La fotografía es, en esencia, el arte de prolongar los instantes. A través del lente de una cámara fotográfica se nos insinúa la posibilidad de negar la perpetua inmediatez y la irremediable fugacidad que acecha […]

La fotografía es, en esencia, el arte de prolongar los instantes. A través del lente de una cámara fotográfica se nos insinúa la posibilidad de negar la perpetua inmediatez y la irremediable fugacidad que acecha […]
Sabré expresarme cuando no tenga sangre. * Acaso abraces mi cadáver, pues ya no será mío. * Con aire en los huesos he llamado. Silente nombré las hornacinas apagadas, el corro de mangos, las sombras […]
La búsqueda de la trascendencia es un propósito que ha sobrevivido desde siglos atrás. En la Edad Media, las hazañas –en el mundo de la caballería– aseguraron, para algunos, el reconocimiento de la gente, además de la salvación del alma desde la perspectiva del cristianismo. De esta forma y unidos por ese objetivo, muchos escritores han intentado conquistar la inmortalidad en un universo interminable como lo es el de la literatura.
La búsqueda de la trascendencia es un propósito que ha sobrevivido desde la Edad Media. Las hazañas –en el mundo de la caballería– aseguraron, para algunos, el reconocimiento de la gente, además de la salvación del alma desde la perspectiva del cristianismo. De esta forma y unidos por ese objetivo, muchos escritores han intentado conquistar la inmortalidad en un universo interminable como lo es el de la literatura.
Sin embargo, el absurdo –o el claroscuro– de la trascendencia reside en la confrontación de la inmortalidad y la memoria. El recuerdo –como un episodio cotidiano en la vida humana, que además fundamenta el reconocimiento de uno mismo– está ligado completamente a la inmortalidad vista desde cualquier perspectiva. Ésta, por su parte, instituye la eterna condición del hombre en la inmediatez del tiempo; esto es, el transcurso de un presente sin fin.