Como un bolero
Los Tres Reyes
Improviso movimientos de ternura,
Mis latidos se confunden con tambores,
Y de pronto de mi alma
Mil requintos se derraman en tu alma
Como un bolero
Cuando pienso en el abuelo, la primera imagen que viene a mi mente es la de aquel hombre de canas sentado en un sillón con los ojos cerrados, mientras que en la vieja tornamesa un disco de Los Panchos gira incesantemente. A cada vuelta del desgastado ‘elepé’, la aguja del tocadiscos puntea el requinteo que sale de los dedos de Alfredo Gil y, entre una y otra de las canciones, el silencio se rompe por los suspiros del abuelo que, al recordarlos, descuelgan en mí momentos que se parecen a fotografías teñidas por los años y a películas en blanco y negro.
Siempre he creído que los boleros poseen esa esencia de suspiro musical. Como dicen los que saben, un bolero está hecho para bailarse «de cachetito» y para cantarse con un susurro al oído. Pues bien, el libro de Diana Ramírez Luna es justo eso: un bolero literario, un conjunto de «quince relatos y una poesía inesperada», que se van acercando despacito con el aire inconfundible de un punteo de guitarra y la armonía delicada que entretejen las voces de un trío.
Como un bolero (2018) es una obra que se narra a partir de la más profunda intimidad. Diana Ramírez nos obsequia en este libro escenas que pueden ir de lo cotidiano hasta lo extraordinario, pero siempre desde una voz tan próxima y cálida que bastan un par de lineas para sentirse implicado y completamente identificado con los personajes que urden el entramado de estas narraciones.
Al momento de enfrentarse por primera vez con estos relatos, salta a la vista el minucioso cuidado con el que están facturados cada uno de ellos. La falta de una larga extensión textual, que pudiera provocar carencia de intensidad dentro de los cuentos, es suplida por una voz narrativa precisa que deposita en cada palabra el peso específico que permite generar las imágenes contundentes y los desenlaces memorables que construyen la identidad de esta obra.
En el aspecto temático, Como un bolero toca muchos y muy diversos ángulos anecdóticos. En este libro están presentes temas fundamentales de la literatura universal como pueden ser el amor, los sueños, los recuerdos, la enfermedad, la muerte; pero así como están retratados los grandes motivos, también existe una clara intención por reflejar los temas locales propios de la sociedad mexicana, e incluso por llevar la narrativa a un plano estrictamente personal y crear un efecto estético a partir de las inquietudes y experiencias propias.
Este rasgo de la intimidad personal llevado al ámbito narrativo es justo el que delata las inquietudes poéticas de la autora. Sus relatos están plagados de recursos y de rasgos de fuerte intención lírica que imprimen una gama de colores muy característica a los cuentos que por momentos llegan al área limítrofe entre narración y poesía.
Podría regalarte un paisaje, el más bello. No el que te recuerde los colores de casa, sino uno que por sí mismo sea casa. Podría regalarte no uno, sino cientos de paisajes. Los llevaré hasta tu cuarto y colgaré mis lienzos por doquier. Al mirarlos, sabrás que esos trozos de cartulina, tela o bond son ventanas transparentes que te llevarán de vuelta al pueblo donde naciste.
«Estamos aquí» – Diana Ramírez Luna
Pero mucho del impacto que genera este libro se debe al alto contraste, al efecto de dualidad que se obtiene al posicionar cuadros de un lirismo etéreo junto a narraciones que estallan en una existencia cruda y estremecedora. Por ello, este libro logra generar sensaciones que podrían parecer insalvablemente contradictorias; sin embargo, al aproximarlas, podemos notar que realmente forman parte de la realidad que habitamos: una llena de matices y contrastes, de luces y sombras.
Con todo, Diana Ramírez nos invita a asomarnos a la construcción de un mundo narrativo muy personal, uno en donde las relaciones sentimentales tienen marca y modelo de auto, la venganza puede materializarse dentro de un gimnasio, los recuerdos pueden tener forma de taller paterno, la muerte puede significar el reencuentro definitivo, la historia de un amor puede relatarse a través de un puñado de canciones y la vida puede ser vista como todo aquello que pasa frente a nosotros entre el requinto de un bolero y el siguiente.
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