino de los canarios albinos
y el chirrido amarillo de los pericos australianos,
eran cómplices de la desobediencia,
tropiezo consciente espumoso,
ladrido colmilludo.

Empapados de sudor
bajo la llave encontramos frescura,
y más gritos de la abuela:

—¡Se van a enfermar, escuincles! ¡Sáquense a bañar!

Tirados en el gris y húmedo concreto,
mientras los chillidos de los hijos de la Laica
arrullaban al Apolo, nos quedamos dormidos.

Aquello que nos dicen puede que sean nubes.

*

IV

Salto bajo la lluvia,
bajo un techo de nimbus,
que inundan por lo bajo,
a lo que hay debajo,
del bajo pino verde,
debajo del balcón
de donde una tarde bajó
un bajo alacrán
color ámbar bajo el sol
que bajó debajo
de lo bajo de la espuma
debajo del azul bajo.

La lluvia bajó de lo bajo del cielo:
abajo,
muy
abajo,
muy
abajo,
del
tiempo
está
el sentido de lo dicho.

*

V

La meta estaba al otro lado,
para llegar tenías que cruzar pozos
y puentes, y poner atención;
las reglas eran estrictas:

1.- Sólo podías dar tres golpes al carrito.
2.- Si avisabas turno al rival, perdías el tuyo.
3.- Sólo podías salir de la pista tres veces.

A las orillas de la pista improvisada,
con gis blanco y maderas,
había bulla, ojos bien abiertos,
nunca falta la trampa
de la lengua ansiosa y despistada:
si se dice lo que no se debe,
en un instante, en una curva mal tomada,
se abolla la convivencia,
la comunicación,
la carrera.

Los espacios se resignifican
en conjunto
mediante un acuerdo letra por letra.

*

VI

Alrededor de la fogata
compartir historias hace crujir
el temor a la oscuridad,
no saber hablar del propio vacío,
helada negrura interior.

Los bombones se carbonizaban
al igual que las salchichas,
y la Laica y el Apolo le ladraban
al fuego, tono de la voz
que va de mayor a menor,
—de acuerdo a la tesitura de la narración
(grave o baja, mediana o aguda, o alta)—,
hacía que el ritmo fuera rápido,
mediano o lento, para poder entender
que no podemos dar por supuesto
que a todos se les eriza la piel
al oír cuentos de brujas y nahuales.

*

VII

El saber es trasmitir conocimiento:
lo que se piensa es opinión;
sentir contagia emoción;
lo que se ha vivido demuestra experiencia.
Por eso nomás habla de lo que sabes,
piensas, sientes y has vivido;
ándale, mijo’, suelta la lengua,
también alumbra,
dije que dijo la abuela al verla volar tres días después de enterrarla.

Una voz es el eco compartido,
donde tesitura y ritmo
reestructuran la continuidad
de todo lugar olvidado,
de todo baúl de juegos,
de todo refugio soleado,
de todo ataúd de egos.


Autor: Dante Vázquez M. (México, 1980). Elegante imaginante caminante, técnico en poesía y narrador kamikaze, finalista de la modalidad A de la IV Edición del Premio Caperucita feroz de cuentos Ápeiron Ediciones, 2020; finalista del XI Certamen Internacional de Poesía Fantástica miNatura 2019; finalista del IX Certamen Internacional de Poesía Fantástica miNatura 2017; finalista del III Premio Internacional de Poesía Jovellanos, El mejor Poema del Mundo, Ediciones Nobel, 2016; primer lugar en el Concurso Cuentos de Mucho Miedo, Mucho Miedo Mx: Todo sobre Horror, 2015; ganó el VI Certamen Internacional de Poesía Fantástica miNatura 2014. Es autor de Apocalipsis hoy, (H)onda Nómada Ediciones, Colección Pase de Abordar, 2013; y de Casa de muñecas, 2020. Cuentos y poemas suyos han sido publicados en distintas antologías y revistas digitales e impresas.