Nunca me han gustado los caldos. Siempre se sirven cuando hace mucho calor o cuando son acompañados con alguna pieza de pollo mal cocido; sin embargo, el caldo que comí en aquella ocasión no me desagradó. Aunque la carne que contenía era chiclosa, tenía un sabor novedoso que no había probado antes y que jamás probé después.
A cien años de su nacimiento, las advertencias sobre lo que podría ser el futuro del escritor estadounidense se vuelven más importantes que nunca. Su amor y esperanza sobre las bibliotecas y los libros son […]
Cuando empecé a escribir en Primera Página, a mi columna la nombré ‘La ciudad de las damas’ por la utopía medieval de Christine de Pizane en la que se proponía un mundo completamente habitado y gobernado por mujeres. Pizane no fue la única que imaginó universos exclusivos para nosotras. En 1915, Charlotte Perkins escribió Herland, una novela en la que una sociedad alejada de mujeres que se reproducían por partogénesis se encuentra con unos viajeros varones que llegan accidentalmente a su isla.
«En ese sentido, hablar una lengua es político, escribirla es político, ensayar en ella también».
YÁSNAYA AGUILAR, lingüista y activista mixe
Algo positivo que suelen dejar las «polémicas» en redes es poner al centro un tema del que muchas veces no hablamos. Estas discusiones ponen también en evidencia en ocasiones la enorme desinformación que tenemos respecto a los temas abordados: género, feminismo, aborto, desigualdad, clase, etcétera. La víctima de esta semana fue(ron) la(s) lengua(s).
Uno de mis libros más queridos es Larvas, de Alfonso Suárez Romero. Su historia me encanta a pesar de que, como novela, acredita varias fallas. Mucho del cariño que le tengo es, porque hasta antes de mi encuentro con Larvas, nunca me había planteado el hecho de que mis textos pudieran ser leídos por otro. Alguien además de mí.
Texto de Edgar Adrián Mora Para Juan Pablo, que quiere ser escritor. 1. Viene alguien y me invita a escribir sobre cómo me convertí en escritor. Cada vez que alguien me propone algo similar, las […]
Alejandro Vázquez Ortíz Creo que soy parte de la última generación de la humanidad que conoció el aburrimiento. Que llegó a experimentar, en la adolescencia, grandes periodos de vacío y ocio desocupado. Crecí antes de […]
«Le style, c’est l’homme». GEORGE-LOUIS LECRERC El estilo es el hombre. Según esta premisa, no existe nada más allá que toda verdad contenida en el estilo. De tal modo, el hombre se decreta por este […]
La búsqueda de la trascendencia es un propósito que ha sobrevivido desde siglos atrás. En la Edad Media, las hazañas –en el mundo de la caballería– aseguraron, para algunos, el reconocimiento de la gente, además de la salvación del alma desde la perspectiva del cristianismo. De esta forma y unidos por ese objetivo, muchos escritores han intentado conquistar la inmortalidad en un universo interminable como lo es el de la literatura.
Ya venía yo pensando aunque con cierta distracción las ideas expuestas por Enea. Entré al baño del edificio y todo estaba a oscuras. Busqué el interruptor de la luz y no lo encontré. Supuse entonces que había un sensor de movimiento y la luz se encendería cuando me reconociera. Y efectivamente, alcé la mirada e identifiqué a penas por un puntito rojo que parpadeaba el sensor pegado al techo. Le hice señas como a una cámara de seguridad diciéndole quiubo, hay gente que quiere usar el baño aquí, la luz, porfa. Pero nada. Abrí y cerré la puerta, y nada. Brinqué, pero no mucho, para no causarme un desgracia en las condiciones intestinales en que me encontraba, pero nada. Con la luz del teléfono me alumbré hasta el retrete. El escenario era efectivamente apocalíptico; faltaban algunas goteras, quizá, y unos charcos de sangre, vapores tóxicos, ruido de tuberías, pero todo estaba ya ahí, en mi imaginación, y mi teléfono era un cerillo húmedo consumiéndose cada veinte segundos. Me acomodé, y dejé que las cosas tomaran su ritmo, su cauce natural, digamos. O al menos en esos términos Enea se refirió a la escritura de Felisberto Hernández en clase.