Brecha de vida
Cuando la piel boga y va indecisa
al mar de caricias de las manos,
la espuma sale del mar sin prisa,
condensa de suspiros los vientos lejanos.
Cuando la piel boga y va indecisa
al mar de caricias de las manos,
la espuma sale del mar sin prisa,
condensa de suspiros los vientos lejanos.
Ese presentimiento
de haber errado la llave
y no dar con el cerrojo
por más pasos ciegos que emprendan
mis dedos.
La carne debe servir a la carne
así por mandato natural
se cauteriza la piel al tacto;
se enmudecen los amantes en el clamor genital.
Y nuestras soledades, una con la
otra, se disuelven en deseos.
Duelen en la humedad
de nuestra desnudez, sexos
frenéticos,
orgasmos,
los dedos hurgan el gemido.
El éxtasis terminó de beber a los amantes.
Sólo
una
palabra
basta
para
que huyan
todos
los demonios,
desaparezcan
los maleficios,
pierda
su
nombre
el Diablo.
Las líneas de tu vientre, rojizos adoquines,
los pasos de mi sexo dibujan coordenadas
para llegar al centro, tu manto tricolor
bañado con la albura matutina.