Lenguajes internos – Poemas de Remei González Manzanero

Ruidos de cuchillo

No tenemos un lenguaje para los finales,
para la caída del amor, 
para los concentrados laberintos de la agonía, 
para el amordazado escándalo 
de los hundimientos irrevocables.

Roberto Juarroz

Más abajo de la colina,
se mece el vientre en ruidos de cuchillo.

Hoy te reclamo el relamido,
la disciplina del desenfreno,
que reviertas mis escarchas
rompas la consistencia,
desgastar el borde del precipicio 
por el que vas a lanzarme.

Y en el último segundo exclamaré:
― Tú te lanzas conmigo.

Poema de La confesión de la carne: desdenes del vacío

*

Hacerse estrella

Estrellarse o explotar, todo lo mismo. 

Desaparecer sí es otra cosa,
lo que importa es la ratio entre la carga
soportable por el puente y su propio peso, 
a veces ocurre el silencio entre los diminutos vacíos
entre los ladrillos de los bastiones
y pasan entonces delgados los hilos de viento
hacia el otro lado. 

Estrellarse es también hacerse estrella.
Sólo al final de la nada se vislumbra el algo.

Poema de La verdad que no vemos, XVI Premio Águila de Poesía 2020

*

Éxito

Desde que deseo el éxito,
una muerte pequeña y dócil
acecha en cada farola,
agota todas mis esquinas
consigna los eclipses, 
desmadra las lunas llenas.  

Desde que deseo el éxito y pienso en el dinero
me he prohibido el desnudo veraz
en las noches de otoño, 
me he dejado torpe yacer un rato 
porque ahora está justificado
y he consagrado al alcohol 
con el control de mi cuerpo.

Desde que deseo el éxito y pienso en el dinero
y siento mi sudor en apretones de mano, 
no es el cuerpo el que me pesa,
es la vida, asfixia con sus tuercas, 
y me administro a menudo pequeñas dosis de mí misma. 
No es que vaya muriéndome
poco a poco y cada día como el resto, 
muero más rápido
y arrastro el tiempo a la contemplación 
de cuánto me queda
y estoy al acecho ante un momento certero
que sé que no va a suceder. 

Pero nada de esto importa,
no importa que las verdaderas victorias
que había soñado,
las que estuvieron hechas
de ambiciones abstractas, 
de mantequilla en las manos
y rumores de viento en la cara,
se escondan para siempre. 

Sé que existen,
detrás del plenilunio, 
bien adentro de mí misma, 
un eclipse de nubes 
me espera para siempre
cuando el éxito no llegue
y yo haya vencido para siempre.

Poema de La verdad que no vemos, XVI Premio Águila de Poesía 2020

*

Huida hacia adentro

Bajar hasta uno mismo y ensuciarse
de materia, de mundo…

Vicente Gallego

Vengo huyendo
de estos hilos rojos, 
seda cubierta
de intestinos,
pelos, cicatrices
y nervios,
me lanzo intrépida
hacia el interior mismo
y encuentro,
más allá de todo esto
que debía ser tanto
y es tan poco,
esto
que no somos. 

Parece que lo dejé todo
donde lo dejaste hace años,
lo escondí tan al fondo 
de nosotros 
que no puedo encontrarlo.

Poema de Habitantes de un paraíso minúsculo, II Premio de Poesía La Equilibrista

*

Por tanto, vertedero

Por tanto, vertedero
sangrando nubes de polvo,
me acerco a este verso
hecho de corazón granizo.   

Mi otro yo
pendiente de sí mismo
dejó de responderme, 
pero hay miles de yoes
esperando en el abismo.

Poema de Habitantes de un paraíso minúsculo, II Premio de Poesía La Equilibrista

*

Templo

Este cuerpo que ves aquí dentro
es un pequeño templo
donde esculpo calaveras, 
transformo obituarios,
vierto lo invencible.

Llegué con una casa en mi cuerpo,
me iré sabiendo de este lugar sagrado
que aquí dentro tengo, 
altar inmune 
al transcurrir delgado del tiempo. 

Poema de Habitantes de un paraíso minúsculo, II Premio de Poesía La Equilibrista

*

Cuando ya no esté aquí

Se murió diez centímetros tan solo: 
una pequeña muerte que afectaba 
a tres muelas careadas y a una uña
del pie llamado izquierdo…

Ángel González

Mis uñas seguirán creciendo, 
cuando no esté aquí
y siga estando de alguna manera, 
dejaré de morderme las uñas, 
mi sangre seguirá corriendo 
disecada, las plaquetas
funcionando, mis pulmones quejumbrarán
todo lo que no respiro, 
y de nadas bombeará el corazón 
con soplo incontingente
estos latidos extraños,
mis articulaciones engranarán
las poleas graznidas
zurrirán inflamados los tendones 
de la espalda intermedia, 
crepitarán mis manos pequeñas
intentando asir el tiempo
tan naranja, hecho de alambres 
de paraguas rotos 
los días que no llueva. 

Cuando ya no esté 
y siga estando de esta manera
tan tibia y seca,
empezaré a decrecer,
menguarán las bárbaras tripas
de mi estómago encogido, 
hogar que acogerá 
entre colonias los parásitos benévolos
comiéndose mis uñas.

Pero ahora estoy aquí
y me estoy mordiendo las uñas.

Poema de Habitantes de un paraíso minúsculo, II Premio de Poesía La Equilibrista


Autora: Remei González Manzanero (Barcelona, 1990). Graduada en Filología Hispánica, con Premio Nacional de Fin de Carrera, cursó el máster de Ciencia Cognitiva y Lenguaje y el de Formación del Profesorado en la Universidad de Barcelona, donde actualmente prepara su tesis doctoral en Didáctica de la Lengua. Trabaja como profesora de instituto de Lengua Castellana y Literatura y como profesora asociada en la Universidad Autónoma de Barcelona. Como poeta, es autora de La verdad que no vemos, poemario galardonado con el XVI Premio Águila de Poesía, de Aguilar de Campo 2020, y de Habitantes de un paraíso minúsculo, premiado en el II Certamen de Poesía de La Equilibrista y publicado este año. También ha autoeditado el fotopoemario Puzzle berliniano y los cuadernos de poesía La confesión de la carne: desdenes del vacío y El mundo de las almohadas. El resto de su obra se encuentra diseminada en varias antologías y revistas y su próximo poemario, inédito por el momento, ha sido finalista en varios certámenes internacionales. Recientemente, le ha sido otorgado el accésit en la última edición del Certamen Calamonte Joven por el poema “Besos”.