Senovia Expósito se arremangó la falda para airearse y profirió dos maldiciones al hilo antes de azotar la puerta. Era un jueves de agosto embadurnado de hastío. Juan Froilán la miró estupefacto. Nunca la había escuchado articular vocablos tan altisonantes y groseros, ni siquiera cuando estuvo a punto de morir arrollada por el camión escolar que había perdido la ruta.
Etiqueta: Literatura femenina
Cenar con los muertos
Para todos los muertos y las muertas,
que aún no regresan a casa.
Para mi tito Fino,
y todos los míos.
Bienvenidos.
Una vez leí un artículo, no recuerdo si en National Geographic o en otro lado, en el que un extranjero contaba su experiencia viviendo el Día de Muertos mexicano. Decía que no concebía cómo comíamos pequeños cráneos de dulce y llenábamos las calles de papel colorido con esqueletos. Se le hacía extraño que la muerte no estuviera ligada con el horror, con la tristeza, con el llanto, sino con la fiesta, el jolgorio y la comida.
Mujeres e independencia: más allá de Vicario y La Corregidora
Quizá fui muy ambiciosa con el título y usted, amable lectora, esperaba encontrar una larga enumeración de al menos una decena de mujeres escritoras de inicios del siglo XIX, además de una revisión minuciosa de su obra y un análisis profundo que tratara de desatar los entramados de su construcción retórica.
Sin embargo, esta vez no tengo una lista llena de nombres de mujeres con una biografía envidiable y mucho menos un conjunto interminable de textos amontonados sino todo lo contrario, esta vez sólo tengo un texto. Uno sólo hecho por muchas mujeres. O al menos busca representar la voz de muchas.
Alaíde Foppa: feminista profesional
Para Myrian Caballero, por creer en mí
Argentina, la lucha aún no acaba
ni allá ni acá ni en todo el mundo
«Todos se preguntaban a qué hora hacía Alaíde tantas cosas» – Carmen Lugo
Mientras caminábamos por los pasillos húmedos de una escuela provinciana, Myrian Caballero me contaba, durante el tiempo entre clases, de su paso por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Narraba con emoción las clases de Rosario Castellanos y Juan José Arreola. Recuerdo casi textuales sus palabras sobre Juan Rulfo: «Era un hombre tan guapo, llegaba siempre de traje y tenis. Era callado, serio y casi nunca daba clase: se ponía a jugar ajedrez con los alumnos y nosotras íbamos solo a verlo». En una de esas apresuradas pláticas me dijo: «Lo mejor de todo era escuchar a Alaíde Foppa».
De la participación política de las mujeres: entre literatura y realidad
En la tierra seremos reinas, y de verídico reinar…
-Saudades, Gabriela Mistral
Mucho se ha dicho y pensado sobre el papel de la literatura –y de las figuras literarias– en la «vida real», como si aquellos que hemos decidido vivir con las letras pudiéramos separar nuestras aproximaciones a la escritura de preparar el café, pasear al perro o limpiar el jardín. Se ha hablado sobre si existe una relación intrínseca, inherente y directa entre la representación de la «realidad» en la literatura y la influencia de esta con la primera, o si simplemente la creación artística es pura ficción. Creo que es imposible mantenernos en términos binarios, su liga es problemática y esto es lo que la hace especialmente productiva. Personalmente, creo que la literatura no es un «escape» ni una manera de alejarse del mundo mediante el ensimismamiento del libro y la lectura, sino una manera de pensar nuestra vida y sociedad que nos aqueja y nos pide ya no solamente una llamada a la reflexión, sino a la acción, por lo que podemos utilizar la literatura como herramienta y modo de ver y actuar frente a lo que nos apremia.
Mujeres, ¡a la cocina! (V) – Las migajas
El reflejo difuso en el mosaico blanco. El incesante tintineo de las ollas, sartenes y cucharones. Cuchillos, sangre, frío. Las cocinas pueden llegar a ser tan atemorizantes como una morgue. ¿Qué muere en todas las cocinas? ¿Sólo las extrañas criaturas que nos narró Amparo Dávila? ¿O también un poco de nosotras mismas como contaba Rosario Castellanos?
Mujeres a la cocina (IV) ─ Mientras más la mires…
Después de terminadas las tareas diarias del hogar, de doblada la ropa, de cenado el marido, de dormidos los niños, ¿qué queda? La melancolía. El pensamiento triste que se mete por todas las esquinas como el polvo, y por más que se barre, y por más que se limpia, nunca se acaba. Siempre hay una perenne capa que termina sirviendo de protección a los muebles, a las puertas, al comedor y a una misma.
Mujeres, ¡a la cocina! (III) – Entre deber y el querer ser
«Lección de cocina» es un cuento contenido en el libro Álbum de Familia (1971) de Rosario Castellanos. La autora chiapaneca es uno de los principales nombres que figuran al hablar de escritoras, escritoras mexicanas, escritoras que escribían de mujeres, escritoras feministas. La comiteca (cositía para los paisanos) se volvió un referente de todos los anteriores adjetivos.
Mujeres en la cocina (I) | Un regalo de cumpleaños
Pero, señora, ¿qué podemos saber las mujeres sino filosofías de cocina? Bien dijo Lupercio Leonardo, que bien se puede filosofar y aderezar la cena. Y yo suelo decir viendo estas cosillas: Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito.
Sor Juana Inés de la Cruz en su famosa Respuesta a Sor Filotea describe su relación con la cocina de la manera anterior: para ella, este espacio es generador de reflexión, de experimentación y le sirve como catalizador de sus penas. Por ello, he decidido dedicar un bloque de comentarios acerca de aquellos textos en los que las escritoras se apropian de un espacio al que eran relegadas por su condición de género y lo convierten en un terreno propio para la creación. En este primer número es el turno de la zacatecana Ámparo Dávila.
La jaula de Adela Fernández
Las grandes figuras de la cultura son tan conocidas que todos terminan sabiendo poco o más bien nada de ellos. Conocí a Adela Fernández por fortuna y casualidad hace dos años y, desde entonces, me convencí de estudiar su literatura. Lo primero que supe, como casi todos, es que fue hija de la relación entre Emilio “El Indio” Fernández y una bailarina cubana que el actor conoció en un viaje. Dada la naturaleza de la casa paterna, Adela vivió rodeada de la farándula artística y cultural del México de mediados del siglo pasado: Dolores del Río, Diego Rivera, Frida Kahlo y todo su círculo llenaban la sala de El Indio y le daban a su hija un trato cercano a una relación de servidumbre.