Etiqueta: Literatura ciencia ficción

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Poesía dentro del caos en “El mismo pulso de la máquina”

Imagen extraída de Netflix

Michael Swanwick publica “El mismo pulso de la máquina” en 1998. Un año más tarde, el autor norteamericano fue galardonado por este cuento con el premio Hugo, otorgado anualmente a aquellos escritores dedicados a cultivar la ciencia ficción y la fantasía. Martha Kivelsen, la protagonista de la historia, sufre un accidente espacial en una de las lunas de Júpiter junto con su compañera Juliet Burton. El inesperado percance desencadena una serie de complicaciones que le dan sentido a la trama de la historia.

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Ser-IA – Cuento de Sara Montero

Déjenme que les cuente cómo lo recuerdo yo, aunque para las fechas y el orden estricto de los acontecimientos quizás tenga que preguntar a SENT. Como ya saben, los primeros en caer fueron los creadores de contenido, copywriters y redactores. Ni siquiera se requería de una tecnología muy avanzada. Bastaba con volcar los datos y en segundos la máquina tenía un texto escrito en todos los idiomas indicados. Sí, es cierto que adolecían de cierta gracia, pero técnicamente eran impecables, era barato y no exigían afiliarse a un sindicato. 

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Un nuevo integrante – Cuento de Paula Andrea Lopera Mesa

Mara organizó la reunión como si de un festín se tratara: flores para la sala, un gran arreglo con mucho follaje para el comedor, regalos cuidadosamente empacados para cada uno. Destapó el vino antiguo, el de la época de cuando la vida era pasajera. De su bolso sacó un candelabro de plata, tan brillante que podía ver mi rostro reflejado en él, le puso unas velas rojas y las encendió. Todos nos sentamos a la mesa: mis padres, mi hermana Fanny (la solterona), mi hermano Bill junto con ella y yo, Jul, la menor con 96 años, la niña de una familia de humanos naturales aún.

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Ciencia ficción y la caída del sistema: “La Máquina se detiene”, de E. M. Forster

Una habitación hexagonal bajo tierra cuya decoración ha sido reducida a varios paneles de botones para accionar comodidades. Luz, cama, aire fresco, baño, ducha, música, comida, toda necesidad es satisfecha por la Máquina en el confortable entorno de seis paredes que en conjunto asemejan un panal construido para abejas reinas. El mecanismo es tan perfecto que termina por mecanizar a sus habitantes.

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Silabergs – Microrrelato de Juan Carlos Arce

Los Silabergs, ese grupo social al que el crecimiento explosivo de la comunidad relegó a los suburbios, seres inteligentes de barbas lacias y serenidad en los rostros, tribu de antaño golpeada y discriminada cuyos hábitats fueron devorados por espantosas y desordenadas colonias de interés social construidas por el gobierno, comenzaron a involucrarse, con los escasos recursos que les daban sus trabajos de asistencia en ingeniería, en la compraventa y construcción de drones. Al paso de los años construyeron algunos tan grandes que cabían casas dentro. Preocupados siempre, y cuidadosos con las leyes para que la velocidad o dimensiones de los drones no fueran afectados por ellas, no pasó mucho tiempo para que sus viviendas se desplazaran en grupos de tres o hasta cinco juntas.

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Estela y la bruma || Cuento de Edgar Navarro

Cuando termine de escribir, se habrá roto el vidrio de contención y todo habrá terminado. De todos los escenarios que imagino, preferiría ser convertido en ceniza, pero temo que, de todas las muertes que hubo, aquella bruma fúnebre del otro lado del vidrio se amoldará a mi ser para que padezca una agonía meticulosa. Ya siento arena reptando entre los hemisferios cerebrales, cómo se zarandea mi mente de un lado a otro, cómo se desecan los pliegues de la percepción y la memoria. Ya veo cómo, del muñón donde debería estar mi mano izquierda, sobresale un bolígrafo plateado con el que garabateo estas líneas…

Estas visiones se intensifican; hace unos minutos, bastaba con cerrar los ojos y mis cuatro extremidades tenían forma de brazos y piernas; ahora, pestañeo y brotan raíces de árbol debajo de mi cintura y un ala de quiróptero, unidad a mi cuerpo, aletea. Para que mi mente no salga expulsada de mi cráneo, me apoltrono adonde estoy sentado y tenso la espalda.