Categoría: Creación literaria

Creación literaria. Narrativa, poesía, minificción y otros híbridos.

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Un día como otros – Cuento de Miguel Enrique González Troncoso

Esa mañana, como todos los días, Joaquín se levantó temprano e inmediatamente encendió el tocadiscos. Mientras se escuchaba a bajo volumen el tema “Escalera al cielo” de Led Zeppelin, se metió a la ducha; luego, se vistió apresuradamente, bebió su café de un solo trago, y salió a la calle en dirección a la parada del autobús.

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Un nuevo integrante – Cuento de Paula Andrea Lopera Mesa

Mara organizó la reunión como si de un festín se tratara: flores para la sala, un gran arreglo con mucho follaje para el comedor, regalos cuidadosamente empacados para cada uno. Destapó el vino antiguo, el de la época de cuando la vida era pasajera. De su bolso sacó un candelabro de plata, tan brillante que podía ver mi rostro reflejado en él, le puso unas velas rojas y las encendió. Todos nos sentamos a la mesa: mis padres, mi hermana Fanny (la solterona), mi hermano Bill junto con ella y yo, Jul, la menor con 96 años, la niña de una familia de humanos naturales aún.

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La trilogía San Jerónimo – Microrrelatos de Ailton Téllez Campos 

Frenar el desasosiego

Cuando Joaquín recibió su diagnóstico clínico del Hospital San Jerónimo, pensó que lo más adecuado sería renunciar al trabajo, hacer una reunión con sus familiares y amigos y exprimir sus tarjetas de crédito recorriendo los estados de la República que tanto anhelaba conocer. Pero en lugar de eso, para frenar el desasosiego que tanto lo había atormentado durante casi dos meses, decidió sentarse frente al volante de su auto e inhalar el monóxido de carbono que se introducía a una de las ventanas por medio de un tubo que conectaba al escape.

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Jueves, día de estrenos – Cuento de Miguel Acquesta

Es que me olvido que tú vienes
desde otra muerte a visitar
Que siempre cuidas a tus vivos
Como cuidamos de vos.

Rubén Olivera, “Visitas”

Ciudad de Buenos Aires, otoño de 2017

Esa mañana se despertó feliz. Por fin llegó el primer jueves del mes. Se levantó más de prisa que de costumbre. Podría decir que esa mañana no le dolía nada. Caminó con paso firme hasta la cocina a prepararse el desayuno. Encendió la televisión. “Un choque múltiple complica el tránsito en el acceso norte”. Sacó de la alacena el frasco del té en hebras. “El INDEC informó que la inflación del mes llegó al 1,8%”. Puso la pava sobre la hornalla a fuego moderado. “Mañana de cielo despejado, tarde soleada, desmejorando hacia la noche”. Sacó de la heladera una mermelada de higo y la manteca. “Por la tarde el Presidente, junto con su gabinete económico, se reunirá con la delegación del Fondo Monetario Internacional”. La tostadora expulsó sonoramente dos rebanadas de pan negro. “Hallaron en las cercanías de la ruta cinco el cuerpo de la joven Nancy Delgado, desaparecida el viernes en Moreno”. Vertió el agua, a punto de hervir, en la tetera y se dispuso a esperar unos minutos. “Durante el fin de semana se llevará a cabo el desfile de las colectividades en Avenida de Mayo”. Se sirvió el té humeante en una de las tazas de porcelana y comenzó su ritual matutino del desayuno. “A las veintiuna se enfrentarán, en el Nuevo Gasómetro, San Lorenzo de Almagro y Racing Club por un lugar en la Copa Toyota Libertadores”.

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Sin miedo – Cuento de Camila Lima

Esa noche, volví a casa temprano. Dejé el maletín del trabajo en la entrada y me quité los zapatos. Caminé despacio para no hacer ruido por si él ya dormía. Puse mi serie favorita en la televisión. Al cabo de una hora sentí curiosidad, así que caminé por el pasillo hasta nuestra habitación esperando encontrarlo. Sin embargo, nadie estaba allí.

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El reflejo – Microrrelato de Roberto Aguilar

En el afán de tener control sobre cada cosa en su vida, Javier planificaba a detalle cada actividad por realizar, había presupuestado cada segundo con el fin de lograr cada uno de sus muchos objetivos: estudios, trabajo, deporte, incluso el tiempo con los amigos y pareja, los cuales estaría por conocer según su agenda. Cada día revisaba nuevamente lo decidido y, dependiendo de sus nuevos intereses, cambiaba ligeramente su plan de vida. Nunca estaba conforme, pues había demasiado que hacer y el tiempo era limitado, por lo tanto, todo debía encajar a la perfección.

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Salvoconductos hacia las primaveras (selección) – Poemas de Marian Raméntol

Siete oscuridades pegada a ti

Una mano sostiene el examen del agua
durante siete suicidios sin estornudar.

Con una margarita muerta en el ojal,
los altares vomitan sus policromías,
y abofetean la infancia,
los rezos impúberes y la comunión del frío.

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El vertedero y unos tankas – Poemas de Marcela Chávez

El vertedero

Hurgo un rato en memorias viejas
para entrever un par de mis historias
En ocasiones como ésta 
entiendo que acostumbro a olvidar
millares de cosas pequeñas
Nada nuevo
Mi memoria es masoquista, avanza con egoísmo
y elimina los recuerdos de mi ojo malo:
una hilera de caminos dispares
las paredes pintadas de los baños
las huellas en la arena de la arena del mar
mi confesionario hecho hace tres años
Borradas se desvanecen en el pantano
del pasado
Es mi memoria selectiva, memoria injusta
como si conformaran una pila insignificante los días
Hasta que en ratos así hurgo
y descubro un par de recuerdos pequeños
cosas valiosas

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RCA – Minificción de Raúl Mendoza Mandujano

Hubo saetas infernales cayendo en el desierto-ciudad. Televisión apagada por luz eléctrica agonizante dejó entrar la calle que tosía en sueños adansonias. Eran eones de tubos fluorescentes en el panel del filtro-firmamento. Los reflectores colonizaban a Venus con fuegos artificiales de su eterna primavera. Marte estuvo en invierno desde el control remoto. Su orbe moribundo agonizó todavía más por el gran apagón. Tenía voces-bocina en cada mota de polvo, pero sin cuerpo. Antiguas civilizaciones que jamás nacieron lloriqueaban desde otra programación ausente. Ríos de diamantes sin cielo lastimarían a los gigantes gaseosos del filtro de color. Océanos de cobre torturaban una clavija de continentes etéreos. Habían olvidado la guerra con los mundos tectónicos del cañón de electrones. Ojos de araña miraban al sistema planetario recién apagado. Lo organizaron con la ley del eterno retorno. El botón de encendido entre sus dedos apuntaría al hermano del sol, ser LCD funesto, para que se repitiera: