Esta serie fotográfica retrata la casa de adobe prestada por Ferrocarril Mexicano a mi bisabuelo Gregorio en uno de sus puntos de trabajo (carretera Ciudad Juárez-Chihuahua, 23 de julio del 2021).
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La muerte tiene alas – Fotografías de Fernanda González Soriano
La muerte tiene alas es una serie fotográfica en proceso, comenzada en el año 2020 y resultado del transitar cotidiano. En ella se pretende jugar con el impacto visual de un ave inmóvil: el símbolo de libertad que ha sido alcanzado por una muerte no azarosa, sino una muerte que se nos presenta como indicador de nuestro impacto en el cielo y los cuerpos que le habitan.
Derivas desde la cuarentena – Fotografías de Ana Jaime
Agudizar los sentidos implica al menos necesariamente la presencia de dos factores: primero, un esfuerzo para la persona y, segundo, una claridad antes no conseguida. Cada elemento que nos rodea, sea el espacio que sea, tiene una particularidad propia tanto de los elementos vistos como de los aspectos contextuales de ese instante: una hora específica, una hora, un tipo de clima, una localización geográfica. Diversas reflexiones suscitan diversas expresiones, por lo cual Ana Jaime nos presenta esta serie de fotografías.
Sombra quiere un jardín – Fotografías de Guadalupe Minutti
El título de la serie alude al texto homónimo de Alejandra Pizarnik. En él está escrito que Sombra busca un lugar más o menos propicio para vivir: un lugar donde pueda cantar y llorar tranquilamente. Eso es lo que tienen en común estas fotografías y eso es lo que, con frecuencia, busco en los lugares igual que Sombra; cosas sencillas de las que no me aburro nunca: los atardeceres, el olor a tierra mojada, las noches tranquilas de absoluto silencio, el cielo azul y el aire fresco… Mucho de eso lo encontré aquí, donde vivo. A continuación, una cita escrita en el texto de Pizarnik:
Habitar || Fotografías de Guadalupe Minutti Pérez
Las ocho fotografías que aquí se presentan no están pensadas como una serie. De hecho, cada una puede apreciarse de forma independiente, pero todas nacen, eso sí, de la fascinación e inquietud que me produce fotografiar el cuerpo desde todas las posibilidades en diferentes momentos: el cuerpo como experiencia sensorial, en sus diversas formas desde la valoración estética.
Poetizar la vida: la fotografía de Graciela Iturbide
Existe una conocida y maravillosa anécdota sobre los primeros acercamientos de Graciela Iturbide hacia la fotografía. Siendo apenas una niña, disfrutaba de observar y atesorar para sí las fotos que su padre les tomaba a ella y a su familia; hurgaba en el cajón del armario y miraba con fascinación aquellas que robaría para su colección. «Me castigaron varias veces. Yo creo que por eso soy fotógrafa, por rebeldía», dice con una sonrisa en la cara, en una entrevista para Canal 22. Más adelante, cuando cumpliera once años, le regalarían una cámara Kodak. Estos eventos permanecen en la mente de la artista como las primeras expresiones de su deseo de fotografiar el mundo, de inmortalizarlo con la lente.