Hace unos días desperté sin grandes ánimos ni demasiada ilusión. Intenté seguir con mi investigación acerca de 2666 y su relación con la obra periodística de Sergio González Rodríguez, pero después empecé a leer —como consecuencia del hartazgo hacia mi tema de tesis— el último libro de Alejandro Zambra, Literatura infantil. Había leído ya las primeras páginas de ese compendio de ficciones (y autoficciones) un par de meses atrás. Recuerdo haber sido incapaz en ese momento de aguantar la caída de algunas lágrimas. De hecho, mi mejor amigo tuvo una experiencia similar semanas después y, en un arranque de emoción idéntico, decidió comprar un ejemplar del texto para que Zambra en persona pudiera firmárselo y escribirle una dedicatoria.
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Algunos apuntes sobre el “collage”: robar, ensamblar y resignificar el proceso creativo
Collage de Hannah Höch
La belleza es el nombre de algo que no existe
Alberto Caeiro
y que doy a las cosas a cambio del agrado que me dan.
El miedo a la hoja en blanco ha sido uno de los temas que más se ha abordado cuando se trata de hablar de los procesos creativos. Sentarse a escribir frente a la intimidante página en blanco de Word, enfrentarse al intenso y penetrante lienzo vacío o, incluso —y no sé si sea algo personal—, la libreta cuando toca apuntar lo que hay que hacer. Se me ocurrió googlear acerca de este tema y me encontré con cosas como: “Seis pasos para combatir el miedo a la hoja en blanco”, “¿Cómo superar el miedo a la hoja en blanco?”, “Técnicas de dibujo para perder el miedo a la hoja en blanco”, y, sorprendentemente, con la página de una doctora que describe los síntomas de “El síndrome de la hoja en blanco”. Habla acerca de los pensamientos intrusivos, la tensión y la ansiedad que causa el no saber qué escribir. Luego proporciona técnicas de respiración para conseguir una buena oxigenación y que el cerebro esté preparado para enfrentar a capa y espada la terrible hoja vacía. En pocas palabras, el tema ha sido investigado, masticado, reproducido y esparcido tanto por artistas como por psicólogxs. (De tanto escribir la palabra blanco, hasta me dio escalofríos. ¿Será que la razón por la que existen alternativas como el sepia y el modo nocturno en plataformas para leer en digital no es únicamente por cuestiones de la vista? Quién sabe).
No leer en cuarentena: Bloqueo lector
Ilustración de Carlos Gaytan Tamayo
I
Los bloqueos lectores son especialmente graves para las personas que tienen interés en las letras. Provoca ansiedad el hecho de perderse de las últimas joyas editoriales de la literatura. La emergencia sanitaria que causa este incomprensible virus nos recluye en nuestros hogares y nos lanza a nuestra suerte ante un trabajo, unas clases o una muerte digital. Abruma pensar que en internet se pueden encontrar legal e ilegalmente algunos de los mejores libros que los hispanohablantes han escrito. No quiero —¿o no puedo?— leer.