Presentamos hoy una serie de poemas de Kevin Aragón, Hispanista de la FFyL, en los cuáles la imagen poética tiene una preponderancia importante.
EL PESCADOR DE LA FUENTE
(FFyL, 2015)
I.
En la fuente del Ágora
las mujeres son rumor de río.
Yo me detengo a contemplar sus aguas,
los peces de sus ojos.
II.
Mi sonrisa, anzuelo o piedra,
rompe la tensión de la epidermis;
salpica la tarde con la duda;
ahuyenta o atrae a mis dientes
las escamas solares.
III.
Así el pescador asegura su alimento:
Tensa la caña,
ahoga a los peces y engulle.
IV.
Hay días ausentes de espuma,
en que sólo la fuente humedece
el caracol de lo que escucho,
y sueña la arena de mi lengua
con la desembocadura de los ríos.
V.
Amor,
Piel oceánica que no navegan mis dedos,
en ti desbordan las mujeres
sus piernas que la primavera derrite,
reverdecen sus algas cabelleras,
sus ojos crecen hasta ser tu mismo fondo.
Misterio que imagino desde tierra.
UN MAL CONSEJO
Nunca escribas el nombre
de quien te apunta con un arma a la cabeza;
no repitas consignas ni números;
si dices 43,
aunque sean espigas,
se convierten en panfletos.
La poesía es un ave
y tiene que ser blanca o azul
si se pinta de rojo
es
que
va
cayendo.
PARA ENTRAR AL NEGOCIO
es necesario hacerse de una voz,
puede ser vulgar o un tanto apretada.
Las más caras
se visten con temas vírgenes,
aunque nadie les crea.
Tienen que ser expertas
en el arte de lamer ideas
y dar placer a los hitos
en los prostíbulos literarios.
¿Pero acaso no hay una sola
que nos coja por sorpresa
y sin estirar la mano
nos evoque múltiples orgasmos?
Tal vez nunca la hubo
y ellas se venden
por un plato que el poeta come,
ya que por desgracia existe
y no sólo de letras vive el hombre.
CARNAZA
Cruzas el miasma de la fiesta,
entre tu antifaz de polvo
ya se asoma tu rostro de bestia bicéfala,
tras tus dientes los aullidos hacen eco
en tu pecho que suspira vacío
y me miras como esperando
que te lance un hueso.
Yo te sonrío, acepto ser la carnaza
donde hundirás tu hocico esta noche
mañana las sobras de mi alma
se arrastrarán sobre tu cuerpo desnudo
como un montón de larvas hambrientas.
Pero entonces tú
despertarás con mi carne entre los huesos,
caminarás conmigo en la sombra
hasta que tu hambre me busque de nuevo.
PRÓXIMA ESTACIÓN
Y si sí, tal vez, acaso,
esa mirada como bala perdida
tenía la intención de asesinar
el vuelo distraído de mi calma.
¿Por qué disimulas entre cuerpos,
árboles cansados, un lugar
para esconder tus negras armas?
Hubiese sido mejor el golpe certero,
la sonrisa envenenada o la pregunta
que hiciera explotar el silencio
del follaje citadino,
a éste aletear de párpados
que te verán partir, al abrir las puertas
en la próxima estación.
Acerca del autor: Kevin Aragón nació en la CDMX en 1992; es estudiante de la carrera de Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y reportero cultural. Ha publicado reseñas, crónicas y notas periodísticas en la Gaceta de la UNAM y el Blog oficial de Difusión Cultural de UNAM, así como algunos cuentos en revistas electrónicas.