Etiqueta: ensayo

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“Lo visible es un invento”

Ilustración de Sarah Cruz

En el prólogo del libro Modos de ver, de John Berger, Eulàlia Bosch expresa: “Lo visible no es más que el conjunto de imágenes que el ojo crea al mirar. La realidad se hace visible al ser percibida. Y una vez atrapada, tal vez no pueda renunciar jamás a esa forma de existencia que adquiere en la conciencia de aquel que ha reparado en ella. Lo visible puede permanecer alternativamente iluminado u oculto, pero una vez aprehendido forma parte sustancial de nuestro medio de vida. Lo visible es un invento. Sin duda, uno de los inventos más formidables de los humanos. De ahí el afán por multiplicar los instrumentos de visión y escuchar así, sus límites”. 

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Cómo evitar mal la tristeza

Ilustración de Mariana Chávez

Trabaja en algo, para que el diablo te encuentre siempre ocupado.

San Jerónimo

Tengo el recuerdo —¿será inventado?, ¿tendrá su parte verdadera y su contraparte falsa?— de que, cuando era adolescente, mi mamá me dio un consejo. O tal vez solamente dijo algo que sonó como uno: “Yo hago cosas para no andar pensando pendejadas”. Hacer cosas para evitar pensar en pendejadas. Con cosas se refería al abanico de actividades que van desde ser un miembro productivo de la sociedad hasta mantener la casa limpia. Las pendejadas, por otro lado, hacían alusión a las emociones y sensaciones que impiden la realización de dichas actividades.

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Lucha política, resistencia y descanso: reflexiones personales

Ilustraciones de Mariana Chávez

Si sentimos dolor y rabia, es que no hemos renunciado a nuestra capacidad de reaccionar ante el mundo. Significa también que no aceptamos la violencia cotidiana como algo natural, y que no vamos a tratar la violencia como algo que se da por supuesto.

Judith Butler

Cuidarme a mí misma no es autocomplacencia, es autopreservación. Y eso es un acto político.

Audre Lorde

Al estudiar humanidades en Filosofía y Letras, me encuentro inmersa en una burbuja que comprende ideologías particulares. Con esto me refiero a un ambiente de apoyo a causas feministas, disidentes, anticapitalistas, antirracistas y un etcétera que está todavía descubriéndose y transformándose. Es poco probable que alguien, de manera abierta —no velada y anónima, como ocurre a través de los comentarios de odio (en su mayoría tránsfobos) escritos en los baños—, repruebe el aborto o la libertad sexual de las personas, justifique el racismo, la transfobia o directamente niegue esas opresiones.

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Pavese: angustia y muerte

Turín. Alguna habitación del hotel Roma. Agosto de 1950. Afuera quizá es de día, quizá de noche. A Pavese, poeta y novelista italiano, poco le importa. Ha tratado inútilmente de hablar con sus amigos, pocos seguramente, como conviene a personas como él. Sí, porque pocas son las personas que comprenden, que saben que un poeta es más bien un completo apasionado: de la vida, del amor, de las mujeres y la muerte. Y Pavese padecía profundamente cada una de esas cosas. Hasta entonces, la vida le había sonreído: se licenció en letras por medio de una tesis sobre Whitman, tradujo al italiano a autores esencialísimos para la literatura como Anderson, Hemingway, Dos Passos. Su actividad como crítico literario permitió que las letras de su tiempo se revitalizaran, tomaran una forma definida: el neorrealismo de la posguerra. Se convirtió en un clásico en vida. Sus novelas eran leídas y aclamadas, pero sobre todo, comentadas. Lo mismo su poesía, que era lo que más le importaba: “La poesía, si acaso, me ha enseñado a dominarme, a recogerme, a ver claro; la poesía me ha devuelto a mí mismo, en el más práctico de los sentidos.”, redacta en su diario íntimo. En la poesía cifró sus preocupaciones estéticas. Pero también fue en ella donde dejó plasmados distintos matices de su pasión amorosa, de la pasión carnal por las mujeres, de su constante contacto con la idea de la muerte.

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De bibliotecas: la «Biblioteca de Babel» y la Biblioteca Nacional de México

La palabra ‘biblioteca’ se encuentra definida en el Diccionario de la Real Academia Española como la “institución cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de libros y documentos”. Es decir, se trata de un espacio brindado al interés público, donde el objetivo es una especie de vaivén entre el tener y el procurar textos. Reducida a una dinámica de transacción material y reclutamiento de documentos, podría decirse que la biblioteca no encierra ningún tipo de enigma. Afortunadamente, la literatura tiene registro de otro tipo de apreciaciones sobre estos espacios. Jorge Luis Borges, por ejemplo, reveló lo fascinante que puede llegar a ser este sitio en su cuento “La Biblioteca de Babel”.

Lo que Borges propuso se presenta inconmensurable, como el mismo universo. Las galerías que contienen los libros se expanden quizá hasta el infinito y hacia todos los puntos, eternamente. Los libros que ella resguarda abarcan todas las lenguas y los dialectos, todas las exégesis, todos los manuscritos variables. Incluso en esta Biblioteca uno podría adentrarse a buscar el libro que hablara de todos los libros, con la posibilidad de no encontrarlo nunca, o bien, de hallarlo “milagrosamente”. La Biblioteca de la que habla Borges cuenta con sus propios métodos lógicos que en teoría posibilitan acertar con el libro buscado. No hay un solo volumen que no esté en ella y pareciera que la posible existencia de esta Biblioteca fuera la prueba inefable de que el hombre por fin haya ha logrado preservar y organizar el conocimiento de la humanidad.

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Future politics de Austra: la libertad de sentir, ser y soñar.

 

Ganó la intolerancia, ganó el miedo, ganó el prejuicio: este tiempo se avecina incierto porque los logros en la igualdad y la tolerancia se han tenido en menos cuando la gente, inconforme con los Gobiernos, hace atento oído a los discursos de odio y miedo achacando el origen de su inconformidad a los grupos vulnerables, marginados. Tiempos oscuros, sí, pero aún hay motes de luz brillando en el abismo. Como dice David Bowie en «Blackstar»: In the Ville of Ormen stands a solitary candle. Una de aquellas velas solitarias es Katie Stelmanis. Su disco, un mote de luz ensoñada, imaginada y necesaria, llegará justo cuando las políticas de Donald Trump se pongan en marcha.

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Evodio Escalante: Los tres pilares

EE: Evodio Escalante

EPP: Editores Primera Página

EPP: Háblenos acerca de alguna de las muchas figuras capitales en su formación como poeta y como crítico. Es difícil, sabemos, referirse sólo a una.

EE: Sí, creo que es difícil sintetizar en una sola figura pero, espontáneamente, al escritor que yo considero más importante en mi vida es, sin duda, José Revueltas. Lo empecé a leer, desde que era niño (sin saber quién era), porque había unos libros de él en casa y, más que eso, porque yo soy generación del 68. No participé en el movimiento porque en ese momento no vivía en el DF pero por formación, gustos e inclinaciones políticas me siento miembro de esa generación. Como ustedes saben Revueltas, no solo como escritor sino como diligente político, como disidente, como intelectual, tuvo un papel simbólico fuerte en el movimiento. Se fue a vivir en esa época a la Facultad de Filosofía y Letras, redactaba manifiestos, intervenía en asambleas cuando lo dejaban hablar (si lo dejaban hablar); luego, la orden de aprehensión contra él y contra otros profesores y estudiantes. Por eso unas semanas permanece oculto. Al fin la policía lo agarra y permanece varios años en Lecumberri sentenciado por su actividad política de izquierda. En fin, permanezco muy cercano a esa figura aunque yo no soy novelista. Me considero crítico literario y, a veces, en ratos libres, poeta. Pero sí, la figura de más peso literario para mí es José Revueltas. Una vez dicho esto también quiero decir que por razones generacionales, esa debe ser la explicación (no encuentro otra), los escritores que más me influyen y tienen más presencia en mí, incuso hasta el día de hoy son, también, Efraín Huerta y Octavio Paz.