Cuando estuve en la FIL de Minería, vi un título en inglés que hacía referencia al espacio, en el stand de una editorial mexicana dedicada a la publicación de autores mexicanos o traducciones cuya línea editorial no tiende hacia la ciencia ficción, así que me detuve a leer con atención el nombre. Mayor fue mi sorpresa cuando leí la nota que acompañaba la portada que indicaba que la novela narraba la forma en que niños y niñas vivieron la crudeza de la dictadura chilena.
Frente a la ola de negacionismo de la dictadura y, a la vez, con la gran muestra de organización que fueron las manifestaciones a finales del año pasado en el país sudamericano, traer a México un libro como Space Invaders (2020) es un hito y un acierto. Esta novela escrita por Nona Fernández Silanes cuenta de forma no explícita las formas en que una forma de gobierno autoritaria toma control e impacta las vidas cotidianas, los cuerpos, los juegos, los sueños.
Es común —y, en especial, aceptado— hablar de los efectos de una dictadura en la cantidad de violencia física y explícita ejercida: asesinatos, secuestros, desapariciones…; sin embargo, pensar que las condiciones sociales macro de un país no afectan a nuestros día a día o, incluso, a nuestros cuerpos, es una actitud bastante ingenua.
A estudiantes adolescentes no militantes, ¿cómo les afecta un golpe de estado, la represión masiva de manifestantes? Fernández Silanes con una escritura intermitente, esto es, en forma de shots narrativos, va y viene en la vida de un grupo de amigos que estudiaban la educación secundaria y jugaban a matar filas de marcianitos con una nave espacial. Estrella, una de las protagonistas, hija de un carabinero, un día deja de ir a la escuela y las dudas respecto a su mudanza invaden a todos; su recuerdo seguirá en la mente, y los sueños al grupo entero durante toda su vida.
Como las vidas de un videojuego, cada vez que una termina se vuelve al inicio, y la forma en que la autora chilena en cada capítulo (que precisamente se llaman vidas) hace un gesto a la organización política a través de su disposición en el espacio es una metáfora progresiva y de gran valor estético. En la parte inicial del libro se narra una escena en que los estudiantes se forman en filas en la explanada de la escuela para rendir honores a la bandera, como una actividad típica en regímenes de derecha que tienden al patriotismo y nacionalismo exacerbados, que se repite en cada sección; sin embargo, ésta cambia cuando los y las estudiantes asisten a La Marcha del Hambre. Esta disposición organizada es diferente a formarse en hileras para los honores a la bandera; esta vez, formarse significa estar con otras personas y sentirnos unidos en la voz, en el cuerpo y en el alma.
Para hablar de esto que señalo como la afectación a los cuerpos y a las personalidades, traigo a cuenta un capítulo en que los protagonistas deben acudir a la escuela por la tarde para acompañar a sus padres a una reunión. Dice Fernández Silanes:
Aquí, a pocos metros, nos hemos sacado los uniformes y venimos con otras ropas, ropas nuestras, ropas reales, dispuestos a ser de verdad y jugar nuestro propio juego.
Space invaders, 2020
El uniforme, que según busca erradicar “las diferencias” entre estudiantes, se vuelve una manera con la cual también se “callan” las personalidades. ¿Quiénes somos sin el uniforme?
En este mismo pasaje el grupo protagonista explora los límites entre sus cuerpos y, con la luz apagada, las lenguas se encuentran, las manos se extienden, los pechos se juntan…, hasta que un vigilante enciende las luces. Esto me parece un punto muy importante porque habla de cómo en particular para la adolescencia despertar sexualmente en épocas de hipervigilancia es doblemente complicado.
Una figura usada por Fernández Silanes que distingue a este libro es la pérdida de límites entre los sueños y los recuerdos. Es la estructura repetitiva que va y viene en el tiempo la que permite esta confusión. Eso que aparece en mi mente, ¿sucedió o es algo que soñé? ¿Es un sueño que quisiera fuera verdadero? ¿Es un recuerdo que quisiera que no hubiera ocurrido y sólo hubiera sido una mala pesadilla? ¿Qué límites hay en nuestra memoria y más importante, en la memoria colectiva?
Finalmente, me gustaría hacer preguntas respecto al título del libro y para el cual aún no tengo una clara explicación. ¿Quiénes son los alienígenas? ¿Quiénes, en contexto de dictadura, son los Space Invaders? ¿Es acaso el enfrentamiento entre autoridades y personas una dinámica parecida a la de una nave espacial que va atacando hileras de marcianos? ¿Qué pasará con la pantalla de Game Over?