Una jarana, un bajo, una batería, un saxofón, una marimba y el más variopinto conjunto de percusiones conforman la amalgama instrumental que camina de la mano de una voz que en los desgarros del falsete pregona unos versos que entre palabra y palabra, entre letra y letra, dibujan imágenes que saben a tierras lejanas, a tiempos antiguos, a parajes olvidados, a amores perdidos.
Así se conforman los sonidos de La Manta, un grupo nacido en las manos de seis jóvenes que coincidieron en tierras veracruzanas para emprender el camino en busca de una nueva expresión musical que llevara dentro de sí todo un caleidoscopio que trasluciera los colores que brotan del suelo mexicano.