Parece que a veces los estereotipos dentro del cine acaparan las pantallas con historias sosas, insulsas y repetitivas. Muchas veces es el caso de las comedias que por lo regular se repiten a sí mismas, pero no es el caso de La familia al instante de Sean Sanders.
Pete y Ellie son una pareja madura que ha decidido no tener hijos. Cuando comienzan a arreglar una de las casas que venden, se dan cuenta que añoran una familia. Sin embargo, son demasiado mayores para ser padres y, por tanto, soportar el ritmo de vida que exige un nuevo integrante en la familia. Por esto deciden entrar a un programa de adopción donde podrán convivir por cierto tiempo con sus posibles «hijos adoptivos» y estudiar si funciona la relación. Esto trae una inestabilidad emocional tanto a los adolescentes como a la pareja.