Astrotarot – Cuento de Seth Nahúm Contreras Sánchez

“Hola. Sé que habíamos acordado ya no hablarnos, pero no aguanto más. No me gustó la forma en que terminamos. Quisiera platicar contigo y aclarar las cosas. Acabo de llegar. Estoy en un hotel. Quiero verte mañana en el Parque Hidalgo a mediodía. No te preocupes, llevaré cubrebocas y me mantendré a distancia. Nos vemos más tarde. P.D. Si decides no ir, lo entiendo. Cuídate».

Ése fue el mensaje de Daniel que recibí ayer por la noche en Messenger. Me extrañó que después de varios meses de no saber nada de él me escribiera de esa manera. “¡Mercurio retrógrado en Libra!” fue lo primero que pensé. El pasado regresa y nosotros con él. No quise contestar para poder meditarlo con la almohada, bajo la luz de la Luna que crecía en Sagitario. ¿Qué podría indicarme esta nueva luz? 

Como no dormí bien, le pregunto al Tarot para practicar lo que he aprendido en YouTube. 

“Arcano XIII – La Muerte”. El 17 de marzo de 2020 fue el inicio de nuestro fin. Con el anuncio de la pandemia en México, se acabaron las clases presenciales, las charlas en los pasillos, las comidas en la cafetería de la universidad, los encuentros casuales en el baño, los recorridos de regreso a casa y las salidas de fin de semana. La virtualidad y el miedo al contagio conquistaron nuestro romance universitario, dejándonos sólo los mensajes, los memes, las fotos, los audios y las videollamadas. 

“Seis de espadas”. El coronavirus me dejó sin salario para pagar la renta y mis gastos personales. Mis padres vieron sus ingresos recortados, por lo que tampoco pudieron ayudarme a continuar viviendo en la ciudad. No me quedó otra opción que regresar al pueblo para poder tomar las clases virtuales restantes y no perder el semestre.

“Ocho de espadas». Daniel y yo intentamos que la relación continuara el mayor tiempo posible, pero a distancia, las cosas no fueron las mismas. Tener la presión escolar y familiar nos hizo postergar llamadas, olvidar audios y encontrarnos nocturnos, aburridos, cansados y deprimidos. Sólo teníamos unos meses de conocernos, así que fue sencillo pensar que debíamos finalizar la relación. No iba a ser fácil terminarlo en una videollamada, pues me gustaba lo que me hacía sentir y lo que estábamos viviendo antes de la pandemia. Lo único que pude hacer fue enviarle un mensaje a su teléfono. Él no contestó y yo no quise insistir para que no doliera más. 

“Arcano IV – El Emperador”. Regresar con mi familia era volver a ocultar mi homosexualidad. No les he contado nada a mis padres, pues tengo miedo de lo que vaya a pasar. En la familia se vive un ambiente conservador, así que prefiero mantener en secreto que me gustan los hombres. Hasta el momento, me ha funcionado. Vivo como hetero durante el día y dejo las fantasías para la noche. Experimentar la sexualidad fue una de las razones por las que decidí estudiar en la ciudad. Con mi buen promedio, mis padres no se opusieron. Sin embargo, regresar al hogar representó volver a la represión.

“Diez de bastos”. “Trabajo y sacrificio” era el lema de la familia. Después de hacer mis tareas, tenía que ayudar a mis hermanos con sus actividades, además de colaborar en la casa y atender el negocio de comida de la familia en ciertos horarios. Con los clientes, comenzaron a llegar las noticias de hospitalizaciones y fallecimientos; el miedo me fue inundando poco a poco. Cuando Daniel me hablaba, me encontraba exhausto para atenderlo. Aunque platicar con él me reanimaba, no tenía energía suficiente para estar a su lado a través de la pantalla. 

“Nueve de espadas”. Daniel me habló un poco de los problemas que ocurrían en su casa, además de los asuntos con la escuela. Su padre se encontraba frustrado con la idea de que el último semestre de su hijo fuera en línea, ya que pensaba que no iba a ser un buen abogado para continuar con el legado familiar. Por su parte, su madre estaba preocupada porque sus hijos mayores se encontraban trabajando en hospitales COVID, y diariamente escuchaba las noticias de los contagios y fallecimientos. Los problemas de Daniel y los míos se conjuntaron, mientras Júpiter, Saturno y Plutón se unían en el signo de Capricornio, durante ese aciago 2020.  

Termino de ver el pasado y me dispongo a reconocer el presente. 

“Ocho de pentáculos”. En la familia seguimos trabajando. Conforme fue avanzando la pandemia, hubo periodos buenos y no tan buenos en el negocio. Perdimos personal, y mis hermanos tuvieron que involucrarse también. Sin embargo, conforme avanzó la vacunación, se reincorporaron algunos ex trabajadores. Yo continué con las clases virtuales con buenos resultados y con la esperanza de egresar durante el próximo año. Tengo miedo de asistir a clases presenciales, pero las ganas de regresar a la ciudad me dan valentía. 

“As de espadas”. Sé que Daniel terminó la carrera. Lo vi en las fotos de la graduación virtual que subieron a la página de Facebook de la Universidad. Quise ver el video de su discurso de generación, pero me abstuve para no recordarlo más. Pienso que debe estar preparándose para titularse pronto y continuar con su especialización.  

“Tres de espadas”. Emocionalmente, he pasado por mucho en este periodo de enfermedad. Algunos conocidos murieron y otros sólo se contagiaron. Unos se adaptaron a la nueva normalidad, y otros actuaron como si no hubiera pasado nada. Nosotros nos hemos cuidado para que el negocio no cerrara. También he estado pensando en mi experiencia con Daniel, pues ha sido mi primera pareja formal hasta el momento. Quisiera poder volver a sentirme bien con alguien más y ser yo mismo. 

“¡Adrián! ¡Ya está listo el desayuno!”. Mi hermano interrumpe la lectura de Tarot. Miro la última carta, la primera carta de la fila del futuro, y bajo a desayunar, dejando al Caballero de Copas en el suelo de mi habitación. 


Autor: Seth Nahúm Contreras Sánchez (Guanajuato, México, 1987). Profesor de Español, escritor, astrólogo y tarotista en línea. Fanático de las estrellas, los juegos, las cartas y las historias en cualquiera de sus formatos.