Etiqueta: Literatura Argentina

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Noticias del infierno – Microrrelatos de Ernesto Tancovich

El sueño reparador

Soñé que llevaba a mi hijo de cuatro años a la plaza. Hacíamos carreritas, del lapacho a la estatua, de allí al banco, a la farola. Se me dice que no puede ser, que no llegué a conocerlo, que Marta recién iba por el cuarto mes cuando ocurrió mi accidente, que es otra cosa lo que se esconde en el sueño. Dicen los sabelotodo.

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Ne me quitte pas – Microrrelatos de Ricardo Bugarín

Epígono

Anda todo el tiempo con el libro en la cartera. No debe ocuparle mucho espacio porque es una edición de bolsillo. En el auto, en el subte, en el restaurante, siempre lo saca y se queda ensimismada leyendo. Si se le habla y levanta la mirada, te das cuenta que se ha vuelto lánguida con esa lectura. A veces queda en un ausentismo que te da miedo. Sé que disfruta del francés y eso la acerca a su padre, a lo que fue la vida de su padre, dueño de esas largas ediciones populares de bonjour tristesse.

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“El corazón del daño”, un viaje al encuentro de la propia voz poética – Reseña de María Luisa Angarita

Para leer a María Negroni hay que deslastrarse de lo preconcebido, abrir los ojos y la mente a otras formas de entender la narrativa, la poesía, el ensayo, y simplemente entregarse al disfrute de la mezcla. 

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La poca advertencia provoca caídas en diversos pozos – Cuento de Antonella Corallo

Como siempre tengo mala suerte, no vi el cartel de «cuidado hay un pozo». No es mi culpa, encima lo escriben con rojo, el rojo no sirve para un comino, no te pone alerta, tampoco te despierta, menos si caminas dormida. Pude sentir como las costillas se aplanaron, el golpe contundente en mis caderas, caí y el universo cayó junto a mí, desvanecida la bicicleta nueva, postergado el acto escolar de mi hermanito, y el rosario que traía en el cuello no sirvió de mucho, por contrario, se introdujo en el iris, ¡pinchándolo!, lo quité furtiva, y así en un abrir y cerrar de ojos me convertí en pluma, frágil, ¡pequeña!, acorralada en una sociedad donde la gente vive usando taladros y soplándolas, no es metafórico, perdí cincuenta kilos sin hacer dieta ni esperarlo, el pelo suave, la piel como seda, nada de tratamientos, ¡nada de esfuerzo!