El recital
Dejando atrás el pueblo,
dorado por la tarde,
en la pantalla vemos al jinete
partir hacia el paisaje, a medio trote.
El poeta levanta la cabeza.
Observa al auditorio.
El auditorio guarda un solemne silencio.
Dejando atrás el pueblo,
dorado por la tarde,
en la pantalla vemos al jinete
partir hacia el paisaje, a medio trote.
El poeta levanta la cabeza.
Observa al auditorio.
El auditorio guarda un solemne silencio.
Mírate. Ya nunca regresará
ese aleteo de fiebre en tus mejillas,
te has convertido en una proyección
malograda de tu propia insistencia
y no sabes aceptar la derrota.
Desnúdate y observa
las primicias del derrumbe interior,
esa delicuescencia en que las formas
oscilan reagrupando contornos,
desbaratando moldes,
convirtiendo tu cuerpo en huésped
extraño de sí mismo.
y no es presencia;
los animales muertos
recuerdan a flores de plástico que he ido dejando
en forma de mensaje
en la orilla,
y recuerdan a todas las conchas que no recogimos, allá en el mar
las calles por las que no habitamos,
las casas de paso en las que nos quedamos
para siempre.
Todos los vértigos
que dejé caer
están retorciéndose
de risa
sobre la arruga
de la memoria.
Acaso es otra.
Acaso es esta otra
máscara larga y fría
la que me viene a buscar
mientras
estás sangrando todavía.
Una voz que se calla
se doblega ante el silencio.
Una voz que dice una palabra
se rebela ante la muerte.
Presentamos gustosos una pequeña muestra poética de Pascual Pérez Ribot, escritor de Alicante, España. Los poemas forman parte de A mordiscos por la vida.
Una vez más nos honra presentar a un autor del otro lado del mundo, directo desde Valencia, España, Heberto de Sysmo. Ilustración, como siempre, de Cecilia Saucedo.
PÁGINA CLAVE
Propóleo de tinta
que bañas esta página de sombra,
hoy me resuelvo en ti.
Tu probidad me insulta;
refugio de este mísero inconforme.
Presentamos hoy, directo desde España, una selección de poemas del poemario inédito El ocho de las abejas de Cleofé Campuzano. Ilustración por Cecilia Saucedo.
«LA ZONA» QUE NOS PERTENECE
Por eso, lo que se ha endurecido no vence
Versos de Arseni Alexándrovich Tarkovsky en Stalker de Andrei Tarkovsky (1979)
I
Nos privarán también del escenario
donde es posible mirar películas de
amor; o películas de paisaje desolado
donde el sonido del agua es su engranaje;
la habitación, cercado de esta parte del
mundo y, en su defensa:
la zona protegida. Ahora aún no nos pervierte.
Pero yo sé que hurga en nuestro peso,
está pensada para estar ahí…
como pisadas imperfectas sobre tierra
mojada. El lamento de un perro las socorre o
nos llama para sobrevivir.