En su momento el canto negro en América se abrió paso y se esparció en un devenir de géneros que se convirtieron en potencialidades expresivas y sonoras desde el compás de las palas y los picos, y las manos como pinchos que penetraban la tierra para fecundar algodón, maíz, o música que aletargara la carga de tantas voces hambrientas, silentes de libertad.
