Etiqueta: escritoras españolas

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Salvoconductos hacia las primaveras (selección) – Poemas de Marian Raméntol

Siete oscuridades pegada a ti

Una mano sostiene el examen del agua
durante siete suicidios sin estornudar.

Con una margarita muerta en el ojal,
los altares vomitan sus policromías,
y abofetean la infancia,
los rezos impúberes y la comunión del frío.

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Ser mujer en la escritura de Elena Ferrante: Olga en “Los días del abandono”

No hay reproducción técnica que hasta ahora haya podido superar el espejo y los sueños.

Elena Ferrante

No es que crea que Los días del abandono (Lumen, 2002) sea el mejor libro de Elena Ferrante, ni tampoco el que más expone sus recursos literarios. Más bien mi gusto por esa obra recae en algo más personal: fue el primer libro que leí de ella, y me llevaría después a conocer toda su trayectoria literaria. El impacto en mí luego de haber leído Los días del abandono cruzando las incertidumbres de la pre-pubertad fue al parecer reformador. Entre mi esclavitud por las letras y la curiosidad por el proceso de mi feminidad, Ferrante es una de las escritoras que siempre encamina mi gusto hacia una literatura marcada por el empoderamiento del divino femenino. Leerla me incita a una búsqueda de la intimidad, marcando una clara inclinación por ser una mujer más real que bella; asimismo, me provoca una constante discusión con toda la normatividad estética que socialmente se nos impone a las mujeres, empezando por entender que Olga (personaje principal en Los días del abandono) “pensaba en la belleza como en un esfuerzo constante de eliminación de la corporalidad. Quería que amase mi cuerpo, pero olvidándose de lo que se sabe de los cuerpos. La belleza, pensaba angustiada, es ese olvido. O quizá no”.

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Reinicios – Prosa poética de Rosa Martínez Guarinos

I

En el refugio se respira un aire viciado de carencias. La expectación va abriendo grietas en el muro. Hay filtraciones también o flujo de fantasmas. Escuálidos principios medran entre sombras y las linternas abren boquetes de insoportable luz. Tenemos preparado el cloro, los alimentos envasados con tripa de centuria y hambre encapsulada en ampollas de vidrio. Uno de nosotros gime algo y los gemidos tienen resonancia más allá de los cuerpos. El nuestro es un refugio donde no llega el sol, una especie de cárcel sin salida; tú bajas a su fondo, saltas las horas como un atleta del peligro, del miedo que apetece, del placer que se acaba.

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El pintor y la luz – Cuento de Carlota Arráez Gómez

Ilustración: “A gig grass field”, de julykings

Son las tres de la madrugada y no consigo dormirme. Sobre mi regazo, las palabras de John Steinbeck; a mi izquierda, Lili duerme. Intento concentrarme en el libro, pero la escasa luz y el ruido constante que llevo escuchando desde hace horas me lo impiden. Este ruido es algo parecido al balanceo de una canica contra la pared mezclado con el agua de una gotera. Tras varios minutos, el ruido cesa. Cierro los ojos y el sueño me lleva.

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Ukiyo (la magia del instante) – Poema de Rosa Martínez Guarinos

Cuentan que las flores blancas de sakura
se tiñeron con sangre
en incontables primaveras,
que a orillas del Kamo los amantes
compiten en la dulce crueldad del seppuku
y que de sus labios nacen
hebras de seda y miel.
Cuentan que en yozakura
los espíritus del amor
escapan de sus conchas oceánicas
y acuden a lugares remotos,
llevando en sus brazos de viento
los ecos del origen.

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Hilos de la memoria – Relatos de Lucía Oliván

Huellas imborrables

Las plantas se comían todas las paredes de la casa de la tía Adela. No había un solo recoveco donde no se hubieran instalado. Es lo que suele ocurrir con los lugares abandonados. La porquería, los bichos, los hierbajos… se hacen con ellos, se apoderan de su cuerpo y alma, y poco a poco, lo destruyen.

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Cita a ciegas (contigo) – Poema de Rosa Martínez Guarinos

Mírate. Ya nunca regresará
ese aleteo de fiebre en tus mejillas,
te has convertido en una proyección
malograda de tu propia insistencia
y no sabes aceptar la derrota.
Desnúdate y observa
las primicias del derrumbe interior,
esa delicuescencia en que las formas
oscilan reagrupando contornos,
desbaratando moldes,
convirtiendo tu cuerpo en huésped
extraño de sí mismo.