Durante las últimas semanas se ha amplificado el debate en torno al racismo: se organizan mesas y conferencias virtuales, se le da especial atención periodística al movimiento Black Lives Matter alrededor del mundo y se generan contenidos que evidencian y cuestionan la discriminación cotidiana que sufren las personas de tonos de piel más oscuros u orígenes marginados. En este contexto, es importante mirar más allá de la coyuntura actual. Una perspectiva histórica nos permite reconocer que, en realidad, las relaciones de poder que subyugan a las personas racializadas son de largo aliento y que, además, hablar de racismo exige una mirada interseccional, pues no es posible equiparar la realidad de personas de distinto género, región geográfica o clase social, aun cuando todas ellas sean afectadas por expresiones racistas.
Categoría: Trazos
Un espacio en el que se encuentran las visualidades con el género y la decolonialidad.
George Floyd: emblema de una lucha
Hasta hace un par de semanas, el rostro de George Floyd nos era completamente desconocido. Hoy, la necesidad de representarlo es imperante. Cada día surgen nuevas imágenes que nos lo muestran, ante la urgencia por apropiarnos de su recuerdo. No queremos olvidarlo. Su figura se ha convertido en el emblema de una lucha que permanece vigente. Su rostro encarna muchos otros cuyos nombres fueron olvidados, personas que se convirtieron en una cifra más o cuya historia parece haberse esfumado en un mundo que sólo está hecho para los blancos.
Emulaciones entre el arte y la vida
La vida imita al arte, mucho más de lo que el arte imita a la vida.
Oscar Wilde, La decadencia de la mentira, 1889
Durante las últimas semanas he observado a personas de todo el mundo metamorfosearse en piezas de arte vivientes; leído identificaciones del actual enclaustramiento y la vida en soledad con obras de artistas como Edward Hooper y Peter Ilsted; y mirado adaptaciones de famosos cuadros al ámbito de la moda y del maquillaje. Las prácticas, potenciadas por la pausa social, nos dejan ver de qué manera las producciones visuales —entre ellas las obras ante las que hemos sido espectadorxs— impactan nuestras miradas y se convierten en paradigmas de nuestras vidas.
Violencias pandémicas: Mujeres en casa
Durante las últimas semanas, hemos escuchado una y otra vez la consigna “quédate en casa”, como una sentencia que alude al hogar como un sitio de seguridad y resguardo; sin embargo, para algunas mujeres, la vivienda es también lugar de incomodidades, abusos y violencias de toda clase. La relación de la mujer con el hogar dista mucho de la que el hombre suele tener. Lejos de ser un espacio de descanso o protección, la casa puede convertirse en un segundo o tercer trabajo, repleto de tareas ineludibles. De esa forma nos fue enseñado desde la infancia, cuando nos regalaban bebés ficticios, casitas e instrumentos de cocina que nos preparaban para la futura vida doméstica.
El arte en tiempos de contingencia
El convulso escenario mundial de las últimas semanas ha orillado a miles de personas a detener sus actividades diarias, obligando a familias enteras a permanecer en casa. Sin embargo, y sin dejar de lado el ambiente trágico de enfermedad e inestabilidad económica que impera, existe un ámbito que, en medio del caos, parece verse favorecido. Se trata del acceso abierto al arte y de su inclusión en nuestras vidas desde lo que podríamos considerar una dinámica más flexible y heterodoxa.
«Cuerpo de mujer, peligro de muerte»: Rita Segato y Lorena Wolffer sobre los feminicidios en Juárez
En 2013, algunas calles de la capital mexicana fueron portadoras de un mensaje escalofriante. Con la tipografía y el diseño propio del gobierno federal, se leía: “Tu país está en guerra con sus mujeres”. Las calcomanías, realizadas por la artista y activista mexicana Lorena Wolffer, fungieron como un recordatorio de la permisión y colaboración de las autoridades en la permanente situación de violencia que azota al país. Con lo que parecía un cruel y desvergonzado reconocimiento de la irresponsabilidad del gobierno, la leyenda de Wolffer materializó un malestar generalizado: la legitimación misma del feminicidio por parte del Estado mexicano.
Ese mismo año, se publicó por segunda ocasión el artículo en el que la antropóloga Rita Segato trazó la que hasta ahora se erige como la hipótesis más viable para la surreal escena de violencia que se vive en Ciudad Juárez desde finales del siglo pasado. Este texto nace precisamente de las reflexiones que despertó en mí la lectura de “La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez: territorio, soberanía y crímenes de segundo estado”, así como de los diálogos entre la obra de Wolffer y el análisis crítico de Segato.
Arte y feminismos: El desnudo desde la “otra” mirada
El desnudo femenino ha sido una constante en la historia del arte occidental. A través de esta tradición, mayormente pictórica, el cuerpo de la mujer se ha reafirmado como un objeto de belleza y de contemplación para un espectador que, idealmente, siempre es varón. Este hecho, reforzado por la preeminencia masculina en el campo de las artes —es decir, por su agencia como creadores mismos de la representación—, ha generado una mirada unilateral sobre lo que ser mujer, y mostrarse como tal, significa.
«Nosotras»: el desgarrador corto documental de Natalia Beristáin sobre el feminicidio en México
Todos los días, nueve mujeres son asesinadas en México; esta estremecedora realidad lo convierte en el país con el mayor índice de feminicidios de toda América Latina. La violencia contra las mujeres se ha convertido en una de las prácticas más graves, extendidas, arraigadas y toleradas. Este es el inhóspito panorama que muestra Nosotras, un cortometraje documental realizado por El Día Después –asociación civil con un fuerte compromiso social– y dirigido por la cineasta Natalia Beristáin.
Exorcizar la muerte en el arte
Qué injusta, qué maldita, qué cabrona es la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos.
Carlos Fuentes
La mortalidad es una condición inherente al ser humano. Todos, en algún momento de nuestra vida, nos enfrentamos al desconcierto, a la preocupación y al miedo que esta realidad nos genera. Mucho se habla de que el mexicano convive con la muerte de manera ligera, despreocupada; que se ríe de ella, que la celebra. Pero, en un país en que la muerte violenta, no aquella natural y tranquila con la que todos soñamos, si no la muerte injusta, humillante y dolorosa, se presenta cada día, ¿realmente la hemos exorcizado?
«Sabemos cómo es el fuego»: el día que la Cineteca Nacional ardió
Pantalla negra –como las cenizas– como una película a punto de comenzar (¿o de terminar?). Subtítulos que comienzan: “La escena de un incendio proyectada sobre la pantalla incendiada de una sala de cine”. Una historia que, tal vez, podría ser la nuestra. Podríamos ser nosotros los protagonistas, aquellos que, en medio de una función cinematográfica cualquiera, confundimos el bombardeo proyectado por la cinta que miramos con las llamas que abrasan ya el edificio entero en el que nos encontramos; ahí donde la representación se convierte en la cosa misma que emula.