Imaginación(es) || Poemas de Luis Benítez

Revelaciones

Alexander Graham Bell arrojó al futuro
esta pequeña cosa que llevo en el bolsillo,
que me espera paciente en un rincón de la casa,
que me acecha silenciosa todavía en la oficina:
ha colonizado el mundo con voces que no son suyas
y nos obliga ruidosamente a contestarlas.
Contengan la noticia horrenda o la venganza que nos dibuja
un rictus que no reconoceremos nunca ante los otros;
sean el aguijón de nuevas urgencias o breves palabras
que serenan y apaciguan, él las trasmite igual
que a la cobarde amenaza que no tiene un rostro,
los saludos inútiles en cada aniversario o el estúpido
intento de vendernos interminablemente algo.
Indiferente a lo que dice su micrófono,
lo lleva a miles de kilómetros para que inevitablemente lo reciba alguien,
como un bombardero atento sólo a la puntual
entrega de su carga que cambia las cosas para siempre.
Quizá su placer desde hace un siglo sea engañarnos
creyéndole que hablamos con los vivos,
cuando al teléfono exclusivamente lo hacemos con fantasmas.

*

Drácula

En mi infancia fue Christopher Lee
y en la de otros Bela Lugosi, un vampiro morfinómano
que murió pobre, viejo y olvidado,
la suerte que no conoció esa sombra invariable
que nos sigue mirando desde el hueco de las escaleras
o la habitación terrible al fondo de la casa.
Debe recordarnos que detrás de los que se reflejan
cada día en los espejos, siempre hay un niño
que viene tanteando las tinieblas
de un eterno corredor, uno que —él lo sabe—
termina en la sala de un castillo.
Tiene que ser el otro lado de los mediodías
para que el mediodía sea la tranquilizadora luz,
las nítidas certezas, cada jornada una avenida iluminada
para que veamos venir  la muerte si se asoma.
Son suyos los gritos de la calle que no reclama nadie,
los escalofríos que no tienen un porqué que no avergüence,
los pasos nocturnos que se oyen cerca y lejos,
un horrible doble tiempo que marea y que nos toma.
Y en el centro de esa red infinita que le han tejido el tiempo
y nuestros miedos —seguro solamente de sí mismo y del infierno—,
sonríe y entre dientes murmura nuestro nombre,
aquel que es sólo uno y el que llevamos todos:
Vlad Draculea, el príncipe que somos de Valaquia.

*

El róbalo

En el plato que parece pequeño bajo su forma poderosa,
el róbalo de ancha escama y enorme boca armada
todavía muerde el aire que huyó de su último intento.
Aunque vencida por las redes de la compañía pesquera
y traída a la fuerza a este mundo que pensamos
es más seguro y auténtico que el suyo,
la bestia marina sigue acechando al pulpo, ocho veces inquieto
en su bosque de corales, y sus fuertes músculos
quieren llevárselo de un rotundo coletazo
hacia lo negro y profundo de las cordilleras sumergidas,
hacia las islas precipitadas desde la superficie,
hacia las muchas atlántidas que son jardines de algas
batidos por las corrientes y el paso interminable
de las ballenas que van por el amor hacia lo oscuro
como un paisaje en lento movimiento.
El róbalo en su furia congelada, a medias todavía envuelto
en el papel de diario con que lo abrigó el marchante;
el róbalo que ayer a mediodía diezmaba a dentelladas
inmensas columnas de sardinas que se fundían en una
o se dispersaban por el golfo sosteniéndolo
(parecía) como a un palacio sumergido.
La fiera insaciable como un lingote de plata asesinado
que ya no surfeará las olas con desprecio,
orgullosa del poder de su ancha espalda,
entre las frutas y las botellas de cerveza
humillada por el hombre que cierra su heladera
y piensa en otra cosa y rasca su cabeza,
y que es para su dios que brama en las campanas
lo que el róbalo en el plato.

* Estos poemas fueron publicados en francés en 2013, bajo el título común de Les Imaginations (París, Ed. L’Harmattan, 2013).

***

Autor: Luis Benítez (Buenos Aires, Argentina, 1956) es poeta, narrador y ensayista. Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.), de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (La India), de la Asociación de Poetas Argentinos (APOA) y de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina (SEA). Ha recibido el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2007). Sus 36 libros han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay. Su último poemario publicado fue The afternoon of the elephant and other poems (traducción de B. Allocati / George Franklin, Katakana Editores, Miami, E.U., 2020).