Perorata de un loco (otro rayo de luna)
«La vi. Filo de guadaña la luna.
La hierba a vértigo de selva sonaba.
La miraba, tan sólo la miraba.
Rayo era que refulge en la laguna,
una cósmica reflexión montuna,
perdida esquirla de una estrella brava,
luz maldita que del hombre secaba
las razones. ¡Oh, suerte cruel y bruna!
Porque lo bello no nos salva, no…
Era el horror ceñido de artificio,
ojos serenos que el diablo tomó
para hurtar el elixir de la mente.
No los mires que a través de su esquicio
está hacia la postrera sombra el puente».
Después de la perorata, calló.
Por su mirada sin brillo, se supo
que del poeta ya no había resquicio.
*
Arquitectura de la fe
La semana comienza cuando bajo
las escaleras eléctricas y camino
hacia la salida de la plaza. Pienso
en las cosas que no te dije, las repito
para que se amolden entre los pliegues
de la memoria. Sonrío.
Dan ganas de respirar,
de mantener los pulmones henchidos
porque el aire ya no es una costra funesta.
A mitad de la tarde primavera.
De las calles de voraz simetría
brotan estructuras oníricas
hacia los cuatro puntos cardinales.
Se oblongan las esquinas y se deshacen del polvo
y las telarañas, los arcos
alargan su comba como horizontes
de planetas íntimos, las columnas
se equidistan y refugian entre sus vértices
calidez para las llegadas imprevistas.
Las corvas de la ciudad se desperezan
y se sacuden esa pesadez de suelas
que siempre apunta hacia los mismos trayectos.
¿Pienso? Me invade una fe de huestes
siempre vencidas, paticojas y mancas.
Valen de poco las cosas que te diría de tanto sentido.
Prefiero que se hinchen las palabras de tanto aire,
que se desacomoden, que se escurran,
que se estiren y que exploten,
porque sólo en ese plop se descifra
este acto desesperado de inhalar y exhalar.
¿Para qué decir?
Sonrío.
***
Autor: Edis Namar. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas de la UNAM; actualmente, se desempeña como profesor de español en una preparatoria de Ecatepec; ha hecho colaboraciones en Cine3.com y en el extinto portal Coma Suspensivos.
