En los años noventa, la sitcom Friends reinaba la televisión. Los espectadores no sólo seguían la serie religiosamente, sino que se inspiraban en el estilo de sus protagonistas y además lo emulaban. Uno de los casos más claros es el peinado llevado por el personaje de Rachel en las primeras temporadas. Fueron tantas las mujeres que se inspiraron en él que hasta la propia serie hizo un guiño a ello. Esta historia no es una excepción, puesto que pelo y personalidad han ido siempre ligados. Con el cine de Hollywood y la cultura del estrellato, el peinado pasó a ser uno de los aspectos más representativos de las celebridades. Quizá no podemos llevar su mismo estilo de vida ni permitirnos su ropa de diseño, pero sí podemos pedir al peluquero que nos peine como ellos.
Categoría: La edad dorada
La edad dorada. Cine, literatura y sociedad. Muchas veces una mirada al pasado nos ayuda a comprender mejor el mundo en el que vivimos.
El monstruo en el cine de terror: ¿a qué tememos?
Con un 12.72% de cuota de mercado en 2021, el terror es uno de los reyes del cine. Desde las primeras películas mudas hasta éxitos recientes como Midsommar (Ari Aster, 2019), es evidente que miedo y entretenimiento van a menudo de la mano. Pero el horror no es posible sin algo que lo provoque; el monstruo, aquella criatura degenerada y disruptora del statu quo, se ha erigido como protagonista indiscutible del género. ¿Dicen estos monstruos algo sobre los miedos de su era?
Menstruantes y monstruosas: la regla, ese gran tabú
Red (Domee Shi, 2022) es la primera película de Pixar en hablar abiertamente sobre la menstruación. Su éxito es relevante no sólo para la animación infantil, sino para todo el cine en general. Aunque ocupa un papel central en la vida de la mitad de la población, menstruar sigue siendo tabú. Según un estudio realizado por Clue, en el mundo existen hasta cinco mil eufemismos para hablar de la regla sin mencionarla. En tal ambiente, no debería sorprendernos que, históricamente, el cine y la televisión hayan ignorado tratar el tema de la regla, a no ser que sea a modo de recurso cómico. Sin embargo, en géneros como el terror, la menstruación y la sexualidad femenina se han tratado desde un nuevo ángulo: lo monstruoso.
El dilema Jackie-Marilyn: o respetadas o deseadas
“Jackie Kennedy o Marilyn Monroe. Todas las mujeres son una o la otra”, dicen en la serie Mad Men. Dicha frase refleja no sólo el contexto cultural de una época, sino la dicotomía a la que las mujeres han sido reducidas a lo largo de la historia: elegancia y clase o atractivo físico y sexual. En el cine, la mayoría de las veces ha ido asociado al físico de las protagonistas: la morena respetable, pero aburrida y la rubia fascinante, pero sólo para un rato.
“Cálmese, señora”: la histérica en el cine
Hace unas semanas, Francia anunciaba una estrategia nacional para combatir la endometriosis, enfermedad silenciada durante años. Las mujeres que acudían a la consulta médica con dolor o sangrado más fuerte de lo habitual eran ignoradas, puesto que se da por sentado que menstruar y sufrir son sinónimos. En algunos casos las acusaban incluso de exageradas y mofadas. Quizás a alguien se le escapó un “cálmese, señora”, o un “no se ponga histérica”. A lo largo de la historia, la palabra histérica, aunque al principio un diagnóstico médico, también se ha usado para calificar cualquier comportamiento femenino no aceptado en sociedad. El término, que se remonta a la Grecia clásica, tuvo su auge durante el siglo XIX con el psicoanálisis, siguió presente en el XX, retratado a la perfección en el cine clásico de Hollywood, y hoy en día pervive como reproche.
A la búsqueda del buen padre
“Sabe, Sra. Buckman, se necesita sacar una licencia para comprar un perro. Se necesita sacar una licencia para manejar un carro. Diablos, se necesita sacar una licencia incluso para pescar. Pero dejan a cualquier pendejo ser padre”. Esta frase de Todo en la familia (Ron Howard, 1989) ejemplifica uno de los clichés más populares del cine: el mal padre. En efecto, si la bondad materna se da por sentada (y cualquier comportamiento fuera del ideal inspira cuentos terroríficos), la paternidad se suele asociar con la ausencia, el maltrato o la ineptitud. Sin embargo, contamos con algún buen padre que, además de ayudar a sus hijos, nos ofrecen una alternativa a la masculinidad más tóxica.
Héroes solitarios para tiempos de soledad
La pandemia del COVID-19 ha tenido un impacto innegable en nuestra sociedad. Además de las consecuencias sanitarias, los protocolos de contención necesarios nos han aislado los unos de los otros, convirtiéndonos en burbujas comunicadas mediante Internet. Los encuentros cara a cara se han visto sustituidos por las videollamadas; tomar café con amigos, por probar la última receta viral solo y subir foto a las redes; las clases presenciales, por cursos en línea. Esto sólo confirma una tendencia que veíamos venir desde hacía años, especialmente con el auge de las nuevas tecnologías: una sociedad más sola, donde los jóvenes y los ancianos representan los sectores más perjudicados. En países como Japón o Inglaterra existe incluso un Ministerio de la Soledad. Algunos autores ya definen este fenómeno como la enfermedad de nuestro siglo. Quizás por eso ahora, más que nunca, encontremos refugio en las películas con héroes solitarios. Algunos, en parajes inhóspitos, sólo se tienen a ellos por compañeros; otros, obligados por su trabajo, merodean por los mares o carreteras nacionales; otros, flâneurs sin rumbo, están en una ciudad llena de gente, pero no pueden contar con nadie. Paradójicamente su soledad, al contrario del encierro al que nos ha obligado la pandemia, les ayuda a descubrir nuevos mundos, sirviéndonos así a modo de escape. He aquí a los héroes solitarios de la historia del cine.
Malvada, ausente, controladora: la madre en el cine de terror
La maternidad es un eje vertebrador de nuestra sociedad: gracias a las madres y su capacidad para dar la vida, puede perpetuarse la especie y, así, el modelo de familia tradicional. Curiosamente, la concepción, gestión y parto ha sido tema tabú durante años, incluso en las películas; no fue hasta mediados del siglo XX que empezamos a ver las primeras representaciones honestas de la maternidad en el cine. Más adelante, con las revoluciones sexuales y sociales se cuestionó la idea convencional de madre, con su repercusión en la gran pantalla. Teníamos pues a madres solteras, embarazos no deseados o, simplemente, experiencias alejadas del idilio presentado hasta entonces. Uno de los géneros donde mejor se ve esta evolución es el terror. Desde la virginidad como salvación en Nosferatu, una sinfonía del terror (F.W. Murnau, 1922) hasta la deconstrucción del idilio materno en Babadook (Jennifer Kent, 2014) o Hereditary (Ari Aster, 2016) ha habido un largo recorrido. Vamos a descubrirlo.
Reseña de «La Mami»: Un espacio de sorodidad en los baños de mujeres
Los baños de mujeres en bares y discotecas pueden convertirse en refugio y sitio de encuentro para las jóvenes que salen de fiesta por la noche. Allí, en un acto de sororidad espontáneo entre desconocidas, se preguntan cómo están, si aquel u otro hombre las está molestando, si se encuentran bien, etc. Este fenómeno cobra una fuerza nueva en el documental La Mami (Laura Herrero Garvín, 2019), centrado en la figura homónima que limpia los baños del local nocturno Barba Azul, en Ciudad de México, y las trabajadoras del lugar.
«Las mujeres no tienen gracia» y otras viejas historias
Hace unas semanas, Laura Sánchez Vegas, directora del popular local de comedia en Madrid La Chocita del Loro, desató la polémica tras declarar que no contratan a más mujeres porque “su humor es como muy de víctimas o muy feminista” y, en definitiva, “diferente”. Estas palabras remiten a un tópico que persiste con fuerza aún hoy: las mujeres no tienen gracia. No importa cuántas nuevas humoristas exitosas surjan, en el imaginario colectivo, la mujer es incapaz de hacer reír. Si pensamos en los imprescindibles del cine mudo, nos vendrán a la cabeza Charles Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloyd, pero ninguna mujer. Si avanzamos en el tiempo, ocurrirá lo mismo: ha habido actrices importantes que han trabajado en la comedia, pero ninguna es percibida como una gran cómica. ¿Por qué han sido apartadas de este género? ¿Podemos afirmar que las cosas han cambiado?