Categoría: Literatura

Reseñas y recomendaciones de libros, reflexiones alrededor de un autor y su obra, lanzamientos de libros.

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La jaula de Adela Fernández

Las grandes figuras de la cultura son tan conocidas que todos terminan sabiendo poco o más bien nada de ellos. Conocí a Adela Fernández por fortuna y casualidad hace dos años y, desde entonces, me convencí de estudiar su literatura. Lo primero que supe, como casi todos, es que fue hija de la relación entre Emilio “El Indio” Fernández y una bailarina cubana que el actor conoció en un viaje. Dada la naturaleza de la casa paterna, Adela vivió rodeada de la farándula artística y cultural del México de mediados del siglo pasado: Dolores del Río, Diego Rivera, Frida Kahlo y todo su círculo llenaban la sala de El Indio y le daban a su hija un trato cercano a una relación de servidumbre.

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Ay, Dios mío, ¿por qué no me has hecho nacer varón? – ‘La ciudad de las damas’ de Christine Pizan

Christine de Pizan fue una mujer italiana que vivió entre los siglos XIV y XV en Venecia. Se dedicó a la poesía, a la filosofía y a los «altos estudios» en la corte de Carlos V de Francia, en donde entró gracias a que su padre se incorporó como astrólogo real. La corte funcionó como su espacio para desarrollarse, pues utilizó la biblioteca y el archivo como fuente de información para formarse como humanista y escritora.

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Algunas palabras en torno a la obsesión

 

Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.

Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.

Son guirnaldas de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.

Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.

Llagas de amor. Federico García Lorca

El hombre es el hombre que hace, el hombre que piensa, el hombre que juega. También, me atrevo a decir, el hombre que poetiza. Poetizar significa nombrar una cosa, encontrar el sonido apropiado para algo. La invención del lenguaje es la acción poética por excelencia, y podemos entender el significado de algo remitiéndonos a su sonido.

OB-SE-SIÓN… la aterradora ob como una cloaca en torno a la cual da vueltas el pensamiento, seguida por la severa repetición de la s, como un zumbido insoportable del que el obsesivo no se puede liberar, rematado por la lápida del acento agudo, que clava para siempre al individuo en la palabra. OB-SE-SIÓN: obsesivo es aquel que se no se puede mover sino en círculos, aprisionado por el cinturón de la ob, incapaz de dar un paso más allá, si no es entre los muros de un inextricable laberinto, donde a cada vuelta se encuentra con la misma idea, la misma imagen, el mismo pensamiento.

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Natalicio de Tennessee Williams: las trampas de la ensoñación

Para Lorena González.

Ahora comprendo el discurso de tu puesta en escena

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Los mejores ejemplos de realismo en el arte son sospechosamente poéticos. Acaso porque ver la realidad con atención es aceptar que ésta es atroz, y que sólo puede ser soportada y justificada, en palabras de Nietzsche, como experiencia estética.

La experiencia estética, sin embargo, se vuelve difícil de mantener en medio del materialismo y la violencia. En medio del espantoso tedio de vivir. «Cuando la felicidad se la ha dado a alguien a pedazos, como a mí, se vuelve uno mezquino y malvado», dice Blanche Dubois, maestra de literatura que huye de su pueblo a casa de su hermana, perseguida por el escándalo, por acostarse con sus estudiantes. «Dios existe, a veces», declara entre los brazos de Mitch, que le devuelve la esperanza de amar… ¿y no es acaso esto lo que esperamos de la experiencia estética? ¿Volver a ver el rostro de Dios? ¿Asegurar un remanso de paz, de alegría, mantener viva la llama un instante? ¿Ese pedazo de felicidad hacerlo eterno por un segundo?