Etiqueta: escritoras peruanas

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Frágiles y precarios – Ensayo de Astrid Arbildo

Astrid, veintiocho años, fan de Patti Smith, cinco fotos cuidadosamente seleccionadas. Luego, dar izquierda, dar derecha, el desfile de rostros y nombres por la pantalla. A las pocas horas algunas conexiones, a los pocos días varias conversaciones pendientes. Al cabo de dos semanas, eliminar aplicación. Perdida en el supermercado sin poder seguir comprando alegremente, sólo fui por esa oferta especial, personalidad garantizada. The Clash sonando en el fondo. 

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María Emilia Cornejo, “la muchacha mala de la historia”

En el canon occidental, pecado y feminidad han ido siempre de la mano. “soy la muchacha mala de la historia”, uno de los poemas más conocidos de María Emilia Cornejo (Perú, 1949-1972), deconstruye este binomio y nos presenta un grito de libertad que resuena hoy día ante la necesidad de rescatar a diferentes autoras históricamente marginadas. Sin embargo, resumir la poesía de Cornejo sólo como “provocadora” o “desafiante” sería ignorar la multitud de lecturas que ofrece. Para una escritora que se suicidó a los veintitrés años y, como consecuencia, nos legó una obra breve, sus poemas tienen la madurez necesaria para ofrecernos un recorrido por su evolución intelectual y literaria. La Universidad Nacional Autónoma de México, a través de la colección Material de Lectura, ha recopilado una muestra de su poesía como parte de la serie Vindictas. Poetas latinoamericanas.

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Sopa de tomate – Cuento de Karla Paola Cabrera

Me desperté con ese sabor en la boca que me recordaba a mi infancia, la época más feliz y despreocupada de mi vida. Eso es justo lo que necesito, un alimento para el alma más que para el cuerpo. Eso terminará con mi mala racha, con mi mal genio y con el cansancio infinito que me tiene arrastrándome desde hace semanas. Busco la receta. Estoy seguro de que la he copiado. Se la había pedido a mi abuela, le había rogado que sea especialmente detallada para limitar la posibilidad de desastre, siempre presente. Eso de «una pizca de sal», «un poquito de pimienta»… No, señor. Dame medidas exactas. La cocina es química, ¿no? ¿Qué experimento se hace con una pizca de óxido de magnesio y un poquito de cloruro de potasio? Ni hablar. Receta para el desastre. Por eso, mi abuela, después de mucho renegar, me había hablado en cristiano y tenía las cantidades exactas para que sea perfecto. Y será perfecto cuando encuentre el condenado cuaderno donde la apunte. Carajo. ¿Lo habré perdido en la mudanza? Imposible. Estoy segurísimo de que… ¡Bingo! Veamos…