El otro está allá, al otro lado. Se me enfrenta como lo opuesto, pero en la edad moderna también nos otorga y nos garantiza la existencia como seres conscientes, pero además concretos, materiales: “La autoconciencia es en y para sí, en cuanto que y porque es en sí y para sí para otra autoconciencia», afirma Hegel en la Fenomenología del Espíritu. En pleno modernismo, Sartre ve a al otro como la mirada que nos enfrenta y nos da consistencia, nos hace existir, pero es a la vez un inevitable testigo que nos condiciona, nos fija en su juicio y se adueña de la imagen que nos define. Ya tan sólo no es el otro el bárbaro étnico y cultural, nómada, que se instala en las plazas de la ciudad y para alimentarse arranca bocados de los animales vivos ante la consternación de los vecinos, según el cuento de Kafka. Las posibilidades del otro se despliegan desde el doppelgänger que es una emanación vaga, el reverso, la sombra de uno mismo, que puede ser la sombra que te niega e invierte, desde tu misma hasta entonces inviolable e irrepetible identidad, hasta el ente satánico que se posesiona de tu cuerpo y vulnera lo más sagrado del yo, que puede perder la unicidad, ya que el invasor puede ser toda una legión. La otredad también nos puede invadir desde fuera, desde un mundo alternativo, pero quizás inverso, reflejo y donde quizás haya una contraparte tuya, la que se refleja en el espejo.
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Otras aproximaciones – Poemas de Consuelo Arriagada
Paul Delvaux – Landscape with Lanterns
Aproximación a un cuadro de Paul Delvaux
Danza extasiado el silencio
bajo la mirada atenta de las estrellas,
acaricia el cuerpo de los árboles
envueltos en el halo
que espira la noche.
Sólo es el viento – Cuento de Miguel Enrique González Troncoso
A temprana hora de la mañana, el hombre irrumpió en la vivienda.
—¡Ya señora, levántese y márchese de inmediato! —ordenó, y agregó—: ¡Yo soy el nuevo dueño de esta propiedad! Su familia ya se largó.
La mujer, avergonzada, balbuceó:
—¡Ya, altiro! Sólo déjeme pasar al baño y me voy de inmediato.
Del tacto al silencio – Poemas de Carmen Rosales Vera
Inception
Te bañas y el deseo se adhiere a tus manos
Como si mi cuerpo y tu cuerpo se fusionaran
En una sola partícula, en una cuota de aire
Que se adhiere a tus pulmones y te hace
Recordarme
murmurar
buscando un consuelo
más allá de tus manos
que intentan dibujarme en el vacío de ese cuarto
y te preguntas
y te miras
y me quieres a tu lado
y luego deshaces la idea
porque te parece vana
entre libros y papeles
no cabe una mujer y sus pasiones
y vuelves a tu calma
a tus mates
a tus días de escritura
de soledades, de desmadres y vasos compartidos
con otros que se sacuden sus historias
pero a veces, en la madrugada
como esta
te despiertas y mi aroma te atrapa
y te sacude y te arroja a las calles vacías
a bancarte una sacudida rápida
un despertar con una hembra cualquiera
para no atraer la hierba de mi cuerpo
ni la resina de mis miembros
para no saborear el secreto y oscuro ángulo
de esta soledad que me ancla a ti.
«Space Invaders» de Nona Fernández Silanes: La dictadura que afecta la vida cotidiana
Cuando estuve en la FIL de Minería, vi un título en inglés que hacía referencia al espacio, en el stand de una editorial mexicana dedicada a la publicación de autores mexicanos o traducciones cuya línea editorial no tiende hacia la ciencia ficción, así que me detuve a leer con atención el nombre. Mayor fue mi sorpresa cuando leí la nota que acompañaba la portada que indicaba que la novela narraba la forma en que niños y niñas vivieron la crudeza de la dictadura chilena.
La literatura como amuleto
«Así pues los muchachos fantasmas cruzaron el valle y se despeñaron en el abismo.»
ROBERTO BOLAÑO
Tuve la fortuna de asistir al coloquio «Literatura y Modernidad en América Latina» realizado en la FFyL de la UNAM. Redescubrí títulos como La región más transparente de Carlos Fuentes o Rayuela de Julio Cortázar; además conocí teorías como la de Agnes Heller, algunos libros de Ricardo Piglia –por ejemplo, La ciudad ausente y Respiración artificial–, una obra magnífica de Rodolfo Usigli –El gesticulador–, entre otras gratas sorpresas.