Categoría: Literatura

Reseñas y recomendaciones de libros, reflexiones alrededor de un autor y su obra, lanzamientos de libros.

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“Mariposa negra”, de Mónica Mateos: ¿cómo matar a la muerte?

“Acabo de recibir los resultados de mi tomografía: tengo un tumor en el cerebro”. De esta manera, transparente, implacable, sincera, nos recibe Mónica Mateos (México, 1967) en las primeras líneas de Mariposa Negra (2022). Esta obra cronística, presentada por la Editorial Universitaria de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), nos hace partícipes del viaje de su autora por cada una de las oficinas hospitalarias, salas de espera, consultorios y sesiones de radiación que dan cuenta del día a día de los pacientes del sistema de salud mexicano.

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“La cárcel de su cuerpo”, de Elisa Rodríguez Chávez: la búsqueda de la identidad femenina

El alma ya no es nada más que una leyenda que nos contaron de niños, y que poco a poco ha ido desapareciendo en nosotros.

Elisa Rodríguez Chávez, La cárcel de su cuerpo

Elisa Rodríguez Chávez (Guatemala, 1939) escribe La cárcel de su cuerpo en 1960, antes de incursionar en el género cuentístico. Dos años más tarde, resulta ganadora en la categoría de novela de los Juegos Florales de Quetzaltenango, certamen literario anual de Guatemala. El galardón significaba una puerta de acceso al mundo intelectual, ya que en el siglo XX la ciudad de Quetzaltenango se convirtió en el centro de la acción cultural de Centroamérica por su impulso a proyectos artísticos y por ser un punto de encuentro para poetas y escritores guatemaltecos.

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Blackout – Cuento de Maikel Sofiel Ramírez Cruz

¡Cojone! Corre, pon la linterna del móvil, que alumbre el cuarto de la niña, tú sabes que se despierta enseguida cuando se ve a oscuras…

¿Y… qué hora es, eh…? Mira esto, chico, el arroz blanco que lo acabo de montar en la olla arrocera… ¿Qué tú crees, pongo la cazuela en el fogón de gas? ¿No se romperá por eso…? Oye, ya se despertó la niña. Claro, si hace tremendo calor. Anda, cógela a ver si yo logro terminar la comida. ¿Niño, y qué hago de plato fuerte?

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Un día como otros – Cuento de Miguel Enrique González Troncoso

Esa mañana, como todos los días, Joaquín se levantó temprano e inmediatamente encendió el tocadiscos. Mientras se escuchaba a bajo volumen el tema “Escalera al cielo” de Led Zeppelin, se metió a la ducha; luego, se vistió apresuradamente, bebió su café de un solo trago, y salió a la calle en dirección a la parada del autobús.

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Lo personal seguirá siendo político: “Me morderé la lengua”, de Melba Alfaro

En lo personal, ahí donde las cosas duelen, se encuentra la dominación acaso más directa y cruda. El patriarcado no sólo domina la vida pública, eso sería imposible si antes no se hace con el control de las esferas privadas. Las mujeres, las disidencias sexo-genéricas y básicamente todas las comunidades marginadas atestiguan cómo sus anhelos, representaciones y deseos son subsumidos, aplastados, pisoteados por un sistema que necesita su exclusión y su miseria para seguir funcionando.

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Un nuevo integrante – Cuento de Paula Andrea Lopera Mesa

Mara organizó la reunión como si de un festín se tratara: flores para la sala, un gran arreglo con mucho follaje para el comedor, regalos cuidadosamente empacados para cada uno. Destapó el vino antiguo, el de la época de cuando la vida era pasajera. De su bolso sacó un candelabro de plata, tan brillante que podía ver mi rostro reflejado en él, le puso unas velas rojas y las encendió. Todos nos sentamos a la mesa: mis padres, mi hermana Fanny (la solterona), mi hermano Bill junto con ella y yo, Jul, la menor con 96 años, la niña de una familia de humanos naturales aún.

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La trilogía San Jerónimo – Microrrelatos de Ailton Téllez Campos 

Frenar el desasosiego

Cuando Joaquín recibió su diagnóstico clínico del Hospital San Jerónimo, pensó que lo más adecuado sería renunciar al trabajo, hacer una reunión con sus familiares y amigos y exprimir sus tarjetas de crédito recorriendo los estados de la República que tanto anhelaba conocer. Pero en lugar de eso, para frenar el desasosiego que tanto lo había atormentado durante casi dos meses, decidió sentarse frente al volante de su auto e inhalar el monóxido de carbono que se introducía a una de las ventanas por medio de un tubo que conectaba al escape.