Etiqueta: cuentistas salvadoreños

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Los nobles de la tormenta – Cuento de Alberto Férrera

Para ese entonces, mi trote se vio embravecido en la revuelta de los años estudiantiles que acicalaba a los revolucionarios. Su mediocre olor era el de una imitación de ratas de alcantarilla que iba dejando la oleada de contraculturas insurgentes. Las conjeturas de la música noventera se atisbaban en los altavoces de los barrios como copias certificadas de la era de rebeldía en Europa.

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La persecución – Cuento de Roberto Aguilar

Acercándose el anochecer en el campo, estaba un chico oculto en la oscuridad de un cobertizo. En espera de su destino, debía permanecer escondido hasta la puesta de sol. Ésa era la condición para considerarse victorioso. La ansiedad aumentaba y sus latidos eran cada vez más fuertes, tanto que el temor se apoderaba de su cuerpo al pensar que, igual a un cuento famoso, su propio corazón lo podía delatar. Se decidió a hacer algo, pues sabía que era cuestión de tiempo para que fuese encontrado si permanecía en el mismo sitio. Observó cuidadosamente a diestra y siniestra y, al asegurarse que no había nadie, se apresuró a huir. Aunque de pasos ágiles, la respiración era pesada y sentía que lo observaban, lo sabía en su corazón: le habían encontrado o tal vez era paranoia. ¿Cómo estar seguro? 

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San Oriondo – Cuento de Javier Adonay Flores

La madrugada que maté a mi padre, tomé la decisión de mudarme a San Oriondo, un pequeño pueblo en la frontera donde él nació. Rechinaron en mi mente las constantes anécdotas sobre su infancia y lo feliz que fue cazando cangrejos y bajando mangos de los inmensos árboles que ahí crecen. Antes de irme envolví su cuerpo, bajé el agua de la pila y lo tiré adentro; guardé mi ropa, la suya y cinco pesetas que guardaba en una de sus botas. 

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El trago espirituoso – Cuento de Alberto Férrera

Macario Canizales de la Virgen es un santo popular de El Salvador, Sonsonate Izalco, mejor conocido por la tradición como un indígena curandero al que los habitantes adjudican varios eventos milagrosos. Cada año se visita su tumba y se le realizan rituales para invocar su protección a cambio de un poco de guaro.