Otras aproximaciones – Poemas de Consuelo Arriagada

Paul Delvaux – Landscape with Lanterns

Aproximación a un cuadro de Paul Delvaux

Danza extasiado el silencio 
bajo la mirada atenta de las estrellas,
acaricia el cuerpo de los árboles 
envueltos en el halo
que espira la noche.

De todas las mujeres 
soy la que va desnuda 
no sé si existo
o sólo sueño 
un sueño
dentro de un sueño. 

Si miras atento
podrás verme 
antes que la niebla
me desaparezca.

Los despojos 
de nuestros fantasmas
se reflejan en los espejos.

Ascienden en espiral
las proezas del tiempo.

Sacuden sus hojas
los otoños 
que olvidamos. 

Y todas las palabras 
como los hombres 
son arrojadas 
al viento.

A tientas 
aguardamos 
en los laberintos de la noche.

Vagamos en el fondo de nuestras pupilas 
como en una ciudad extraña.

Por última vez 
mi mentón se esconde 
en tu hombro derecho.

Llega la hora de las aves. 
Seremos poblados de luz.

Jardines humanos
seguirán nuestros pasos.

Mi oscuridad vuelve la cabeza
y te sonríe.

*

Valparaíso

Ciudad anfibia,
velas mis noches
y de mi sueño
te evaporas.

Existes
porque alguien
te ha soñado.

Arrojada,
un día
naciste
sin saber
por qué.

Sobre el Pacífico
—acuario inmenso
perfectamente encuadrado
en cualquiera de tus ventanas—
emerges entre la niebla.

Perpendicular ángulo
de blanca luz
que desgarra el cielo
y se triza en destellos
sobre el océano.

Atmósfera húmeda 
acarician
aves de pesado vuelo.

Ondulan naves
sobre el agua mansa
del puerto encajado
a la costumbre
de olvidar.

Vertiginosa arquitectura
de la desnudez
fecunda y florida
recostada
sobre la tierra.

Laberintos,
recovecos
irónicamente cargados
de suspiros azules
pretenden llevarnos
hacia algún sitio aparente.

Miles de luciérnagas
contemplan
la noche.

*

Foresta

El rumor de las hojas persigue nuestros pasos,
nos observan verdes constelaciones.
Intuimos su plática subterránea,
la intimidad de las pupilas en que se refugia el bosque. 

Árboles hipnotizados por el vuelo de los pájaros
emigran.

Cargan los robles con su enmarañada biografía,
las flores con sus gestos anticuados
y su arbitrario nacimiento sobre tierra extranjera.

El viento enarbola seres, la luz se fosiliza en las hojas.

El canto cristalino de un pájaro
anuncia los párpados abiertos de la noche.

*

Poema 

No hay palabras
en el corazón del poema.

*

La caída

Vientos metafísicos
arrastran los instantes despojados de sentido
mi cuerpo desnudo duerme en ellos
y tiembla.

El gas ilumina la ficción.

Pájaros de fuego anidan extraños pensamientos.

Resuenan pasos en todas las esquinas
todas las esquinas son siniestras.

Las paredes retienen los gritos
avasallados en mi vientre.

Bien nacida seas al mundo de los dormidos
Conciencia.

*

Alguien llora en mí 

Un desconocido llora en mí.
Alguien se arrodilla.
Alguien susurra.
Una pequeña luz se alumbra.

*

Oquedad

No hay ritos que sostengan
la carne fría de la ausencia
ni manos para endilgar
los austeros fogones del mañana.
No hay guijarros que contengan
la clamorosa sed del agua
ni redes que rediman
la sustancia del vacío.
No hay vacío que habite
lejos de sí mismo
ni frontera que no sea
marginal.
Hay
sólo hay
un soplo arcano
silencio
y el hueco atravesado por la luz.


Autora: Consuelo Arriagada Saavedra (Santiago de Chile, Chile, 1983). Abogada de profesión con estudios de filosofía. Ha formado parte del taller de poesía «Helecho poético», impartido por el poeta Samuel Trigueros Espino. Participó en el Festival de Poesía de Otoño realizado por la Asociación Poética Aragoneza Bonhomía. Algunos de sus poemas han sido incluidos en la antología poética bilingüe Desarraigo 18 poetas fronterizos, publicada por Nautilus Ediciones. Ha sido publicada también en la revista de poesía italiana Laboratori Poesia.