La favorita, una historia sobre la rivalidad en la corte de Ana de Inglaterra, es una de las candidatas más interesantes a los Oscar de este año. Destaca no solo por dar una vuelta de […]

Reseñas y recomendaciones de filmes y series de televisión. Reflexiones alrededor de actores, directores, y el mundo audiovisual en general.
La favorita, una historia sobre la rivalidad en la corte de Ana de Inglaterra, es una de las candidatas más interesantes a los Oscar de este año. Destaca no solo por dar una vuelta de […]
«A veces es mejor escoger a la familia.»
Los Globos de Oro son la antesala de los premios Oscar. No es desconocido que la película japonesa Un asunto de familia (2018) ha sido una grata revelación a partir de su amplio reconocimiento en dichos galardones. Ganó además la Palma de oro y compite por el Oscar a mejor película extranjera. El filme de Hirokazu Koreeda es, en definitiva, una pieza entrañable, conmovedora, sensible y fluctuante entre lo «bueno» y lo «malo» de las categorías éticas. La película se estrena en México el día de hoy, 14 de febrero.
Fotografías de Octavio Meléndez
Escritor, guionista y director: Gerardo Aguilera ambiciona la proyección de su idea en tres plataformas diferentes, el campo literario, la representación teatral y la concreción cinematográfica. Su plática con Primera Página dentro del marco de eventos de Microforo y Borders, definitivamente ha sido una de las más interesantes. Además, aprovecha para contarnos sobre sus procesos creativos, su forma de entender el cine y el arte en el mundo actual.
Dick Cheney fue secretario de defensa y vicepresidente en gran parte de los mandatos republicanos en los E.U. desde Richard Nixon hasta George W. Bush. La guerra de Vietman, El Watergate, el ataque al WTC en Nueva York, la invasión en Irak, las prisiones en Guantánamo, el exilio y asesinato de Sadam Hussein, la caza, la muerte y captura de Osama Bin Laden, son sólo algunos de los «logros» dentro del portafolio de Cheney; todos como parte de las decisiones que se llevaban a cabo dentro de un cuarto de guerra dentro de las instalaciones del Pentágono.
Cuando George W. Bush le pidió personalmente a Dick Cheney que fuera su vicepresidente sabía perfectamente que sería el títere que serviría como portavoz y ejecutor de órdenes que previamente recibiría. El ya experimentado republicano se había asesorado jurídicamente en el cambio de algunas leyes constitucionales, donde, abusando de la confianza y pusilanimidad de Bush, las alteraría para que el ejecutivo tuviera todo el poder de decisión y así Dick ser la mano que mecería la cuna en el gobierno de E.U.
Cuando nos hablan del cine de los años veinte, a todos nos viene una imagen prefabricada a la cabeza: el estilo de vida ostentoso y desenfrenado de la nueva juventud norteamericana. Fue, por tanto, una época de cambios y mayor libertad, también para la mujer. Por supuesto, también las flappers, esas chicas de pelo corto que se negaron a llevar corsé y adoptaron comportamientos hasta el momento considerados masculinos: fumaban, bebían, conducían y tenían una visión mucho más liberal del sexo. A pesar del fenómeno social generado por las flappers que sólo tuvo lugar entre algunas partes de la población, gozaron de una popularidad envidiable, al grado de convertirse en uno de los prototipos de personaje más conocidos del cine de la época. Tal fue el caso que desbancó a las ingénues y a las vamps que tanto éxito habían tenido en la primera década del siglo. Más adelante, el concepto se vio culminado en la imagen de la it girl, con Clara Bow, y en las garçonne, las flappers europeas.
Henry James publicó en 1898 su famosa obra Otra vuelta de tuerca, en la cual las certezas se desvanecen ante nuestros ojos como simples posibilidades en un espacio incierto, misterioso y sexual. De ahí que su «vuelta de tuerca» sea el punto álgido en el que el lector cambie abruptamente el rumbo de su interpretación y de su entendimiento… lo mismo sucederá al público que visualice Fleuve noir (2018) o Sin dejar huellas, en español, una película de Erick Zonca, cuyo estreno en salas de cine mexicanas se realizará el próximo 25 de enero.
Luca Guadagnino (Call me by your name) se decide por dirigir una película, remake de una casi intocable del terror setentero, Suspiria de 1977 de Dario Argento. Quiero escribir de varias cosas respecto a Suspiria del director italiano, por lo que trataré de abarcarlas sin aburrir:
1. La película retoma de manera muy seria el espíritu del clásico, es decir, vemos a Susie Banion llegar a la escuela de danza y cosas extrañas comienzan a suceder.
La música, como todo lenguaje humano, lleva dentro de sí la presencia de una intención comunicativa. No existe canción, obra o fragmento musical que esté privado de cierto carácter semántico que pueda llegar a adoptar un significado al ser recibido por un oyente. A partir de su propio contexto, ese receptor le dará un sentido propio a aquello que escuchó, transformando la sonoridad en un valor semántico.
Esta característica intrínseca de la música ha sido aprovechada dentro de diferentes ámbitos, que van desde el desarrollo de música ambiental para restaurantes y hoteles hasta el empleo de la misma en la industria mercadotécnica con la creación de comerciales y spots publicitarios.
Pero de entre todas las formas de expresión que con el paso del tiempo han usado la música como un elemento que dota de significado dentro de su conformación, la del lenguaje cinematográfico es la que ha logrado generar uno de los fenómenos más complejos e interesantes de todos.
Soixante-dix sept. ¿Qué haría si un buen día tuviera que cuidar sorpresivamente de un niño de 13 años introvertido, hipersensible, nervioso, con problemas de sociabilidad y muy inteligente? En fin, para ser directos, con síndrome de Asperger. En el hipotético caso de que esto sucediera, el panorama seguro se tornaría peculiar para usted. A cambio, quizá recibiría una lección que jamás, jamás, jamás, en su vida podría volver a vivir. Lo extraño siempre deviene en conocimiento. Monsieur Je sais-tout (2018), o Señor sabelotodo en español, estuvo presente en el Tour de Cine Francés de este año y, puedo asegurárselo, no tiene pérdida…
Parece que a veces los estereotipos dentro del cine acaparan las pantallas con historias sosas, insulsas y repetitivas. Muchas veces es el caso de las comedias que por lo regular se repiten a sí mismas, pero no es el caso de La familia al instante de Sean Sanders.
Pete y Ellie son una pareja madura que ha decidido no tener hijos. Cuando comienzan a arreglar una de las casas que venden, se dan cuenta que añoran una familia. Sin embargo, son demasiado mayores para ser padres y, por tanto, soportar el ritmo de vida que exige un nuevo integrante en la familia. Por esto deciden entrar a un programa de adopción donde podrán convivir por cierto tiempo con sus posibles «hijos adoptivos» y estudiar si funciona la relación. Esto trae una inestabilidad emocional tanto a los adolescentes como a la pareja.