Para ese entonces, mi trote se vio embravecido en la revuelta de los años estudiantiles que acicalaba a los revolucionarios. Su mediocre olor era el de una imitación de ratas de alcantarilla que iba dejando la oleada de contraculturas insurgentes. Las conjeturas de la música noventera se atisbaban en los altavoces de los barrios como copias certificadas de la era de rebeldía en Europa.
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El reflejo – Microrrelato de Roberto Aguilar
En el afán de tener control sobre cada cosa en su vida, Javier planificaba a detalle cada actividad por realizar, había presupuestado cada segundo con el fin de lograr cada uno de sus muchos objetivos: estudios, trabajo, deporte, incluso el tiempo con los amigos y pareja, los cuales estaría por conocer según su agenda. Cada día revisaba nuevamente lo decidido y, dependiendo de sus nuevos intereses, cambiaba ligeramente su plan de vida. Nunca estaba conforme, pues había demasiado que hacer y el tiempo era limitado, por lo tanto, todo debía encajar a la perfección.
San Oriondo – Cuento de Javier Adonay Flores
La madrugada que maté a mi padre, tomé la decisión de mudarme a San Oriondo, un pequeño pueblo en la frontera donde él nació. Rechinaron en mi mente las constantes anécdotas sobre su infancia y lo feliz que fue cazando cangrejos y bajando mangos de los inmensos árboles que ahí crecen. Antes de irme envolví su cuerpo, bajé el agua de la pila y lo tiré adentro; guardé mi ropa, la suya y cinco pesetas que guardaba en una de sus botas.
La cara pútrida del amor y la mitología – Poemas de Alberto Férrera
Levitaba en la marea
Llegué a la tierra titánica, vasta
en hileras de majestuosos fenómenos,
como cuando las zarpas de los riscos,
oníricos, se efervescen en la piedra muerta.
El trago espirituoso – Cuento de Alberto Férrera
Macario Canizales de la Virgen es un santo popular de El Salvador, Sonsonate Izalco, mejor conocido por la tradición como un indígena curandero al que los habitantes adjudican varios eventos milagrosos. Cada año se visita su tumba y se le realizan rituales para invocar su protección a cambio de un poco de guaro.