Reseña de «La Mami»: Un espacio de sorodidad en los baños de mujeres

Los baños de mujeres en bares y discotecas pueden convertirse en refugio y sitio de encuentro para las jóvenes que salen de fiesta por la noche. Allí, en un acto de sororidad espontáneo entre desconocidas, se preguntan cómo están, si aquel u otro hombre las está molestando, si se encuentran bien, etc. Este fenómeno cobra una fuerza nueva en el documental La Mami (Laura Herrero Garvín, 2019), centrado en la figura homónima que limpia los baños del local nocturno Barba Azul, en Ciudad de México, y las trabajadoras del lugar.

La acción empieza y acaba con la llegada de una nueva trabajadora al local, Priscila, que necesita ahorrar dinero para pagar las operaciones a su hijo enfermo de cáncer. Priscila es el hilo conductor de la historia; gracias a ella conocemos el Barba Azul y vivimos su evolución desde el miedo a lo desconocido hasta el estoicismo ante las circunstancias que le han tocado vivir. En un filme relatado con cierta distancia, ayuda a crear conflicto y a conectar al espectador con la realidad mostrada por su directora. Las conversaciones entre ella y Mami antes de llegar las demás trabajadoras son hipnóticas, su conexión es evidente; así pues, fue todo un acierto por parte de Herrero Garvín dedicarles atención extra.

Tampoco es casual la decisión de centrar casi toda la acción en los baños. La sala de fiestas donde tienen lugar los encuentros entre ficheras y clientes aparece dos veces. Si acaso, los hombres pronuncian un par de frases en la película sin importancia, puesto que ésta no es su historia. El peso de la trama cae en los testimonios de las ficheras. Apartando a los hombres de la acción, Herrero Garvín evita recrearse en los detalles morbosos de la vida de estas mujeres para, simplemente, escuchar.

Podría ser muy fácil juzgar a las ficheras y su decisión de llevar a cabo dicho trabajo. Sin embargo, cada historia esconde mucho más. Todas ellas han sido olvidadas por la sociedad, y desempeñan esta tarea porque es la única salida económica que encuentran. Este juicio frívolo en el que puede caer el espectador, del cual la realizadora huye, se hace evidente cuando unas whitexicans piden a las ficheras, con sorna, que les enseñen a ser putas. Esta escena, aunque busca generar incomodidad, nos pone de parte de las ficheras. Resulta evidente: quienes están fuera de lugar son quienes han hecho la pregunta impertinente.

El ambiente donde se mueven las ficheras crea una sororidad espontánea. Los hombres, de quien depende su sueldo, son paradójicamente inútiles, puesto que no saben hacer más que pagarles las bebidas. Esto queda perfectamente resumido en las palabras de Mami: “Los hombres aquí sirven para dos cosas. Para nada y para dar dinero”. Así, olvidadas por la sociedad, no les queda otra opción que contar las unas con las otras.

Tampoco podemos obviar el título del filme, cuya evocación nos recuerda a la figura materna. Mami es, en efecto, madre de todas las ficheras del local. Les presta maquillaje u horquillas para el pelo si se las han olvidado, les da consejos prácticos (no vayas con ese hombre, que no es amable, el tequila con limón sienta mejor) y, sobre todo, las escucha. En un entorno y profesión tan estigmatizados, ninguna de las mujeres del local puede contar con amigos ni familia para hablar sobre su trabajo. Mami, antigua fichera, conoce ese mundo y sabe que los motivos de cada mujer para aceptar ese trabajo son diversos. Durante la película, son varios los momentos en que las ficheras le piden ayuda, una evocación directa de la infancia.

Herrero Garvín no pretende sentar cátedra ni dar lecciones. Plenamente consciente de que está invadiendo un espacio que no es suyo, toma distancia de los hechos relatados. Por supuesto, llevar algo a escena es darle existencia y, por lo tanto, invitar al público a la reflexión, pero en ningún momento va a decir al espectador cómo sentirse.

En definitiva, La Mami es un retrato honesto y respetuoso de una realidad silenciada e invisibilizada durante años. Su realizadora, como buena documentalista, no impone su punto de vista; se limita a prestarnos su ojo para observar desde más cerca un mundo que merece más atención.

Puedes ver el tráiler de La Mami siguiendo este enlace.